Los parecidos

CONDENA. Te despiertas un lunes, atento a los detalles del terror caprichoso que se desata sobre unos inocentes en el Ulster, y vuelves a preguntarte ingenuamente qu¨¦ clase de tipos son estos asesinos. Acostumbrado a que ciertos nacionalistas vascos establezcan similitudes entre la situaci¨®n de Irlanda y la de su comunidad aut¨®noma, llegas a la conclusi¨®n de que alguna semejanza habr¨¢ tambi¨¦n entre los que matan all¨ª y los que matan aqu¨ª. Pero no debe de ser tan sencillo: HB, que guarda silencio cuando la sangre se derrama aqu¨ª, se acongoja inesperadamente cuando el crimen lo deciden y consuman otros. No debes precipitarte, pues, al an¨¢lisis de esta inusual turbaci¨®n de los amigos de ETA, ni ver en ella vestigio alguno de cinismo; debes, por el contrario, atender a los que creen, con visi¨®n m¨¢s generosa que la tuya y en todo caso m¨¢s cercana, que ese modo de presentarse compungidos es un primer indicio de lo que llaman voluntad de di¨¢logo. ?Con qui¨¦n?PROTAGONISMO. Tienes constancia del celo del Gobierno en la atenci¨®n a los heridos espa?oles y a los familiares de las v¨ªctimas en el atentado terrorista de Omagh y ves en la tele c¨®mo el mism¨ªsimo pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra expresa su condolencia al vicepresidente espa?ol, se?or ?lvarez Cascos, despu¨¦s de que ¨¦ste diera un golpe de tac¨®n y doblara la cerviz. Impecable actuaci¨®n de nuestras autoridades que hubiera incrementado su valor en el mercado de los reconocimientos, si el ilustre pol¨ªtico, en el af¨¢n de no compartir la misma impopularidad que su paisano Jovellanos, no se hubiera excedido en el protagonismo sospechoso. Aunque eso no empece nuestra gratitud: fue un privilegio para nosotros tenerlo durante un largo espacio, y en directo, inform¨¢ndonos en el telediario desde la misma base a¨¦rea de Getafe. Pura solidaridad.

PUREZA. Xabier Arzalluz denosta, no s¨¦ si con raz¨®n, a algunos catastrofistas que en el crep¨²sculo del siglo s¨®lo ven s¨ªntomas de descomposici¨®n y se rasgan las vestiduras cuando a ¨¦l se le ocurre mencionar el rH. Por eso, ahora, debe de compartir la conmoci¨®n con Leif Persson, el jefe de la comisi¨®n gubernamental que investiga en Suecia un "peque?o error" de la condici¨®n humana -tambi¨¦n la sueca- que condujo a la iniciativa depuradora de esterilizar a 12.000 "indeseables" para hacerse con una raza envidiable. El gusto por la mejor¨ªa gen¨¦tica y la salvaci¨®n de lo estupendo no s¨®lo es una tentaci¨®n de aqu¨ª y ahora, como ya sab¨ªamos, y noticias como ¨¦stas producen a algunos el consuelo de poder confirmar que no s¨®lo el fin de siglo conduce a la crueldad y a la estupidez. Se ruega abstenerse de m¨¢s especulaciones sobre la pureza de sangre.

SALVADORES. No es que nos falte informaci¨®n sobre lo que pasa y ha pasado en el mundo para constatar lo mucho que nos hemos parecido y nos parecemos a los extranjeros. Pero seguro que ?lvarez del Manzano, por ejemplo, ha llegado a la conclusi¨®n de que en algunas cosas estamos peor. Y si el alcalde de Madrid no, seguro que el de Marbella, don Jes¨²s Gil, s¨ª. Qu¨¦ m¨¢s quisieran algunos jefes de Consistorio de por aqu¨ª que tener la facultad del alcalde belga de Koelkeberg para decretar toques de queda. All¨ª, si tienes menos de 14 a?os y vas solo por la calle despu¨¦s de las diez de la noche, terminas en un calabozo. Los ¨¢ngeles de la guarda de la gendarmer¨ªa s¨®lo pretenden una cosa: salvar de las malas compa?¨ªas y de la delincuencia a que lleva la nocturnidad a las criaturas fr¨¢giles que deambulan a oscuras con riesgo de perder la inocencia. Se trata, adem¨¢s, sin duda, de aliviar a los padres belgas de aquel municipio de la ingrata responsabilidad de cuidar de sus cr¨ªas.

INQUIETUDES. Si Felipe Gonz¨¢lez interrumpi¨® sus vacaciones y se fue a Bonn a charlar en secreto con sus amigos Helmut Kohl y Jacques Delors, es de suponer que lo hiciera por s¨ªntomas como este de Koelkeberg y no s¨®lo por trastornarle un poco el padel veraniego al presidente Aznar. Tampoco creo que los moviera s¨®lo el euro o una inesperada melancol¨ªa veraniega para repasar sus sue?os de Europa. Ni siquiera la curiosidad del alem¨¢n y el franc¨¦s por saber de la nueva actividad jur¨ªdica del amigo espa?ol. A lo mejor les inquieta la seguridad y la libertad de la Uni¨®n y esas "debilidades" de la condici¨®n humana que cuando ya creemos que somos otra cosa nos recuerdan que en cualquier momento podemos volver a ser como fuimos. No debe de estar muy lejos de la misma inquietud Jack Lang, el ex ministro franc¨¦s de Cultura, que, para cabreo de Kohl, ha arribado a Alemania con un buen n¨²mero de intelectuales -Llu¨ªs Pasqual entre ellos-, para tratar de un cambio.

POSDATA. ?Si de verdad la naturaleza (humana) imitara al arte, como sosten¨ªa Wilde, ser¨ªa posible una obra de pa?o guarro y corbata mensajera tipo Clinton-Lewinsky? Querido ?scar: se empe?an en contrariarte por cutres.