Ullrich cede el liderato a Desbiens
Ning¨²n espa?ol en una escapada consentida que cambia la cabeza del Tour
Victoria francesa y l¨ªder franc¨¦s. Los espa?oles hicieron mutis. Jornada completa para el aficionado local en la tarde del domingo. Ullrich no parece ser de los que imponen severas restricciones sobre el pelot¨®n. La t¨¢ctica recuerda a la de Indur¨¢in, el hombre del golpe certero y la econom¨ªa de esfuerzos. Quienes esperaban que el Telekom tomara el mando de las operaciones en pose dictatorial se han vuelto a equivocar: los chicos alemanes est¨¢n preparados para la estricta defensa de su l¨ªder y actuar¨¢n cuando la situaci¨®n lo demande. Durante una semana, el Telekom hab¨ªa dejado aislado a su sprinter (Zabel), se?al inequ¨ªvoca de que s¨®lo buscan la victoria final.Bien pronto, el pelot¨®n se dio perfecta cuenta de que el Telekom dejaba libertad de movimientos. Se produjeron los saltos de rigor, el nerviosismo de costumbre, y el asunto fructific¨® con una escapada de siete corredores, tres franceses (Durand, Desbiens y Gaumont), tres italianos (Tafi, Sacchi y Mazzoleni) y un finland¨¦s (Laukka). Se ech¨® en falta la presencia de un espa?ol, sana costumbre en algunas otras ¨¦pocas. Pero los espa?oles no estuvieron vivos, no se sabe muy bien por qu¨¦. Cierto es que algunos deben respetar la disciplina de equipo (los del ONCE-Deustche Bank, empe?ados en la defensa numantina de las aspiraciones de Jalabert). Cierto es que otros andan todav¨ªa reconsiderando la cuesti¨®n (los Banesto est¨¢n entre si proteger a Olano o buscar alternativas). Menos comprensible es que no lo consigan los del Kelme y el Vitalicio, cuyo objetivo es ganar alguna etapa. Lo intentaron Vidal (Kelme) y Prudencio Indur¨¢in (Vitalicio), pero causaron baja por falta de fondo o de fortuna.
Formada la escapada buena, el pelot¨®n descans¨® y los fugados comenzaron una larga trayectoria que dio con ellos en la meta con una diferencia pr¨®xima a los ocho minutos. La certeza de que Ullrich perd¨ªa el maillot amarillo no provoc¨® el m¨¢s m¨ªnimo movimiento de cejas en el cuartel general del Telekom. No muy lejos de la meta, fue cuando se puso en cabeza acompa?ado por el ONCE. La maniobra ten¨ªa mucho m¨¢s que ver con el protocolo que con la estrategia.
Laurent Desbiens, 28 a?os, ganador de una etapa del Tour hace un a?o, se convert¨ªa en el nuevo l¨ªder de la carrera, una experiencia que le durar¨¢ un tiempo prudencial, ef¨ªmero tal vez. No importa: ser maillot amarillo del Tour al menos una vez en la vida es una distinci¨®n con la que sue?an muchos ciclistas. No as¨ª los espa?oles, que nunca lo intentan salvo cuando el asunto se eleva a mayores. Es curioso, el ciclismo espa?ol suma ocho Tours de Francia entre cuatro corredores, pero s¨®lo otros tres fueron maillot amarillo al menos un d¨ªa (Poblet, Errandonea y San Miguel). No parece ser ¨¦sta una aventura que les motive. Mal hecho: el riesgo, la utop¨ªa, es una de las esencias de la ¨¦pica del ciclismo. Y nuestros ciclistas de ahora empiezan a mostrar poco sentido de la ¨¦pica. Demasiado puls¨®metro y demasiada disciplina: en el pelot¨®n se va m¨¢s c¨®modo de 12 de la ma?ana a cinco de la tarde. Es como fichar y esperar a fin de mes para cobrar.
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