La distancia entre las crisis convulsivas y la epilepsia
Unos 300.000 espa?oles est¨¢n afectados por la descompensaci¨®n neuronal
Por unos d¨ªas, millones de hinchas del f¨²tbol de todo el mundo se han convertido este mes en aficionados a los misterios de la neurolog¨ªa. ?La causa? Dilucidar las razones del malestar que impidi¨® a la estrella de la selecci¨®n de Brasil, Ronaldo, participar en el partido decisivo del Mundial de Francia. Hoy todav¨ªa el episodio no se ha terminado de aclarar desde el punto de vista m¨¦dico.
Se habl¨® de una convulsi¨®n de 30 segundos de duraci¨®n, de sofocos, de una crisis de estr¨¦s, y de un presunto ataque epil¨¦ptico, en suma, un amasijo de especulaciones confusas que hizo pertinente la pregunta: ?basta un episodio de convulsiones para diagnosticar epilepsia?, y junto con ella, otra de tipo m¨¢s b¨¢sico, ?qu¨¦ se entiende hoy por tal enfermedad?
Para el primer interrogante los especialistas tienen una respuesta contundente: no. Una crisis convulsiva aislada no supone en modo alguno epilepsia; s¨®lo si los ataques se reiteran corresponde hablar de tal trastorno.
Incidentalmente, una persona puede padecer movimientos espasm¨®dicos sin ser epil¨¦ptico; tal es el caso de los alcoh¨®licos con el s¨ªndrome de abstinencia o de ciertos ataques sufridos por los diab¨¦ticos. Para que haya un diagn¨®stico de epilepsia (del griego epilambanein, que significa agarrar) se requiere que las convulsiones se manifiesten de forma reiterada.
La recurrencia de los ataques indica un trastorno de fondo del sistema nervioso, el origen de la sucesi¨®n de descargas neuronales que sacuden al enfermo. En lugar de trasmitir impulsos el¨¦ctricos de forma ordenada, las neuronas epil¨¦pticas se excitan todas a la vez, generando una tormenta cerebral.
Semejante hiperactividad resulta del desequilibrio de los mecanismos regulatorios de la actividad neuronal, entre los agentes qu¨ªmicos que act¨²an de freno y los que hacen de acelerador, explica Juan Lerma, investigador del Instituto Ram¨®n y Cajal, de Madrid.
Factores desencadenantes
Las razones de dicha descompensaci¨®n se conocen s¨®lo en un 50% de los casos, del resto se ignora todav¨ªa la causa.Entre los factores desencadenantes figuran las predisposiciones gen¨¦ticas -algunos genes responsables ya est¨¢n identifi-cados-; los da?os neurol¨®gicos causados por tumores o traumatismos; y las infecciones pedi¨¢tricas tipo meningitis o encefalitis.
En Espa?a la enfermedad afecta a unas 300.000 personas (en torno al 0,8% de la poblaci¨®n general ), una proporci¨®n propia de un pa¨ªs desarrollado, seg¨²n los expertos. En los pa¨ªses pobres, el porcentaje de afectados se dispara, debido al gran n¨²mero de ni?os nacidos con da?o cerebral a causa de la falta de ox¨ªgeno en partos practicados en malas condiciones. Tambi¨¦n influye el mayor impacto de las enfermedades infecciosas en la infancia m¨¢s desfavorecida.
La epilepsia se suele manifestar muy temprano, antes de los 14 a?os en la gran mayor¨ªa de los casos. Un adecuado tratamiento e informaci¨®n sin dramatismos permiten a estos afectados hacer una vida plenamente normal. El desconocimiento y el miedo en torno a esta enfermedad hace que hoy todav¨ªa muchas familias oculten los s¨ªntomas en su entorno m¨¢s cercano.
La imagen m¨¢s difundida del epil¨¦ptico es la de una persona tirada en el suelo, dando patadas, mordi¨¦ndose la lengua y echando espumarajos por la boca. En realidad, ese cuadro ¨²nicamente se corresponde con el caso extremo de la epilepsia generalizada.
Pero las epilepsias son un mundo en s¨ª mismas. Las hay que se presentan en formas leves, circunscritas a la agitaci¨®n de la mano o las muecas compulsivas de la boca, e incluso las hay sin la presencia de convulsiones. Es el caso del llamado petit mal, variante por la cual el enfermo entra espor¨¢dicamente en un estado ausente, quedando desconectado por unos instantes del mundo exterior.
Hoy, el 80% de los afectados por alg¨²n tipo de epilepsia logra controlar sus s¨ªntomas con medicaci¨®n. La acci¨®n terap¨¦utica de los f¨¢rmacos utilizados actualmente consiste en inhibir qu¨ªmicamente la actividad de las neuronas epil¨¦pticas.
Los pacientes refractarios a los f¨¢rmacos disponen de otras dos alternativas: la implantaci¨®n de una especie de marcapasos que inhibe las crisis mediante estimulaci¨®n el¨¦ctrica del nervio vago -recomendada en ciertos casos muy especiales-; o bien recurrir en ¨²ltima instancia a la cirug¨ªa.
La intervenci¨®n quir¨²rgica comprende distintos procedimientos, que van desde la extirpaci¨®n del foco epil¨¦ptico, en el caso de que la actividad neuronal anormal se encuentre perfectamente acotada, hasta la desconexi¨®n completa de los dos hemisferios cerebrales. Esta ¨²ltima est¨¢ indicada en los casos de ni?os que sufren hasta 40 ataques diarios y cuya continuidad pone en peligro su existencia.
?xito quir¨²rgico
"Las soluciones quir¨²rgicas han avanzado enormemente en los ¨²ltimos a?os, ofreciendo garant¨ªas muy altas al paciente", afirma Francisco Villarejo, jefe del Servicio de Neurocirug¨ªa del Hospital del Ni?o Jes¨²s de Madrid. "Los ¨¦xitos de las intervenciones rondan el 80%", precisa el cirujano.Unas y otras terapias han conseguido tener a raya las convulsiones, permitiendo a los pacientes desarrollar actividades normales, como conducir autom¨®viles, entre otras. "El ejemplo de Julio Llorente, jugador del Tenerife y epil¨¦ptico, confirma que se puede convivir m¨¢s que aceptablemente con la enfermedad", apunta Villarejo.Las perspectivas se pintan halag¨¹e?as para este colectivo de enfermos. Aparte del avance previsible en cirug¨ªa, tendente a intervenciones menos invasivas, hay fuertes esperanzas depositadas en la investigaci¨®n b¨¢sica.
"El progreso vendr¨¢ de la mano de la identificaci¨®n de los genes implicados", vaticina Juan Lerma, actualmente dedicado al estudio de los receptores neuronales involucrados en la compleja g¨¦nesis de la patolog¨ªa. "Descubriendo las causas espec¨ªficas de cada forma de epilepsia, podremos romper la cadena de la disfunci¨®n general", dice el investigador.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.