"No es responsable romper consensos preexistentes por crear uno nuevo"
Jos¨¦ Antonio Rekondo acaba de concentrar un su libro Bietan Jarrai. Guerra y Paz en las calles de Euskadi, su aportaci¨®n te¨®rica a la pacificaci¨®n, realizada desde su dura experiencia como alcalde de Hernani. Rekondo es cr¨ªtico con la actual pol¨ªtica del PNV y de su partido, Eusko Alkartasuna, de tender la mano a HB y considera irresponsable que haya que romper el consenso institucional mayoritario por integrar a la minor¨ªa que se sit¨²a fuera de ¨¦l. "La quiebra social no requiere constitucionalizar otro acuerdo pol¨ªtico", afirma. Pregunta. ?Ha sido su dura experiencia lo que le ha impulsado a escribir este libro en el que refleja sus reflexiones sobre la estrategia del MLNV. Respuesta. He tratado de buscar explicaciones a los problemas concretos que he vivido en Hernani, y, en cuanto he profundizado un poco, he podido constatar que mis problemas no eran algo que estuviera aislado del conjunto del pa¨ªs, sino su puro reflejo. Me he molestado en contrastar con la teor¨ªa la pr¨¢ctica que me ha rodeado, para entender las estrategias que se dan en el escenario vasco y, particularmente, la del MLNV. Y he tratado tambi¨¦n de hacer una reflexi¨®n pr¨¢ctica sobre la kale borroka para no responder al problema de forma improvisada. P. ?Y a qu¨¦ conclusiones ha llegado? R. Estamos basculando entre dos tipos de pol¨ªticas. La de los que preconizan el aislamiento pol¨ªtico y social, frente a los que pretenden crear una nueva mayor¨ªa pol¨ªtica y aislar socialmente a quienes se oponen a ella. Mi conclusi¨®n es que hay que defender con firmeza las instituciones y buscar una mayor adhesi¨®n a ¨¦stas por la v¨ªa de la integraci¨®n social de todas las sensibilidades. En esta v¨ªa se excluye, por un lado las posiciones de los duros, que persiguen segregar socialmente a quienes no est¨¢n de acuerdo, y, por otro, a los que, por su af¨¢n de integrar a unos, son capaces de romper el actual consenso institucional y segregar a los que consideran inmovilistas. No me parece responsable que, por incorporar a algunos que est¨¢n fuera de ese marco de convivencia, haya que romper el actual consenso. Me parece m¨¢s oportuno consolidar lo que tenemos y, a trav¨¦s del trabajo en las instituciones que consagran el consenso pol¨ªtico que existe, ir integrando a todos con la pol¨ªtica del d¨ªa a d¨ªa. P. Su conclusi¨®n entra en contradicci¨®n con la din¨¢mica actual, en la que el marco estatutario est¨¢ siendo cuestionando por los partidos nacionalistas. R. Ciertamente, pero para m¨ª el Estatuto de Autonom¨ªa no est¨¢ en absoluto muerto. P. ?Cuales son los valores que ve en ¨¦l? R. Principalmente el del consenso. El Estatuto no hay que utilizarlo como un arma de compromiso, cuyo desarrollo se condicione a que los partidos nacionalistas se impliquen en la senda constitucional. El Estatuto es un compromiso con el pueblo vasco y hay que hacer una interpretaci¨®n pol¨ªtica e institucional del texto, lo que excluye la interpretaci¨®n dogm¨¢tica y la centralista. Pero su valor como consenso hay que trabajarlo, y corresponde a los parlamentarios vascos desarrollarlo. P. Plantea integrar socialmente a trav¨¦s de las instituciones, pero ¨¦stas no han logrado incorporar a ellas a toda la sociedad vasca. R. Ese es un proceso largo que no se va a resolver en veinte, treinta o cuarenta a?os. Estoy convencido de que la quiebra social que puede existir no requiere, en su fundamento, constitucionalizar otro acuerdo pol¨ªtico. Actualmente, la sutura de los elementos de fractura social en Euskadi no est¨¢ ligada a las posibilidades de la Disposici¨®n Adicional Primera de la Constituci¨®n, sino a construir una Administraci¨®n integradora, con vocaci¨®n de servicio, a la toma de conciencia de que el futuro econ¨®mico est¨¢ en nuestras manos y a que diferentes identidades comunitarias puedan coexistir, convivir y enriquecerse. P. Pero los partidos nacionalistas han orientado su apuesta