Imagen
Detr¨¢s de cada guerra contempor¨¢nea existe una imagen fotogr¨¢fica que empieza siendo el s¨ªmbolo del acontecimiento y termina por ser incluso m¨¢s importante que el propio suceso. Al final del proceso de destilaci¨®n emocional en las galer¨ªas del cerebro todo se reduce al espanto de una ni?a corriendo por una carretera de Vietnam tras un bombardeo de napalm o a un miliciano con los brazos en cruz que acaba de recibir el impacto de una bala en el largo y c¨¢lido verano del 36. Lo dem¨¢s, que sin embargo es lo sustancial, pierde definici¨®n o se borra casi por completo con los a?os. Entonces uno recompone las escenas y los escenarios de la batalla, incluso la propia guerra, a partir de esa instant¨¢nea que ha logrado imponerse a toda la trama y sustanciarse como un todo que a menudo roza con el arte. Tambi¨¦n en estos d¨ªas hay una imagen que lucha entre otras por alcanzar este mismo rango en el tramo final de una guerra local que est¨¢ forzando capitulaciones con soluciones a medida para problemas personales. A pesar de que existe abundante material gr¨¢fico, y de mucha calidad, sobre esta tormenta seca que estall¨® durante la transici¨®n sobre el origen de la lengua que hablan los valencianos, al final del conflicto s¨®lo va a quedar una foto fija para las enciclopedias. En esa fotograf¨ªa, junto a algunos rostros muy atormentados por el pulso que se libra en el interior de sus conciencias, destaca el semblante festivo del profesor Santiago Grisol¨ªa con un traje gris perla cuya chaqueta le cuelga hasta las rodillas, y con una corbata negra llena de genomas blancos metida en el pantal¨®n. El presidente del Consell Valenci¨¤ de Cultura pisa la historia con zapatos de gamuza blanca (lo que fija de manera inequ¨ªvoca las dimensiones de esta guerra), como si estuviera apostado en una m¨¢quina tragaperras de palanca en Las Vegas, a punto de provocar una catarata de d¨®lares y el regocijo en las camareras. A partir de esta imagen tan expl¨ªcita la posteridad tendr¨¢ que recomponer un episodio muy espeso y dilucidar por qu¨¦ tanta adrenalina cristaliz¨® en esta estampa.
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