Antropizaci¨®n acelerada
Desde el neol¨ªtico los hombres y las mujeres han modificado, m¨¢s o menos profundamente, la espontaneidad natural en la que est¨¢n situados. Han talado bosques para instalar campos de cultivo, han domesticado diversas especies de animales para su propio provecho y hasta han llegado a convertir en animales de compa?¨ªa carn¨ªvoros muy evolucionados, cuyas condiciones corporales les inclinan m¨¢s bien a la vida salvaje y a la ferocidad que a la vida tranquila en un h¨¢bitat humano. Tambi¨¦n han construido caminos, viviendas y dep¨®sitos para guardar agua, comida y otras cosas. En resumen, toda la naturaleza ha estado y est¨¢ sometida al impacto humano. Est¨¢ antropizada en todas partes, en mayor o menor grado.La tecnolog¨ªa moderna est¨¢ provocando una aceleraci¨®n constante en este proceso de antropizaci¨®n. La reciente cat¨¢strofe de Do?ana es un ejemplo m¨¢s, en este caso negativo, de la influencia de la acci¨®n humana sobre la naturaleza. La acumulaci¨®n enorme de residuos de las minas de Aznalc¨®llar se debe m¨¢s a la cantidad de trabajo de extracci¨®n de mineral que las m¨¢quinas modernas producen en poco tiempo, que no al propio hecho de la extracci¨®n en s¨ª. No es que en condiciones anteriores de la humanidad otros impactos humanos no fueran perjudiciales por ser menores, como las tifus end¨¦micas propias de zonas rurales por infiltraci¨®n en los pozos y fuentes de residuos org¨¢nicos del ganado.
Tambi¨¦n si estudiamos los efectos positivos de esta antropizaci¨®n podemos ver c¨®mo el acelerado aumento en cantidad dibuja un panorama cualitativamente distinto. Pensemos en la rapidez de la implantaci¨®n de la revoluci¨®n verde en enormes pa¨ªses del Tercer Mundo.
Todo esto son obviedades, pero no son aceptadas como tales y tenidas en cuenta en el gobierno de los pueblos. Frecuentemente el ¨²nico discurso asequible es la transformaci¨®n en ¨ªndices econ¨®micos de una u otra pol¨ªtica que se lleva a cabo. No obstante, la referencia a todos los aspectos en los que incide el uso de tecnolog¨ªas avanzadas, deber¨ªa ser explicitada por los responsables de los Gobiernos y captada por todas las personas que forman una determinada comunidad. En concreto, ser¨ªa importante que fueramos capaces de hacernos cargo del cambio que este uso ha supuesto para cualquier objeto al que se refiere o sobre el que act¨²a. Esto supondr¨ªa poder entender hasta qu¨¦ punto esto influye en nuestra econom¨ªa personal, familiar y comunitaria, hasta qu¨¦ punto impacta y en qu¨¦ sentido el entorno en que vivimos, y hasta qu¨¦ punto nuestra vida y la de los nuestros est¨¢ siendo afectada por todo ello.
Casi nunca se oye un discurso que se refiera a los impactos buenos y malos para la humanidad que se siguen de la aplicaci¨®n de la tecnolog¨ªa a un problema o a una situaci¨®n concreta. Los n¨²meros que pueden hacerse sobre las posibles calamidades o ventajas de usar una maquinaria m¨¢s poderosa no acostumbran a calcularse o darse a conocer y, no obstante, no son m¨¢s dif¨ªciles de hacer que aquellos de que tratan las ciencias econ¨®micas.
El ¨²nico discurso pol¨ªtico sobre estos temas se hace desde una perspectiva unilateral y catastrofista, con argumentos basados en lo buena que es la naturaleza y lo mala que es la acci¨®n humana. Este discurso dibuja un aspecto tan parcial de la realidad que choca con el sentido com¨²n y apenas es contemplado y aceptado por la humanidad. Cuando es verdad, los gobernantes l¨²cidos se sienten incapaces de hacer propuestas de acci¨®n realistas y adecuadas, porque les llevar¨ªa al fracaso pol¨ªtico, ya que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n no ha podido interiorizar el problema por la deficiencia de una pedagog¨ªa correcta y seria.
Mucho de esto se reflej¨® en la conferencia de Kioto sobre el cambio clim¨¢tico. De todas estas reflexiones quiz¨¢ convendr¨ªa retener dos hechos: que los procesos de antropizaci¨®n se aceleran constantemente y que estos impactos no pueden ser tratados con la misma perspectiva que cuando eran infinitamente menores. En consecuencia, no se puede tener una actitud meramente pasiva frente a las consecuencias de la antropizaci¨®n si queremos construir un mundo mejor. Hay que gobernar antes, mejor que despu¨¦s.
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