Demasiado pensado
El que todos querr¨ªan. Thuram, habitual central en el Parma, volvi¨® a jugar por la franja derecha. Y de igual modo defendiendo, elaborando en la zona media y definiendo en ataque. Sin el af¨¢n de la polifuncionalidad, este tipo de futbolistas son los que todo entrenador necesita. Con ellos es m¨¢s f¨¢cil ser t¨¦cnico.Barthez, enorme. Los 15 minutos finales resaltaron una figura que hasta ahora Francia no hab¨ªa mostrado durante su participaci¨®n. Con un hombre m¨¢s y el resultado en contra, Croacia repiti¨® el habitual camino de la desesperaci¨®n tirando centros. Los mismos que sin un arquero seguro en el medio permitieron algunos resultados heroicos (Alemania). Barthez tuvo confianza y temple para ir a todas las pelotas a¨¦reas. Si a eso le sumamos el bal¨®n que sac¨® del ¨¢ngulo, encontraremos en ¨¦l a una figura.
?Por qu¨¦ lleg¨® Croacia? Tres defensas en el centro, un volante de contenci¨®n delante de ellos, dos organizadores con cierto talento y dos atacantes. Pero los que verdaderamente le dieron consistencia y peso a este equipo fueron Stanic y Jarni por los costados. En un esfuerzo largu¨ªsimo, convirtieron a los cuatro defensores (Stimac, Simic, Bilic y Soldo) en seis, y a los dos delanteros (Suker y Vlaovic) en cuatro. Croacia fue un equipo plano pero consistente.
Expectaci¨®n incumplida. Cuando se conocieron los semifinalistas todos sentimos que la belleza del f¨²tbol iba a estar bien representada, que los equipos generosos hab¨ªan encontrado premio a su actitud. Sin embargo, la realidad no se ha correspondido con las expectativas despertadas. El juego fue lento, sin m¨¢s riesgos que los necesarios, sin una sola intenci¨®n que naciera de la propia iniciativa. Se vieron buenos jugadores, pero sin din¨¢mica, sin jugar uno para otro, sin movimientos de distracci¨®n... Jugaba s¨®lo el de la pelota y el cercano inmediato. El resto miraba. Y el f¨²tbol son gestos consecutivos que con la participaci¨®n colectiva terminan en jugada. Sorprender es variar la velocidad o inventar la acci¨®n inesperada. Casi no lo consiguieron.
Extra?a suplencia. Henry y Trezeguet ofrecieron a lo largo del Mundial evidencias suficientes para ser titulares. Tengo el h¨¢bito de no juzgar como caprichosas las decisiones de los entrenadores, siempre encierran alguna idea u objetivo. Pero imagino motivos y ninguno me ayuda a entender por qu¨¦ son suplentes.
La final. Hay dos v¨ªas para jugar una final: medir los actos, atribuirle consecuencias y obrar en funci¨®n de ellas, lo que vuelve el f¨²tbol demasiado tedioso; o pensar sin percibirlo, lo que lo vuelve natural y seductor. Si los jugadores revisan cada decisi¨®n que toman, la final ser¨¢ tan ¨¢rida y espesa como las semifinales. Que el Francia-Brasil no ofrezca s¨®lo el atractivo de la incertidumbre.
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