La ausencia del "dream team" abre la veda
El Mundial conf¨ªa en la igualdad como factor compensatorio de las figuras ausentes
Diecisiete d¨ªas despu¨¦s de la m¨¢s fastuosa fiesta medi¨¢tica del planeta con la final del Mundial de f¨²tbol, arranca otro Mundial, de otro de los deportes m¨¢s populares, el baloncesto. Si ya de por s¨ª est¨¢ a a?os luz del deporte rey, el baloncesto degrada su Mundial por razones voluntariamente adoptadas -a diferencia del f¨²tbol, concede absoluta preeminencia a los Juegos Ol¨ªmpicos-, defectuosas gestiones de despacho -la FIBA ni ha pesta?eado cuando la NBA ha decidido enviarle un remedo de selecci¨®n- y otra serie de lastres, como las bajas tan lastimosamente centradas en lo que bien hubiera podido ser el dream team europeo: Danilovic, Stojakovic, Divac, Tarlac y Djordjevic, repescado a ¨²ltima hora, pero no en plenitud de condiciones a causa de una reciente operaci¨®n en la rodilla. Ni ¨¦se ni el dream team NBA -el que hubiera sido el cuarto del ensue?o iniciado por Magic Johnson, Bird y Jordan en Barcelona 92- estar¨¢n en el Mundial de Atenas.Es una aut¨¦ntica l¨¢stima, porque siendo favorita la escuadra americana que hubiera tenido que estar en Grecia -Payton, Duncan, Garnett y Hill-, se esperaba una r¨¦plica mayor que nunca a cargo del maravilloso equipo yugoslavo que hubiera podido manejar Zeljko Obradovic, m¨¢s motivado si cabe despu¨¦s de que el embargo decretado por la ONU le impidiera oponerse al dream team II en el Mundial de Toronto hace cuatro a?os y demostrada su solvencia en la final de Atlanta 96 ante el dream team III.
Los yugoslavos no dispondr¨¢n de media escuadra titular, pero mantendr¨¢n aquella motivaci¨®n suplementaria y la de recuperar el cetro mundial que conquistaron de forma rutilante en Argentina 90, aunque en los partidos de preparaci¨®n en los que Espa?a les ha tratado de t¨² a t¨², con una victoria y una derrota por estrecho margen, han demostrado que echar¨¢n de menos a algunas de sus figuras ausentes.
Y EE UU no tendr¨¢ dream team, pero Rudy Tomjanovich, el t¨¦cnico del Houston Rockets y seleccionador, est¨¢ agitando una coctelera que parece explosiva, y a pesar de que no cuenta con jugadores que pudieran formar parte de alg¨²n quinteto titular en la NBA, s¨ª dispone de experiencia tanto en ella como en Europa -el ex p¨ªvot del Bar?a y del Tau, Wood; el ex alero del Madrid ahora en el Alba, Alexis, o el base del Olympiakos, Hawkins-, adem¨¢s de un comando de jugadores con ¨¢nimo de revancha por no haber triunfado plenamente ni en la Liga universitaria (NCAA) ni en la Liga comercial (CBA).
El baloncesto se aferra a lo m¨¢s primario del juego, a una competencia que sobre el papel puede deparar mayor igualdad y m¨¢s sorpresas. James Christie, un periodista que cubri¨® el Mundial 94 para el Global and Mail, resumi¨® entonces una de las claves que ayudar¨¢n a encontrar el lado bueno del torneo que empieza ahora: "El Mundial fue un espect¨¢culo. Un escaparate de gestos. Una lecci¨®n. La ¨²nica cosa que no fue este campeonato, fue una competici¨®n" (EE UU gan¨® por una media de 37 puntos sus partidos).
Justamente lo que ahora m¨¢s se puede esperar: igualdad y competencia. Los griegos sue?an con un t¨ªtulo a domicilio; los italianos se han rearmado despu¨¦s de su subcampeonato europeo en Barcelona 97 y de la vuelta a la primac¨ªa continental de sus clubes; los australianos, campeones del mundo sub 22 y con un equipo que ya ha puesto la directa con vistas a los Juegos Ol¨ªmpicos de los que ser¨¢n anfitriones dentro de dos a?os, son temibles...
?Y a qu¨¦ aspira Espa?a? En las competiciones mundiales, la selecci¨®n espa?ola lleva ya 10 a?os sin ir m¨¢s all¨¢ del octavo puesto, que fue el que ocup¨® en Se¨²l 88, para bajar luego al d¨¦cimo en los mundiales de Argentina 90 y Canad¨¢ 94, pasando por el noveno de Barcelona 92.
As¨ª las cosas y repasando el potencial de lo que se le viene encima -Nigeria para empezar, como en el f¨²tbol, Argentina, Australia y probablemente en una segunda fase Lituania, EE UU y Brasil-, llegar a disputar los cuartos de final el pr¨®ximo 7 de agosto puede resultar un objetivo incluso ambicioso.
El equipo de Lolo Sainz, que ha gozado de una preparaci¨®n en la sombra (la prensa se ha centrado en otros acontecimientos) parece estar lejos, en fin, de la media docena aproximada de selecciones que encuentran motivos para so?ar con el t¨ªtulo. No hay dream team, no hay un favorito claro, y en ello estriba el atractivo del campeonato: de salida, todo es posible.
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