Material de derribo

LA REPRESENTACI?N. Como si hubiera sido descubierta esta semana la condici¨®n de ni?o revoltoso de Rodr¨ªguez Baj¨®n, esa criatura de Aznar que acaba de dejar la casa del padre, hay que ver c¨®mo se pusieron los representantes del pueblo soberano ante el divertido sarcasmo de ese c¨®mico impagable e incomprendido. Ya el martes, Almunia, pase¨¢ndose por el tolerante espacio de la Residencia de Estudiantes, no le encontraba ni talla ni categor¨ªa para trabajar por cuenta nuestra en lo que el hombre se esforzaba. As¨ª que Rodr¨ªguez se lo pens¨® bien y pidi¨® el finiquito. Juan Jos¨¦ Laborda le hab¨ªa reconocido al menos cierta condici¨®n de actor. Por eso dijo que escenificaba una discrepancia que al PP y a CiU le viene bien para las elecciones que se acercan en Catalu?a. Y Borrell habl¨® de una pol¨¦mica pactada, con la lengua por medio, tan sacrosanta para los nacionalistas, pero siempre menos que los n¨²meros del presupuesto llamados ahora estabilidad. Se entiende que Borrell se pusiera dram¨¢tico y entrara en la representaci¨®n, con la l¨ªnea interpretativa que le marca Boadella, para advertir: "No jueguen con la lengua". Pero ya se sabe que la lengua es un instrumento de juego que, a lo garrulo, manejaba como nadie el actor Rodr¨ªguez. Rajoy, que es un ministro ponderado y algo ajeno a la far¨¢ndula, intercedi¨® en la SER para pedir que no se dramatizara. Pero Rajoy ignoraba que esta farsa necesitaba de la dramatizaci¨®n, del juego con las palabras, de los gestos de dignidad ofendida y de las sorpresas. El papel de caracter¨ªstico de Pujol, que pertenece a la escuela de Pepe Isbert o Rafaela Aparicio, se troc¨® esta vez en el apuntador del guionista: Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Aznar, aunque hab¨ªa rechazado en Galicia cualquier aprendizaje del arte dram¨¢tico bajo el magisterio de P¨¦rez Puig, cambi¨® la direcci¨®n esc¨¦nica por el gui¨®n y aport¨® un muerto: Rodr¨ªguez. Pero el gui¨®n queda abierto y el muerto gui?a el ojo desde las tablas a su autor-director en se?al de complicidad. ?sta no es una obra teatral, es un serial. Atentos.DEGENERACI?N. No he visto el cuadro del pintor Antonio de la Rosa, que seleccion¨® una instituci¨®n madrile?a para exponerlo en sus salas y lo censur¨® despu¨¦s por degenerado. Como uno de quienes lo eligi¨® fue Marcos Ricardo Barnat¨¢n, y conf¨ªo en su gusto, debo pensar que se trata de un buen cuadro. Si as¨ª no fuera, al pronunciarse sobre ¨¦l el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid en t¨¦rminos morales, le ha hecho quiz¨¢ un tributo publicitario inmerecido. Y ah¨ª, quiz¨¢, radique la verdadera degeneraci¨®n. La decisi¨®n de exponer o no una obra debe responder a criterios estrictamente art¨ªsticos, pero de no resultar razonable tama?a obviedad para el director general de la Juventud de la Comunidad de Madrid, har¨ªa bien en sustituir a los cr¨ªticos de arte del jurado por el se?or arzobispo y sus ac¨®litos. La ilustraci¨®n con im¨¢genes del buen camino, poco tiene que ver con el arte, tantas veces guarro. Pero no entenderlo as¨ª da motivo a la creaci¨®n de nuevas escuelas: la escuela madrile?a de la degeneraci¨®n, por ejemplo, encabezada ahora por Antonio de la Rosa.

POSDATA. Para habitantes palaciegos: los materiales de derribo ennoblecen suntuosas casas anodinas, pero quienes los emplean ignoran a veces d¨®nde est¨¢ la carcoma.