Detenidos cuatro j¨®venes en Barcelona por dar una paliza a un inmigrante
La Polic¨ªa Local de Sant Feliu de Codines (Barcelona) detuvo ayer a cuatro j¨®venes, de un grupo de ocho o diez, que la noche del mi¨¦rcoles propinaron una paliza a Kabba Barrow, de 35 a?os, un ciudadano de Gambia que trabaja en los servicios de limpieza del ayuntamiento. Uno de los detenidos, David U.V., de 17 a?os, tiene antecedentes policiales por agresiones a inmigrantes africanos. Los otros arrestados, de entre 15 a 21 a?os, pasar¨¢n hoy a disposici¨®n del juzgado de guardia de Granollers.
23.30 de la noche. El ruido del cami¨®n de recogida de basuras interrumpe la tertulia en el bar de Cal Pere, situado en una encrucijada de estrechas callejuelas del corar¨®n de Sant Feliu de Codines. Kabba Barrow desciende del cami¨®n y se acerca al contenedor situado frente a la Font dels Alvars. Como casi cada noche, un grupo de j¨®venes, la mayor¨ªa de los cuales no alcanzan la mayor¨ªa de edad, se hallan congregados en el solar vac¨ªo que hay junto al bar. Como casi cada noche, los j¨®venes se acercan a Kabba o alguno de sus compatriotas que trabajan en el servicio de limpieza municipal, y les lanzan piedras, arrojan contra sus cuerpos globos llenos de agua o les gritan "negros basureros de mierda". Esta vez, a diferencia del resto de noches, Kabba no vac¨ªa a toda velocidad el contenedor para alejarse r¨¢pidamente del lugar. "Dejadme trabajar en paz", les pide dirigi¨¦ndose a ellos con firmeza.Sus suplicantes palabras han sonado a provocaci¨®n entre el grupo de muchachos, y un par de ellos se le acerca por la espalda y le golpea hasta echarle al suelo. Otros siete u ocho les imitan y no paran de darle tortazos y echarle basuras encima del cuerpo y la cabeza. "Negro, te vamos a matar. Hoy mismo vas a morir". El horror y la impotencia se apoderaron de Kabba. "En el bar hab¨ªa por lo menos doce personas, lo estaban viendo todo, o¨ªan mis gritos y nadie sali¨® a socorrerme", explicaba ayer con tristeza Kabba Barrow, postrado en el sof¨¢ de su casa, con un ojo enrojecido, un brazo en cabestrillo y un intenso dolor en la espalda y el cuello. Los gritos del gambiano s¨®lo conmovieron a una pareja con su hija, que acudieron al lugar para ofrecer su ayuda y ahuyentar a los agresores.
La muchachada sali¨® corriendo cuando el conductor del cami¨®n y otro trabajador del servicio de recogida de basuras, tambi¨¦n gambiano, advirtieron que iban a llamar a la polic¨ªa. Horas m¨¢s tarde la polic¨ªa detuvo a cuatro de los presuntos agresores.
"Hab¨ªa el del Volkswagen gris y el del brazo escayolado", explicaba Kabba a un vecino ayer por la tarde. No s¨®lo la polic¨ªa, sino todos los vecinos, conocen nombres y apellidos de cada uno de los muchachos que desde hace tiempo tienen atemorizada a la poblaci¨®n. "Mucha gente de Sant Feliu ha visto como nos insultan, nos tiran piedras, nos destrozan las motocicletas o lanzan petardos contra nuestras casas, pero nadie dice nada. Hay miedo, mucho miedo", afirma Kabba. Su mujer asiente.
La pareja lleg¨® en 1995 a Sant Feliu, pero hace ocho a?os que dejaron su Gambia natal, donde sue?an regresar alg¨²n d¨ªa para reunirse con el resto de familiares que permanecen all¨ª. Hace tres a?os, alquilaron un humilde piso del n¨²cleo antiguo de Sant Feliu, cuyo propietario se deshace en alabanzas a la familia gambiana. "Son una gente estupenda y muy honrada", afirma.
Hasta que lleg¨® a Sant Feliu, a Kabba nunca le hab¨ªan maltratado por ser negro, nadie le hab¨ªa insultado ni apaleado. "Me siento extremadamente mal, soy tan humano como los que me han asaltado esta noche", aseguraba ayer Kabba. Algunos de los agresores son hijos de familias de izquierda de la zona o de Barcelona.
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