Un espadazo se impuso al aburrimiento
En estos tiempos encontrar un toro bravo es como toparse en el asfalto con un pajarito zurdo. Los toros de Julio de la Puerta estuvieron bien presentados, pero los hab¨ªan hecho de m¨¢rmol y soser¨ªa. La corrida, por esa circunstancia, estuvo tan sopor¨ªfera como la tarde misma. Se derret¨ªan los botones de aburrimiento y caloreo.Tan s¨®lo surgieron algunos destellos. Los m¨¢s notables los dibuj¨® el m¨¢s modesto de los tres, el burgal¨¦s, afincado en Vitoria, Jos¨¦ Ignacio Ramos. El espadazo que le dio a su segundo toro fue de los de hace cien a?os, de aquellos que cuentan soltaban los Frascuelo, y m¨¢s tarde Mazzantini y luego Machaquito. Una maravilla de estocada que fue un regalo y un aviso para los toreros que han acostumbrado a los p¨²blicos a ver matar cada vez peor. No pudo lucirse en las dos faenas de muleta ya que su primer toro le esperaba y no embest¨ªa por que era un mansote, y su se qued¨® sin fuerzas. En el apartado de banderillas estuvo mejor en su segundo toro. Dos pares muy buenos, y el otro bueno.
Puerta / Tato, Ramos, Puerto
Seis toros de Julio de la Puerta, sin clase, blandos. El Tato: bajonazo (silencio); ca¨ªda (aplausos). J. I. Ramos: pinchazo, estoconazo (petici¨®n y vuelta); gran estocada (oreja), V¨ªctor Puerto: dos pinchazos, dos descabellos (silencio). Plaza de Vitoria, 8 de agosto, cuarta de feria.
En su primer toro, banderille¨® de manera m¨¢s discreta, no obstante el segundo par fue muy bueno. Con el capote dej¨® unos cuantos lances de buen son. Su espadazo fue gloria bendita. En su primer toro nos gust¨® mucho V¨ªctor Puerto. Lo tore¨® a la ver¨®nica con compostura, remat¨® con una media rodilla en tierra. Antes nos ense?¨® una larga cambiada. Tore¨® por delantales en su quite. Con la muleta llev¨® al marmolillo muy toreado, muy despaciosamente, tomando el andar cansino como se le toma el pulso a un enfermo. Claro que nada m¨¢s poner esto en la p¨¢gina a uno le entra una verg¨¹enza infinita, porque estamos dando m¨¦rito a una labor de enfermeros, cuando a un toro bravo, como debe ser un toro, hay que tener cuidado que no le haga "enfermar" al torero.
Le reprochamos la manera de tirarse a matar a su segundo toro. Lo hizo escap¨¢ndose. Justo en el toro anterior, un torero con coraje y valor se tir¨® como un ca?¨®n. Ese espadazo de Jos¨¦ Ignacio Ramos deber¨ªa tomarse como ejemplo, cuando una tarde se torna aburrida por la falta de clase de los toros. Algo de esto sab¨ªan los aficionados de tiempos lejanos, al dar mucha importancia a la suerte suprema. Y es suprema cuando se marcan los tres tiempos y la mano izquierda vac¨ªa al toro, en tanto la derecha va directa hacia el hoyo de las agujas. Naturalmente que el coraz¨®n es que el mata a los toros (el coraz¨®n de los toreros hasta el coraz¨®n de los toros). Lo dem¨¢s son moner¨ªas de figuritas de mazap¨¢n y otras lindezas, que se las hacen a los gilitoros, con el consentimiento de los grandes p¨²blicos y la bendici¨®n de los taurinos.
El Tato mat¨® de dos bajonazos. El de su primer astado fue de puro esc¨¢ndolo. Es curioso, este muchacho empez¨® matando a los toros, y ahora eso de matar a lo desastroso le parece que est¨¢ muy bien, por lo que se ha dicho: consentimiento y bendiciones. As¨ª va la fiesta.
En cuanto a sus faenas, poco para rese?ar de calidad. Deslucido en su primero. En su segundo, poco m¨¢s, salvo una corta serie de derechazos. Ese toro llevaba peligro.
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