Los visitantes por turismo superan a los de negocios en Barcelona
De lugar de paso a punto de destino. La ciudad de Barcelona se ha convertido en un destino tur¨ªstico de primera categor¨ªa. El a?o pasado, por primera vez, el visitante tur¨ªstico super¨® al de negocios. Si en 1992, cuando se celebraron los Juegos Ol¨ªmpicos, el puerto de Barcelona recibi¨® la cifra r¨¦cord de 220 cruceros, en 1997 atracaron en Barcelona 417. Los visitantes gastaron en Barcelona 81.791 millones de pesetas, una media de 44.900 pesetas por viajero y 6.500 por d¨ªa en la ciudad. El total de Catalu?a fue de 167.608 millones de pesetas.
En 1997, el 42% de quienes visitaron Barcelona lo hizo por turismo y el 39,5% por cuestiones de trabajo. El resto lo hicieron para asistir a ferias o congresos y por motivos familiares. Barcelona, adem¨¢s, es el principal destino de los espa?oles que visitan Catalu?a ya que recibe al 43% de ellos. Las instituciones se resisten a avanzar las cifras provisionales de este ejercicio, pero todos los indicadores muestran que se ha producido de nuevo un aumento en todos los ¨¢mbitos. El gremio de hoteleros, por ejemplo, ya ha indicado que los hoteles han recibido el 4% m¨¢s de clientes que en 1997 por la misma ¨¦poca. Los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992 pusieron a Barcelona en el mapa del imaginario viajero de todo el mundo. Fue una operaci¨®n de imagen que produjo un impacto cuyos efectos a¨²n perduran. Pero la m¨¢quina de propaganda de la ciudad no se detuvo entonces gracias a la din¨¢mica que se hab¨ªa creado. Los expertos en turismo apuntan, por ejemplo, a acontecimientos posteriores que han servido para cimentar lo hecho en 1992. "Ninguna ciudad tiene el presupuesto para hacer una campa?a de imagen como la que supuso la boda de la infanta Cristina en octubre de 1997", explica Maria Llu?sa Albacar, del Patronato de Turismo del Ayuntamiento. Antes de la fecha m¨¢gica de 1992, Barcelona era una ciudad de paso para llegar a un destino tur¨ªstico o bien un lugar que se visitaba simplemente por negocios. Desde entonces, Barcelona ha pasado a estar entre los primeros destinos de Europa. Albacar explica que antes los hoteles se vaciaban los fines de semana, ahora se llenan los fines de semana; antes los barceloneses se iban de compras a Londres o Par¨ªs, ahora viene gente de estos lugares a hacer compras en Barcelona. La demanda crea la oferta, aseguran los expertos, y por ejemplo, la proliferaci¨®n de locales picapica, en los que se ofrecen tapas, abiertos a la calle, sin barreras de entrada, es uno de estos efectos. La ciudad se est¨¢ transformando para atender a esta demanda tur¨ªstica. El bus tur¨ªstico, que cuando fue puesto en marcha en 1990 transport¨® a 23.759 viajeros, en 1997 alcanz¨® la cifra de 429.628. Uno de los fen¨®menos m¨¢s sorprendentes es el aumento de los grandes cruceros, que ha pasado de la cifra de 220 en el a?o de los Juegos Ol¨ªmpicos -que en aquel entonces se consider¨® insuperable- a los 417 del a?o pasado; todo ello sin que la infraestructura id¨®nea para atenderlos, el todav¨ªa en construcci¨®n World Trade Center, haya sido puesta en funcionamiento. La capital catalana se ha convertido en lo que se conoce como port of call, es decir, punto de salida o de llegada de muchos cruceros de vacaciones, lo que supone que sus pasajeros, de alto poder adquisitivo, se quedan en la ciudad uno o dos d¨ªas, que dedican a las compras. El buen clima, la oferta cultural y de ocio, la gastronom¨ªa y el hecho de que los precios compitan holgadamente con los de las grandes capitales europeas, ofreciendo la misma o m¨¢s calidad, son los aspectos que se?alan los visitantes. "No hay muchas grandes ciudades europeas donde se pueda comer en un buen restaurante, en una terraza frente al mar, en el mes de febrero", sentencia Albacar.
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