Extranjeros aut¨¦nticos
Dentro de 30 d¨ªas nacer¨¢ en el hospital Punta Europa de Algeciras un ni?o, hijo de marroqu¨ªes, llegado a Espa?a en el vientre de su madre, en barca clandestina. Pero el marroqu¨ª algecire?o, nacido en la provincia de C¨¢diz, en Europa, no ser¨¢ europeo ni podr¨¢ vivir en Europa: digamos que le falta categor¨ªa. La soberbia nacional suele ser fundamentalmente una cuesti¨®n de brutalidad o prestigio econ¨®mico. Europa parece ser un gran centro comercial con guardias jurados en la puerta: helic¨®pteros y patrulleras vigilando las fronteras y mares con matem¨¢ticos y precisos inventos tecnol¨®gicos, y alambradas pose¨ªdas por robots t¨¢ctiles, ac¨²sticos y visuales, a la caza y captura del visitante fuera de la ley, es decir, pobres. Los marroqu¨ªes son los ¨²ltimos extranjeros aut¨¦nticos que nos visitan, entre las turbas de turistas en uniforme (camiseta Nike & bermudas Nike & chanclas Nike), turistas tan parecidos a nosotros que son nosotros o un espejo de nosotros. Pero a¨²n quedan extranjeros, marroqu¨ªes viejos, polvorientos, por la playa, bajo un zoco de alfombras, en agosto; o j¨®venes, en la gasolinera, extranjeros y so?olientamente estupefactos, extra?os que miran a extra?os y aquilatan si el viaje a nuestro mundo vale el alto precio pagado. Pues el viaje ilegal a Europa es m¨¢s caro que un crucero a la luna. Como en el habitual mercado del turismo, agencias de viaje especializadas, ultrasecretas pero conocidas en todos los suburbios de Marruecos, venden fugas a precios de Temporada Alta y Temporada Baja: entre 5.000 y 25.000 dirhams, seg¨²n sea invierno o verano, le cuesta al marroqu¨ª el breve, peligroso e incomod¨ªsimo paso del estrecho de Gibraltar. Es decir: entre 100.000 y 500.000 pesetas. El salario m¨ªnimo en Marruecos asciende, o desciende, a 1.200 dirhams mensuales. En el mismo peri¨®dico donde leo estos datos, un anuncio me ofrece volar a Roma por 24.000 pesetas, y a Tokio por 106.900. Pero es natural que los marroqu¨ªes paguen precios improbables: no son turistas, sino desesperados, y emprenden una aventura tan improbable como escapar de su propia vida invivible. Posiblemente el tr¨¢fico de viajeros clandestinos sea hoy el negocio m¨¢s floreciente en el norte de ?frica. Quiz¨¢ el programa mejor cumplido de los gobiernos de la zona sea el perfeccionamiento incesante del acoso policial y econ¨®mico a sus s¨²bditos para forzarlos a emprender la fuga. Porque si las fugas aumentan, se firman tratados de vigilancia fronteriza y repatriaci¨®n de clandestinos a cambio de dinero para el pa¨ªs de origen, donde no existe control democr¨¢tico de los ingresos ni de los gastos. Y, m¨¢s ambiciosamente, a largo plazo, la gran evasi¨®n obligar¨¢ a ampliar hasta el norte de ?frica el espacio europeo de riqueza. ?Es inveros¨ªmil? La Europa feliz exclu¨ªa, hace apenas 25 a?os, a Grecia, Italia del Sur, Portugal y Espa?a, criadero de emigrantes ayer, como hoy lo son de turistas. (Una casualidad: junto a la foto de la parturienta marroqu¨ª dice un titular de este peri¨®dico que el consejero de Turismo de la Junta de Andaluc¨ªa apuesta por el turista de calidad y con m¨¢s capacidad de gasto).
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