Una mala novela policiaca
La investigaci¨®n que condujo al desmantelamiento se inici¨® hace un a?o
"?C¨®mo han podido ser tan tontos?", se preguntan en los medios ciclistas. "?C¨®mo han podido los del Festina ser tan tontos de seguir actuando como si nada pasara?". La detenci¨®n de Willy Voet el 8 de julio conduciendo un coche del equipo cargado de sustancias dopantes no fue un hecho casual. Tampoco fue el producto de un chivatazo. Fue, simplemente, el primer golpe certero de una investigaci¨®n policial que llevaba casi un a?o en marcha. Se sab¨ªa que la EPO y otros productos dopantes eran moneda corriente en los equipos, se conoc¨ªan todos los canales y medios de aprovisionamiento de sustancias inencontrables en el mercado abierto. Faltaban las pruebas para actuar.Hace casi un a?o, la polic¨ªa decidi¨® investigar al Festina, un equipo con parte de los mejores corredores franceses, pero de capital espa?ol. Adem¨¢s su director, Bruno Roussel, era un hombre independiente y aislado.No formaba parte de las camarillas del poder ciclista en Francia.Un candidato ideal. Durante meses la polic¨ªa fue acumulando informaci¨®n. El juez Patrick Keil dispone de horas y horas de conversaciones comprometedoras grabadas. Dispon¨ªa de ellas antes de dar el golpe contra Voet.
Poco despu¨¦s de comenzar las investigaciones, un golpe de suerte inesperado dio el empuj¨®n definitivo. En diciembre, la Seguridad Social belga se querella contra un farmac¨¦utico de Gante sospechoso de haber defraudado impuestos. La polic¨ªa fiscal registra su oficina y descubre facturas y albaranes de grandes pedidos de EPO. Interrogado, el farmac¨¦utico declara que los hab¨ªa encargado a Holanda a petici¨®n del doctor Ryckaert. La polic¨ªa profundiza en la investigaci¨®n y descubre rastros de transferencias en los que supuestamente aparece el nombre de Roussel. Tambi¨¦n se publican noticias de un registro en el despacho del m¨¦dico. Seg¨²n algunas fuentes, los investigadores descubrieron en su ordenador una hoja de c¨¢lculo con los nombres de los corredores del Festina tratados por Ryckaert, sus tarifas y su protocolo de tratamiento. Ryckaert se querell¨® por difamaci¨®n contra el farmac¨¦utico, pero el juez belga sigui¨® trabajando en el sumario.
Estas noticias alentaron a la polic¨ªa francesa en la misma medida en que empezaron a crear cierta sensaci¨®n de zozobra en el Festina. Miguel Moreno, el director cordob¨¦s que inici¨® la aventura del equipo con Miguel Rodr¨ªguez, empez¨® a decirle al patr¨®n que hab¨ªa que deshacerse del m¨¦dico, que la cosa pod¨ªa acabar en esc¨¢ndalo. Rodr¨ªguez no atiende a su consejo. Moreno es un director desplazado (su contrato con Festina es de conductor) cuyo peso en el equipo es m¨ªnimo. Todo el poder de decisi¨®n lo tiene Roussel. A finales del 97 tambi¨¦n abandona el barco el nutricionista, Denis Rich¨¦, uno de los hombres de confianza de Roussel y que en los ¨²ltimos d¨ªas ha declarado que el director franc¨¦s hab¨ªa empezado a hacer cosas raras llevado por la necesidad de ¨¦xito. La polic¨ªa, que conoc¨ªa todo el funcionamiento interno del equipo, y las idas y venidas de sus hombres, decide actuar, pero antes deja pasar el tiempo. Necesita una fecha elegida, un d¨ªa en el que la atenci¨®n del mundo est¨¦ volcada en el ciclismo. Las v¨ªsperas del Tour, el momento ideal. El 7 de julio, martes, desembarcan en el almac¨¦n del equipo en las cercan¨ªas de Ly¨®n. Su registro no da resultado. Encuentran algunos anabolizantes y diur¨¦ticos enmascaradores. Poco cosa. El masajista se hab¨ªa llevado la parte gorda camino de B¨¦lgica. Encargado de llevar el cargamento de sustancias prohibidas a Dubl¨ªn, el masajista sube con su coche cargado a Par¨ªs y all¨ª coge el Fiat Marea que el Tour ha asignado a su equipo. Todos sus movimientos son seguidos. Sube a pasar la noche del martes a Gante, donde visita a Ryckaert para recoger algunos productos que le faltaban. A las 6.30 de la ma?ana del mi¨¦rcoles 8, cuando intenta pasar a Francia por carretera, es detenido.
Espectacularidad
Arrestado varios d¨ªas en una comisar¨ªa en Lille, el masajista, que al principio lo niega todo, termina confesando e implicando a Roussel y a Ryckaert. S¨®lo era cuesti¨®n de tiempo la detenci¨®n de ¨¦stos. La polic¨ªa les deja madurar en la duda. El mi¨¦rcoles 15 act¨²a con toda la espectacularidad imaginable: detenci¨®n casi televisada de Roussel al llegar a meta, registro televisado de sus habitaciones en el hotel, precintado de las mismas. Detenci¨®n del m¨¦dico. Psicol¨®gicamente, la polic¨ªa hab¨ªa vencido.Roussel llevaba cuatro d¨ªas sin dormir cuando es trasladado a la comisar¨ªa de Cholet. Resiste a duras penas en un estado f¨ªsico lamentable, pero a las 30 horas cede. Antes lo hab¨ªa hecho Ryckaert, a quien la polic¨ªa le hab¨ªa recordado su affaire en B¨¦lgica. "Nos han traicionado", dicen los miembros del equipo que segu¨ªan en el Tour. "Para salvar su pellejo han preferido matar a los corredores". Trasladados a Lille, en presencia del juez, y aconsejados por su abogado (que se ha cambiado de chaqueta: entr¨® en el caso para defender al equipo y acabar¨¢ defendiendo a los que lo han incriminado), declaran y explican "las condiciones en las cuales estaba organizada entre la direcci¨®n, los m¨¦dicos, el masajista y los ciclistas una gesti¨®n concertada de aprovisionamiento de productos dopantes para los ciclistas". "El objetivo", declar¨® Roussel, "era mejorar las prestaciones bajo estricta vigilancia m¨¦dica para evitar el aprovisionamiento personal y salvaje de los corredores en condiciones de hacerse un grave da?o a su salud".
A las 2 de la ma?ana del s¨¢bado, en un sal¨®n del lujoso hotel algunos auxiliares y t¨¦cnicos del equipo hablan del futuro. ?Qu¨¦ pasar¨¢ con el equipo? Si la sociedad de Roussel ha recibido ya de Festina los 35 millones de francos de su patrocinio pueden encontrarse sin un duro corredores y dem¨¢s miembros. Las cuentas de Roussel, as¨ª como sus propiedades y su casa, han sido inmovilizadas por el juez. Y si a¨²n no ha transferido Rodr¨ªguez todo el dinero, puede que no lo haga nunca. A los corredores el contrato los vincula s¨®lo con la sociedad de Roussel, quien es ahora un hombre que ha roto con Festina. Algunos empezaron ya a hablar con sus representantes y abogados. Rodr¨ªguez a¨²n no les ha hablado del futuro. S¨®lo les ha dicho que les apoya.
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