Solana
"Los madrile?os tienen el o¨ªdo tan duro que les gusta ir a cenar donde el organillo est¨¦ al lado de sus cabezas, y les place mucho el escuchar los cantos, gritos e insultos de los borrachos, y la noche de esta manera les hace el efecto del sol, para el que tienen tan acostumbrada la vista y los o¨ªdos: sin sol, ruido y sangre de toros son gente muerta".As¨ª escribe Jos¨¦ Guti¨¦rrez Solana en su libro Madrid callejero al hablar de la verbena del Carmen del barrio de Chamber¨ª, que en su tiempo sol¨ªa celebrarse en estos d¨ªas de julio.
La cita sirve para dar la bienvenida a la publicaci¨®n, por parte de la Fundaci¨®n Central Hispano, de las obras literarias del gran pintor. Andaban dispersas, varias de ellas con fragmentos censurados que ahora se incluyen.
"Siendo torpe de mollera como es uno, si alguna vez he escrito ha sido por entretenerme", dicen que dec¨ªa Solana. Y Camilo Jos¨¦ Cela comenta con acierto que "esta actitud no profesional es uno de los elementos que mayores encantos presta a su literatura".
El discurso de ingreso de Cela en la Real Academia, pronunciado hace cuarenta a?os, vers¨® sobre la obra literaria de Guti¨¦rrez Solana y ha sido incluido como pr¨®logo en esta edici¨®n.
Sigue la verbena, tal como el pintor-escritor la vio hace 75 a?os: "Los caballos de los simones son las v¨ªctimas de estas verbenas, que arrastran estos coches llenos de se?oritos borrachos y golfas, y esas mujeres gordas que no pueden andar dos pasos sin ir en coche porque les duelen los pies son muy verbeneras...".
Solana, dice Cela, dio su visi¨®n del mundo con el pincel y con la pluma. Es su propio ilustrador. Su realismo hizo de Goya un as¨¦ptico; de Baroja, un cal¨ªgrafo. Como pintor, como escritor, es solanesco. En la verbena del Carmen: "El cielo est¨¢ lleno de un resplandor amarillento, rodeado de nubes grises y fant¨¢sticas, como una decoraci¨®n de teatro, y parece que la luna, que luce un color amarillo, est¨¢ pintada".
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