Marruecos guarda silencio
El Gobierno de Marruecos calla sobre el problema de los inmigrantes. S¨®lo el presidente de la C¨¢mara de Representantes, Abdelwahed Radi, de visita en Espa?a hace un mes, se atrev¨ªa a lanzar la pelota al tejado europeo. Radi dec¨ªa que el flujo de inmigrantes se debe a que "hay mucho trabajo clandestino que los europeos ya no quieren hacer". Radi habl¨® de otra red, la de las empresas europeas que emplean a estos trabajadores y les pagan unos sueldos miserables, con los que consiguen ser tremendamente competitivas. Es una uni¨®n de intereses aparentemente irrompible.Seg¨²n una encuesta publicada en un diario marroqu¨ª, el 72% de los habitantes de ese pa¨ªs quiere emigrar y esta cifra se eleva hasta el 89% en los j¨®venes menores de 30 a?os.
Es el caso de Rached Helali, un marroqu¨ª que lleg¨® a Espa?a en 1991, cuando ten¨ªa 18 a?os. Hoy trabaja como alba?il, gana 95.000 pesetas y ya regulariz¨® sus papeles. Su propio padre lo puso en contacto con los mediadores de Tetu¨¢n, para cruzar el Estrecho en patera.
El viaje dur¨® cinco horas. Las olas zarandeaban todo el tiempo la patera. Cuando se llenaba de agua, parec¨ªa que no iba a resistir el peso de las 30 personas a bordo. En esas horas, Rached "se despidi¨® mentalmente de todo".
El billete del viaje lo hab¨ªa pagado su padre. 100.000 pesetas que lo conducir¨ªan a un punto de Espa?a del que no recuerda nada, ni siquiera el nombre. El mediador lo dej¨® en la otra orilla, indic¨¢ndole tan s¨®lo por donde caminar para coger uno de los taxis que llevan inmigrantes al centro de Algeciras y de ah¨ª, el autob¨²s a Madrid.
Rached no olvida las palabras de su padre en el camino de Agadir al hotel, en el que esper¨® seis horas antes de embarcar en la patera. "No se puede vivir en Marruecos", era la sentencia paterna, que sigue escuchando cuando regresa a Agadir y ve a su familia, "cada vez en peor situaci¨®n".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.