Un regulador fuerte
El Congreso de Estados Unidos ha aprobado esta semana una partida presupuestaria para aumentar la financiaci¨®n al Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyas arcas estaban exhaustas tras los pr¨¦stamos concedidos en los ¨²ltimos meses a diversos pa¨ªses asi¨¢ticos en crisis (Corea del Sur, Tailandia, Indonesia) y muy recientemente a Rusia. El Congreso, dominado mayoritariamente por los republicanos, ha autorizado una cantidad muy inferior de la que se hab¨ªa comprometido a aportar el presidente Clinton, pero la actitud ha sido considerada como el punto de partida para un mayor compromiso con el FMI.Para ayudar a Rusia a salir de su pr¨¢ctica suspensi¨®n de pagos, el FMI hab¨ªa tenido que acudir a una l¨ªnea de cr¨¦dito de emergencia; si no hubiera sido as¨ª, la liquidez del Fondo habr¨ªa ca¨ªdo por debajo del nivel que tradicionalmente se ha considerado prudente. Con lo que se producir¨ªa una nueva paradoja: el organismo que debe acudir en auxilio de los pa¨ªses miembros en problemas, en dificultades por su propia insolvencia.
El papel del FMI, una de las instituciones de Bretton Woods, se ampl¨ªa en un mundo en el que existe libertad absoluta de movimiento de capitales. Independientemente de la necesidad de que se profundice en la definici¨®n de lo que Robert Rubin, secretario del Tesoro norteamericano, ha denominado nueva arquitectura financiera internacional, casi todos los expertos coinciden en que la globalizaci¨®n ha determinado un sistema m¨¢s vol¨¢til y vulnerable, y, por tanto, con mayores riesgos sist¨¦micos; para paliar esas contingencias se requiere de un organismo -el FMI- poderoso, capaz de prevenir y corregir las crisis financieras y de arbitrar en el sistema internacional de pagos.
El director gerente del FMI, el franc¨¦s Michel Camdessus, ha advertido de las dos condiciones centrales que se requieren para que el regulador sea influyente: que se renueve el consenso sobre el papel del FMI en el mundo y que tenga recursos para operar. Respecto a la primera, en los ¨²ltimos tiempos se han multiplicado las cr¨ªticas sobre la acci¨®n del Fondo en los pa¨ªses asi¨¢ticos; la corriente opositora al FMI ha partido fundamentalmente de los economistas ultraliberales que opinan que el precio de la intervenci¨®n casi siempre es superior al de la no intervenci¨®n. Estas cr¨ªticas tienen dos contenidos: no se puede utilizar el dinero de los contribuyentes de los pa¨ªses miembros del Fondo para salvar a los inversores que han arriesgado y han perdido su dinero; y los malos inversores deben pagar muy caras sus decisiones heterodoxas y servir de escarmiento a los especuladores que quieran imitarlos en el futuro, en otros lugares del mundo.
En cuanto a los recursos necesarios, han sido los republicanos norteamericanos, aquejados de la enfermedad del aislacionismo pol¨ªtico y econ¨®mico, quienes m¨¢s reparos han puesto a la actividad del FMI. Recu¨¦rdense algunos de los condicionamientos que pon¨ªan para votar al aumento de la contribuci¨®n norteamericana al FMI: auditor¨ªa de las cuentas del organismo (atenci¨®n a la investigaci¨®n interna que ha abierto en su seno el Banco Mundial, una instituci¨®n hermana del FMI, por corrupci¨®n y cobro de comisiones ilegales); requisitos m¨¢s estrictos a los pa¨ªses que solicitan los paquetes de ayudas crediticias, y denegaci¨®n de los pr¨¦stamos solicitados por los pa¨ªses que ?promuevan el aborto!, esto ¨²ltimo defendido por los representantes m¨¢s derechosos. Clinton prometi¨® luchar contra las tendencias aislacionistas.
El FMI tiene ante s¨ª dos retos: demostrar que sus recetas est¨¢n teniendo ¨¦xito en Asia y legitimar su medicina econ¨®mica, puesta en cuesti¨®n de manera muy abierta por bastantes analistas, y asimilar sus nuevas funciones, aprobadas en su ¨²ltima reuni¨®n de primavera, celebrada en el mes de abril en Washington. ?stas consisten en lanzar advertencias confidenciales, en un primer momento, a los pa¨ªses miembros a los que que considere en peligro de colapso financiero, y, si estas recomendaciones discretas no obtuvieran ning¨²n resultado, el FMI se reserva la facultad de hacer las advertencias de modo p¨²blico. Un ¨®rdago que el Fondo todav¨ªa no ha usado en ninguna ocasi¨®n.
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