en la b¨²squeda de un nuevo consenso de "construcci¨®n nacional" con HB. R. Hay opiniones que defienden la creaci¨®n de esa mayor¨ªa pol¨ªtica, que, a mi juicio, ser¨ªa un error. Repito que no me parece responsable romper consensos preexistentes por crear uno nuevo. A los que est¨¢n extramuros del sistema hay que convencerles a trav¨¦s de una gesti¨®n institucional eficaz, capaz de resolver los problemas concretos, y que reduzca el desapego del ciudadano hacia sus instituciones. P. Tal y como usted conoce al mundo de HB-KAS, ?cree que esos planteamientos son suficientes para integrarlo? R. El MLNV tiene una estrategia premeditada y antisistema, pero estoy convencido de que los 150.000 votantes que tiene no est¨¢n juramentados para destruir el sistema. Tenemos un movimiento revolucionario que, al menos en determinadas zonas, condiciona la vida cotidiana, y creo que no se est¨¢ atinando en la forma de combatirlo. La soluci¨®n que yo veo est¨¢ basada en una mayor firmeza institucional y en m¨¢s integraci¨®n social, lo que supondr¨ªa el aislamiento de quienes quieran utilizar el crimen y la violencia como arma de poder pol¨ªtico. As¨ª ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil perseguir y castigar a ¨¦stos si no respetan las reglas de juego. P. De su planteamiento se deduce que no cree que en la actual Mesa Nacional de HB hay un movimiento de fondo. R. Lo que est¨¢ planteando Arnaldo Otegi no es nada nuevo y est¨¢ escrito como la segunda parte del programa Oldartzen, en el oto?o de 1996. Se planteaba que HB se hab¨ªa centrado excesivamente en el tensionamiento y necesitaba recuperar su papel aglutinador para mejorar su capacidad de atracci¨®n y establecer escenarios de colaboraci¨®n. En la asamblea de Gazteiz, que celebr¨® recientemente HB, hablaban de "victoria". Un acuerdo pol¨ªtico ser¨¢ efectivo en la medida en que conlleve un panorama de integraci¨®n social, de conciliaci¨®n, no en la medida en que sea un paso m¨¢s en la escalera que les lleve, poquito a poco, a avanzar en sus reivindicaciones. P. Su planteamiento est¨¢ en las ant¨ªpodas de la pol¨ªtica de pacificaci¨®n de Eusko Alkartasuna, su partido. ?Qu¨¦ le dicen? R. Me ha gustado que digan que respetan mis opiniones, porque dentro de mi partido las hay muy distintas. Aunque me gustar¨ªa que fueran refutadas, porque as¨ª se generar¨ªa una din¨¢mica de debate que me parece interesante en la sociedad vasca. P. Usted defiende la firmeza pol¨ªtica que preconiz¨® en su d¨ªa el Pacto de Ajuria Enea y el valor del consenso que supuso el Estatuto. ?No cree que, sin embargo, se camina en una direcci¨®n contraria, que se ha activado el frentismo? R. En este momento hist¨®rico es muy importante mantener los consensos pol¨ªticos, uno de los cuales es precisamente el Estatuto, cuyo ¨²nico l¨ªmite es la voluntad del pueblo vasco, y la Disposici¨®n Adicional. Pero es cierto que entre los partidos del Pacto se ha ido retrocedido en este consenso debido a las ofensivas del MLNV y ETA, as¨ª como a la presi¨®n de los que permanentemente han estado, bajo la etiqueta de la distensi¨®n, reclamando la necesidad de un acuerdo entre ETA y el Estado. P. ?Est¨¢ aludiendo al papel jugado por Elkarri y ELA, a los que critica en su libro? R. Estoy aludiendo a todos los que, hasta en los momentos m¨¢s crudos, han levantado y vendido la bandera de la necesidad de un gesto unilateral [de los dem¨®cratas] para que los que est¨¢n encerrados en s¨ª mismos puedan abrirse. P. ?Cree entonces que HB no se ha movido, mientras que s¨ª lo han hecho los partidos nacionalistas del Pacto? R. HB se sigue sin mover. En el s¨ªmil irland¨¦s, su posici¨®n se asemeja a los seguidores de Paisley. Mantiene sus planteamientos y busca la derrota de los partidos democr¨¢ticos. Lo que est¨¢ haciendo es mantenerse firme en sus posiciones y buscar la derrota del adversario. No busca la conciliaci¨®n, y tampoco que no haya vencedores ni vencidos.
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