Escaramuzas legales para la destituci¨®n del presidente
Todo lo que est¨¢ ocurriendo en torno al caso Lewinsky, por muy dram¨¢tico y sensacionalista que pueda parecer, no son sino las escaramuzas previas a la gran batalla. Y esa gran batalla no es otra que saber si las conclusiones del fiscal especial, Kenneth Starr, conducir¨¢n a la apertura de un proceso de impeachment (destituci¨®n) presidencial por parte de la C¨¢mara de Representantes del Congreso. Hasta ahora, s¨®lo dos presidentes norteamericanos han sufrido la ignominia de ver iniciados sendos procesos de impeachment: Andrew Jackson, el siglo pasado, y Richard Nixon en el presente. Jackson fue declarado inocente y Nixon present¨® su dimisi¨®n antes de que la C¨¢mara terminara la instrucci¨®n del proceso.
La impresi¨®n que reina en los c¨ªrculos jur¨ªdicos y legales de Washington es que, a la vista de las actuaciones realizadas hasta ahora, ni siquiera el propio Starr est¨¢ convencido de que el informe reglamentario que debe someter al Congreso sobre su investigaci¨®n pueda constituir base suficiente para la iniciaci¨®n de un proceso de impeachment.
Naturalmente, la declaraci¨®n de Lewinsky ante el gran jurado puede cambiar el escenario, especialmente si Clinton no ofrece al pa¨ªs una versi¨®n cre¨ªble de los hechos. Pero ni siquiera la oposici¨®n republicana se muestra muy partidaria de hacer le?a de Clinton. El presidente de la comisi¨®n judicial de la C¨¢mara, el republicano Henry Hyde, que deber¨ªa estudiar el informe de Starr antes de recomendar al pleno de la C¨¢mara la iniciaci¨®n del proceso, declar¨® en enero que su comisi¨®n necesitar¨ªa pruebas de que Clinton hab¨ªa cometido "algo m¨¢s que un pecadillo".
Negativa a comparecer
Orrin Hatch, presidente de la comisi¨®n paralela en el Senado y conservador a ultranza, declar¨® el domingo que la negativa de Clinton a comparecer ante el gran jurado podr¨ªa constituir motivo de iniciaci¨®n del proceso, pero se apresur¨® a a?adir que no deseaba tal cosa.La verdad es que todos, tanto republicanos como dem¨®cratas, act¨²an con la vista puesta en las elecciones legislativas de noviembre, donde se renueva la totalidad de la C¨¢mara de Representantes y un tercio del Senado. Adem¨¢s, los republicanos tienen siempre presente un dato que les impide lanzarse en tromba contra Clinton: el alto grado de popularidad del presidente entre los electores.
Ante esta situaci¨®n, lo m¨¢s probable es que el equipo jur¨ªdico de Clinton pueda conseguir su objetivo de retrasar al m¨¢ximo la declaraci¨®n presidencial ante el gran jurado y que la cercan¨ªa de las elecciones coloque el caso temporalmente en un segundo plano.
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