Fuego a debate
El Parlamento catal¨¢n ha abierto por primera vez en vacaciones para discutir la pol¨ªtica contra incendios del Gobierno de Pujol. No ha sido la ¨²nica diferencia con respecto a otros plenos sobre la misma cuesti¨®n. En 1994, cuando el fuego arras¨® m¨¢s de 60.000 hect¨¢reas de arbolado, CiU aplic¨® su mayor¨ªa absoluta para felicitarse en el Parlamento por su pol¨ªtica forestal. Cuatro a?os despu¨¦s, CiU ha aprendido que deb¨ªa ser m¨¢s humilde pol¨ªticamente, pero la repetici¨®n de la tragedia demuestra que no aprendi¨® aquella lecci¨®n de fuego. Esta semana, sin mayor¨ªa absoluta, ha tenido que aceptar las 57 resoluciones propuestas por el PP, quedando claro qui¨¦n garantiza la estabilidad del Gobierno nacionalista.A cambio, CiU, con la connivencia de los conservadores, ha podido frenar la reprobaci¨®n global a su pol¨ªtica forestal que propon¨ªa la oposici¨®n de izquierdas. Para ¨¦sta, no se trataba de discutir s¨®lo si los movimientos de los bomberos en pleno desastre -26.000 hect¨¢reas quemadas- fueron los m¨¢s convenientes, sino la pol¨ªtica del Gobierno nacionalista sobre el territorio. El que CiU diera la voz en el debate a los consejeros de Agricultura y Gobernaci¨®n, con un Pujol silente en su esca?o, no impidi¨® que el pleno fuera m¨¢s all¨¢ de un an¨¢lisis sectorial sobre pol¨ªtica forestal o antiincendios y se examinara cr¨ªticamente el modelo de Gobierno de Pujol. CiU reaccion¨® a los incendios de 1994 como si fuera un susto, sin modificar sustancialmente su pol¨ªtica forestal a largo plazo. Ahora se han aprobado medidas quinquenales por un importe de m¨¢s de 15.000 millones, destinados a indemnizaciones y pol¨ªtica forestal.
Mientras el responsable de Agricultura, Francesc Xavier Marimon, plante¨® una intervenci¨®n defensiva que irrit¨® a la oposici¨®n por su triunfalismo, el titular de Gobernaci¨®n, Xavier Pom¨¦s, hizo un discurso m¨¢s documentado y autocr¨ªtico. Evit¨®, por ejemplo, descargar la responsabilidad en el hecho, comprobado, de que el origen del fuego estuvo en dos pir¨®manos ahora encarcelados. La Generalitat tiene desplegado un sistema de detecci¨®n de incendios que se muestra eficaz en su extinci¨®n, siempre que pueda atacarlos en sus inicios. Sin embargo, como reconoci¨® Pom¨¦s, la Administraci¨®n catalana tendr¨¢ que corregir los planes para sofocar los grandes fuegos, donde los fracasos son tr¨¢gicamente visibles. Pom¨¦s agradeci¨® la solidaridad de otras administraciones -locales, auton¨®micas y central- en el operativo de julio y tuvo que escuchar desagradables cr¨ªticas a los mossos, que merecieron una comparaci¨®n mordaz con la Guardia Civil de la misma Esquerra Republicana. El desastre evidenci¨® que no est¨¢ resuelta la coordinaci¨®n entre los distintos cuerpos que act¨²an contra el incendio en un ambiente de tensi¨®n y que no est¨¢ definido el papel de los alcaldes en estas contingencias. Por otra parte, las estad¨ªsticas comparativas dejan en mal lugar tanto la modernidad del equipamiento como la estructura de los equipos humanos. Mientras en Alemania o Francia la proporci¨®n entre bomberos profesionales y voluntarios es de uno a diez, en Catalu?a existen 1.600 bomberos y 1.800 voluntarios mal equipados.
El debate suscita reflexiones generalizables. No se trata ¨²nicamente de revisar con urgencia las t¨¢cticas antiincendios cuando el fuego se ense?orea de un bosque. Como se dijo en el debate, los incendios forestales se apagan en invierno. La peor chispa es el abandono de la tierra. Los agricultores y los industriales forestales, sin alicientes, abandonan sus cultivos -que funcionan como cortafuegos naturales- donde el bosque crece a su costa, o no explotan su propiedad. En estos bosques descuidados, desaparecen, por ejemplo, muchos caminos que, el d¨ªa de la desgracia, son b¨¢sicos para la aproximaci¨®n de los equipos extintores, o se pierden puntos de agua que antes estaban localizados. Una pol¨ªtica de prevenci¨®n de incendios pasa tambi¨¦n por la tutela constante de este patrimonio: promoviendo condiciones razonables de explotaci¨®n y, donde ello no sea posible, no fi¨¢ndose de la naturaleza, interviniendo sobre ella, como pudiera hacer un jardinero, para poder seguir disfrutando de sus beneficios paisaj¨ªsticos y medioambientales.
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