Los partidarios del ministro Romay abren un frente contra Cui?a en el PP de Galicia
No se recuerda sacudida m¨¢s honda en el PP de Galicia, ni m¨¢s parad¨®jica, ya que aflor¨® inmediatamente despu¨¦s del congreso extraordinario del 20 de junio, que lo aprob¨® todo con cerrada unanimidad. Tras ese encuentro, los ministros Jos¨¦ Manuel Romay y Mariano Rajoy, vicepresidentes en la anterior direcci¨®n, pasaron a ser figuras decorativas en el partido, que desactivaba as¨ª la conexi¨®n madrile?a, y el secretario general, Jos¨¦ Cui?a, sal¨ªa claramente reforzado. Ahora, Rajoy habla de crisis "en estado de hibernaci¨®n" y los partidarios de Romay no paran de ense?ar los dientes en un clima de exaltaci¨®n a la resistencia frente al cui?ismo. La batalla se librar¨¢ en las listas para las municipales.
"El congreso fue un gran paso un¨¢nime de perfeccionamiento del partido", apreci¨® Manuel Fraga a su t¨¦rmino. Los dos ministros gallegos fueron relegados al gallinero de las vocal¨ªas del nuevo comit¨¦ ejecutivo, y de ah¨ª, como consecuencia de sus plantes y protestas, a una presidencia protocolaria, sin funciones ejecutivas. Ello les aparta, en lo inmediato, de intervenir en la elecci¨®n de candidatos para las elecciones municipales de 1999 y, a m¨¢s largo plazo, afianza el modelo de partido que abandera Cui?a para el posfraguismo.Jos¨¦ Manuel Romay y Mariano Rajoy tienen muchas cosas en com¨²n, pero una diferencia fundamental: Rajoy es un bar¨®n sin territorio. Romay ha desarrollado la implantaci¨®n del PP en la provincia de A Coru?a y la ha hecho suya. Ha sido despojado, sin embargo, de atribuciones decisorias en la confecci¨®n de las listas electorales. De ah¨ª que, con las municipales a la vista -entre septiembre y octubre se decidir¨¢n los candidatos-, sus partidarios tiemblen. De indignaci¨®n, por la arrogancia cui?ista de invadir corral ajeno, y tambi¨¦n porque en ello les va el cargo.
"Habr¨¢ una renovaci¨®n prudente", ha declarado Cui?a a este peri¨®dico. "Pero estoy seguro de que los comit¨¦s electorales actuar¨¢n con racionalidad, como en toda Espa?a". El aparato cui?ista perfila ahora los criterios que deben mandar en las listas, para las que a¨²n no hay candidatos, pero en torno a las cuales se suceden las escaramuzas con inusual virulencia.
Gerardo Conde Roa, brillante diputado auton¨®mico y candidato de Romay a la alcald¨ªa de Santiago, compar¨® el "paso un¨¢nime de perfeccionamiento del partido" que vio Fraga en el congreso del 20 de junio con la unanimidad de los congresos del Partido Comunista en la extinta Uni¨®n Sovi¨¦tica. La respuesta se la dio el presidente de la Diputaci¨®n de Lugo, Francisco Cacharro, que achac¨® a Conde Roa oscuros intereses urban¨ªsticos en sus pretensiones de candidato a la alcald¨ªa compostelana, glos¨® de mala manera su pertenencia al Opus Dei y elev¨® el grado de acidez de la pol¨¦mica, que ahora deber¨¢ dirimir el comit¨¦ de conflictos del partido. Cacharro defiende la opci¨®n de una candidata de su cantera, Mar¨ªa Jes¨²s Sainz, para la alcald¨ªa de Santiago, pero no s¨®lo eso.
El ¨¦xito del cui?ismo en el PP gallego llega acompa?ado por la alianza del secretario general del partido con el citado Cacharro y Jos¨¦ Luis Baltar, presidente de la Diputaci¨®n de Ourense. Los tres, como Romay, son barones con territorio, ayuntamientos, alcaldes, votos... Cui?a aporta al lote la provincia de Pontevedra y un proyecto gen¨¦rico de partido. En A Coru?a, ¨²nica provincia que escapa a la influencia de la troika conservadora, pactaron con C¨¦sar Augusto Lendoiro, presidente de la Diputaci¨®n y del Deportivo y enfrentado a Romay. Pero los alcaldes son del ministro.
Entre los partidarios de Romay hay consejeros de la Xunta, diputados provinciales, auton¨®micos y estatales, y la gran mayor¨ªa de los alcaldes coru?eses. Han recogido firmas de apoyo al ministro, le han organizado actos de adhesi¨®n y han protagonizado ostentosos plantes a otros dirigentes del partido, como hicieron 60 de los 64 alcaldes del PP en la provincia.
Romay y Rajoy no acudieron en julio a la romer¨ªa pol¨ªtica del PP en Monte Faro, que Cui?a promueve y capitaliza desde su primera edici¨®n. Tampoco asistieron a la primera reuni¨®n del comit¨¦ ejecutivo gallego, del que eran vocales. En su ausencia acordaron nombrarles presidentes honorarios sin atribuciones ejecutivas, "como satisfacci¨®n protocolaria y reconocimiento a los servicios prestados", explic¨® Fraga.
Estos escarceos han encrespado los ¨¢nimos y extendido la crisis en el PP y m¨¢s lejos. Seis de las nueve c¨¢maras de comercio y la Confederaci¨®n de Empresarios de Galicia tambi¨¦n han tomado partido en esta pugna interna contra Romay.
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