Aguas termales que no han tenido reclamaciones en 2.500 a?os
Caldes de Montbui vende el mismo producto desde hace 2.500 a?os y nadie ha presentado todav¨ªa reclamaci¨®n alguna: se trata de las aguas clorurado-s¨®dicas y lit¨ªnicas que brotan de las entra?as de la tierra a 70 grados para alivio de padecimientos como inflamaciones, reuma, alteraciones neurol¨®gicas, gota, obesidad y alg¨²n otro mal. "Despu¨¦s de Lourdes venimos nosotros", sentencia Maria Llu?sa Sallar¨¦s, del balneario Vict¨°ria. ?ste es el juego: s¨®lo por voluntad de los dioses es posible disponer de un bien tan original e inagotable. Los romanos percibieron la naturaleza divina de estas aguas y dedicaron estelas de m¨¢rmol blanco a Apolo y a Minerva para agradecerles las mejor¨ªas, que no curaciones, conseguidas en la piscina que construyeron, all¨¢ por el siglo II antes de Cristo, y que se conserva en muy buen estado. Aquellos romanos eran gente sabia y pr¨¢ctica: se sumerg¨ªan en la pileta y aguardaban serenamente a que se produjera el milagro; ni nadaban, ni braceaban. Simplemente se sumerg¨ªan hasta el cuello, le¨ªan a Virgilio, daban gracias a las fuerzas ocultas por los servicios prestados y ya estaban en condiciones de redactar de un tir¨®n el c¨®digo civil. Puede decirse que sus tataranietos siguen en lo mismo, ayudados por m¨¢s siglos de experiencia que la que puede tener cualquier otra industria. Miquel Ferret, t¨¦cnico de Cultura y Juventud del Ayuntamiento de Caldes, habla de un termalismo familiar que ha atra¨ªdo permanentemente visitantes al pueblo, pero ha sido poco practicado por sus habitantes. Ramon Sans, administrador del Museo Thermalia, ratifica esta idea y a?ade otra: "Caldes se ha llenado de segundas residencias y est¨¢ bien surtida de urbanizaciones, pero sus inquilinos apenas pisan las instalaciones termales". Es decir, los establecimientos balnearios son de familias locales, pero atienden a familias de fuera del municipio. Sans desciende de una estirpe que en el siglo XVI abri¨® un balneario: Joan Bou puso manos a la obra en 1551 y su nieto, apellidado Riu, cre¨® otro con su nombre que permaneci¨® abierto hasta 1958, cuando lo compr¨® la comunidad religiosa de los Cooperadores de Cristo Rey. Hoy dispone Caldes de tres establecimientos -el Broquetas y el Vict¨°ria, de tres estrellas, y el Vila de Caldes, de cuatro-, una residencia para ancianos con servicios balnearios desde 1363 y una galer¨ªa de ba?os de agua caliente. Sans recuerda que hasta los a?os setenta pod¨ªa uno ba?arse en agua humeante del manantial, en una instalaci¨®n ya desaparecida, s¨®lo por tres duros. La crisis balnearia tras la guerra civil arrambl¨® con casi todo. De los ocho balnearios que hubo a mediados del siglo pasado, s¨®lo aguantaron tres; el Broquetas cambi¨® tres veces de propietario y el Vict¨°ria subsisti¨® porque la familia Angl¨ª "lleva agua caliente en la sangre", seg¨²n Maria Llu?sa, esposa de Josep Angl¨ª, representante de la ¨²ltima generaci¨®n de termalistas hist¨®ricos. "Ahora todo es diferente: los j¨®venes vienen a reponerse, incluso en verano, y los balnearios est¨¢n en auge", asegura Sans. " Hubo un momento en que se lleg¨® a creer que las aguas termales eran s¨®lo para viejos." Lo que mejor resisti¨® todas las crisis fue la fuente del le¨®n que decora desde 1581 una esquina de la plaza de la Font del Lle¨®. Fuesen los tiempos buenos o malos, de ella nunca dej¨® de manar agua a algo m¨¢s de setenta grados, y nunca dej¨® de ser atractiva para los visitantes y prenda de orgullo para los naturales. Los ni?os de todas las generaciones que se recuerdan practicaron alguna vez el juego de poner la mano bajo el chorro y mantenerla el m¨¢ximo de tiempo posible, prueba de imprudencia m¨¢s que de virilidad que va perdi¨¦ndose. -?A qu¨¦ viene lo del le¨®n? -No se sabe a ciencia cierta -se lamenta Jordi Auladell, t¨¦cnico del Ayuntamiento. La magnitud de la crisis alcanz¨® cotas alarmantes. Antoni Campos, propietario del Broquetas desde hace 30 a?os, recuerda que a la Administraci¨®n le cost¨® reconocer la particularidad de hoteles como el suyo. En cierta ocasi¨®n, un funcionario le pregunt¨® sin pesta?ear: "?A¨²n existen los balnearios?". Campos se mantuvo en sus trece y el Broquetas conoce d¨ªas de prosperidad, favorecida por la rehabilitaci¨®n cient¨ªfica de sus aguas medicinales y por una decoraci¨®n que a nadie deja indiferente: el Broquetas debe de ser el ¨²nico establecimiento termal del mundo cuya entrada custodian dos armaduras completas del yelmo a las polainas, que guarda una colecci¨®n de b¨²hos -m¨¢s de 4.000- numerados y clasificados, que amontona objetos de toda ¨ªndole y que prueba que el horror vacui sobrevivi¨® al barroco. El Vict¨°ria es justamente lo contrario: austero, aplomado y sin m¨¢s decoraci¨®n que la indispensable. El jard¨ªn tiene unos pl¨¢tanos de sombra sanos, robustos y regulares, y una piscina suficiente. En el Vict¨°ria tienen algunos hu¨¦spedes a perpetuidad, como Assumpci¨® Torr¨®s Fuquet, viuda del doctor Monegal y madre del colega de El Peri¨®dico Ferran Monegal, cr¨ªtico de televisi¨®n: "Cada d¨ªa voy al quiosco para leer lo que escribe mi hijo". Do?a Assumpci¨® gasta un ¨¢nimo de primera y lleva sus 82 a?os m¨¢s que bien, vive en el balneario desde hace a?o y medio, es experta en el juego de cartas no val a badar y habla maravillas del agua de Caldes y de sus hosteleros: habla con conocimiento de causa porque fue propietaria del hotel Monegal, en la mism¨ªsima plaza de Catalu?a. -?No a?ora Barcelona? -La verdad es que no. Aqu¨ª me encuentro muy bien y mis hijos vienen a verme a menudo. El balneario Vila de Caldes es del mismo propietario que el Broquetas, pero de factura nueva y funcional. Es frecuentado por equipos deportivos, como la selecci¨®n espa?ola de baloncesto, aunque muchos de sus hu¨¦spedes prefieren tratarse en los ba?os del viejo establecimiento de la familia Campos. "Los del baloncesto van al Vila, pero prefieren las termas de aqu¨ª", dice Antoni Campos en su despacho del Broquetas, desde donde dirige su negocio, ajeno a toda l¨®gica est¨¦tica: "Esto a la gente le gusta. Pregunte, pregunte".
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