"El andaluz puede ser tan emprendedor como pueden ser en otras partes"
Cuando Inocencio Arias apost¨® por la carrera diplom¨¢tica ya estaba convencido de la memez de esa frase en la que se asegura que "hay tres clases de criaturas que, cuando parece que van, vienen, y cuando parece que vienen, se van: los cangrejos, las mujeres y los diplom¨¢ticos". Su trabajo y su conocimiento en materia de pol¨ªtica exterior son, simplemente, un hecho constatable. Pregunta. ?Cu¨¢les cree que son los caminos que debe seguir Andaluc¨ªa en el nuevo siglo y, especialmente, de qu¨¦ lastres deber¨ªa desprenderse? Respuesta. Esta comunidad ha hecho indudables progresos en los ¨²ltimos a?os. Pero, con todo, sigue existiendo una brecha sustancial, visible entre el bienestar diario de los andaluces y el que existe en otras zonas de Espa?a. Esta tierra, no ya por su historia de la que no podemos huir, pero s¨ª por su potencial, por su imaginaci¨®n, por su esp¨ªritu, debe colmar la brecha que hay entre nosotros y otras zonas europeas. Y esa brecha est¨¢ ah¨ª y es visible y palpable. En Andaluc¨ªa yo creo que hay, aunque la gente haya tardado en admitirlo, el potencial humano, la imaginaci¨®n y, ¨²ltimamente cada vez m¨¢s, la voluntad de superar ese desnivel que hay entre nosotros y otros. Hace unos 30 o 40 a?os hab¨ªa en mayores capas de la sociedad una resignaci¨®n, una aceptaci¨®n de que el andaluz era diferente y, al lado del aspecto simp¨¢tico y singular, hab¨ªa un aspecto negativo que la gente aceptada con una cierta resignaci¨®n o desidia. Pero creo que actualmente el sentimiento colectivo ha cambiado. Hay una sensaci¨®n de esa singularidad, pero existe menos aceptaci¨®n de esos aspectos negativos. Ahora hay una sensaci¨®n de que el andaluz puede ser tan emprendedor, tan activo, tan organizador, como pueden ser en otras partes. Y eso es bueno. P. Andaluc¨ªa, por particularidades como su situaci¨®n geogr¨¢fica, es una de las zonas a las que m¨¢s le afectan temas que se est¨¢n convirtiendo ya en prioritarios, como la inmigraci¨®n. R. Se refiere a la inmigraci¨®n en doble sentido. A los andaluces que tradicionalmente se ve¨ªan obligados a abandonar su tierra y a la recepci¨®n. P. S¨ª. Pero especialmente a la recepci¨®n de inmigrantes que llegan a trav¨¦s de Andaluc¨ªa. R. S¨ª. Creo que Almer¨ªa y Andaluc¨ªa se est¨¢n convirtiendo en lugares muchos m¨¢s de recepci¨®n que de emisi¨®n de seres humanos que tienen que buscarse el sustento. Si te paseas por los pueblos andaluces te das cuenta de que estamos empezando a recibir bastante m¨¢s gente de la que sale. En mi opini¨®n, el andaluz se mueve en una contradicci¨®n. De un lado, es una persona amable y hospitalaria. De otra parte hay un sector no despreciable de la poblaci¨®n que, lamentablemente, tiene unas ciertas reticencias hacia los inmigrantes que nos llegan, entendiendo por inmigrantes que nos llegan a los inmigrantes del sur. P. Reticencias que se manifiestan especialmente hacia los inmigrantes que salen de sus pa¨ªses por motivos econ¨®micos. R. A los que llegan por motivos econ¨®micos. Pero tambi¨¦n hay una veta de desconfianza ¨¦tnica. El andaluz, como digo, es abierto. Ha acogido tradicionalmente a las poblaciones sajonas, n¨®rdicas, a las de otros lugares de Europa, incluso al iberoamericano. Pero la figura del moro, el moro entre comillas y no me gusta emplear la palabra pero es la que se emplea aqu¨ª, no est¨¢ totalmente aceptada en condiciones de igualdad, de respeto de solidaridad por un fragmento de la poblaci¨®n que no es muy peque?o. Es un recelo instintivo en hombres y mujeres, personas cultas e incultas, hacia lo que representa el ¨¢rabe o el moro. Hay desconfianza at¨¢vica y totalmente injusta. Se produce con frecuencia una consideraci¨®n del ¨¢rabe que viene a Espa?a buscando sustento, parecida e igualmente humillante a la que existi¨® y contra la que nos levantamos en los a?os cincuenta y sesenta cuando en Europa se acog¨ªa as¨ª a nuestra gente. Dec¨ªamos, con correcta, atinada y justa indignaci¨®n por qu¨¦ nuestros inmigrantes que se hab¨ªan visto obligados a ir a Francia, Alemania o Suiza a ganarse literalmente la vida eran acogidos con desconfianza o considerados gente inferior en alg¨²n sentido. Y ten¨ªamos raz¨®n al indignarnos. Pero ahora nosotros miramos igual a los moros. Aqu¨ª cuando se dice ¨¢rabe es una cosa, puede ser hasta distinguido. Pero al moro se ve de alguna forma inferior, distinto, se ve el otro. Y eso es malo. Yo creo que esto ha sido parcialmente superado en la sociedad andaluza. Pero s¨®lo parcialmente. Ser¨ªa un eufemismo o una huida diplom¨¢tica decir que es algo superado por la colectividad andaluza.
Existe una brecha sustancial entre el bienestar en esta comunidad y el que existe en otras zonas de Espa?a
Inocencio Arias Casado. Tres hijos. Regresa cada verano a V¨¦lez-Blanco (Almer¨ªa), a la casa de sus padres. Dirigi¨® la Oficina de Informaci¨®n Diplom¨¢tica y ha logrado una exitosa trayectoria profesional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.