La aventura de ser pescado en alta mar
Cuatro meses de 1991 estuvo retenido Luis Cai?o, de 40 a?os, en Eastlondon (Sur¨¢frica) junto a otros nueve espa?oles, por llevar una red aparentemente ilegal. Para ¨¦l, como para otros pescadores de Cangas do Morrazo (Pontevedra), una de las localidades de mayor poblaci¨®n pesquera de Espa?a, la retenci¨®n en Gambia de dos marineros onubenses no es algo nuevo. Viven la odisea ajena como si fuera propia. Saben, por ejemplo, que esta madrugada debe llegar a Banjul, la capital de Gambia, el armador del Brizz II con los 38 millones necesarios para pagar la multa y evitar que ingresen en prisi¨®n. En este pueblo de Galicia -donde de 24.000 habitantes unos 3.100 son marineros en activo- la mayor¨ªa tiene un familiar o un amigo que ha sido retenido con su barco cuando pescaba en aguas internacionales. Muchos lo han sufrido en carne propia. Y lo que es peor, viven con la amenaza de que sus barcos sean tambi¨¦n "pillados en falta" cada d¨ªa, cuando est¨¢n faenando.El dedo en la llaga lo pone Manuel Carba?o, portavoz de la Confederaci¨®n Intersindical Galega (CIG): los cupos de pesca. "Si un barco tiene que pescar el cupo que le dan, no le sale rentable. Eso lo saben tanto los armadores como las autoridades". Por eso, dice, se vive un clima de "tolerancia". Unos se saltan un poco la ley en los m¨¦todos y otros no son estrictos en su aplicaci¨®n. "Si se aplica la ley a rajatabla, no se puede vivir de esto".
El apresamiento de los barcos est¨¢ muy relacionado. "Para mantener el trabajo, se hace lo que dice el patr¨®n de pesca que en el fondo es el que manda", aunque legalmente es el capit¨¢n. De ah¨ª que constantemente se repita como causa del apresamiento de los barcos una de estas tres razones: porque se carece de licencia -"generalmente porque no hay dinero para pagarla"-, porque se pesca en aguas prohibidas -"donde hay una aplicaci¨®n muy estricta de la ley"- o porque se utilizan malas artes de pesca, sea por llevar redes y aparejos ilegales o porque se atrapan peces peque?os.
"Raro es el barco extranjero que no tiene m¨¢s cupo que nosotros", explica Manel, un pescador de 44 a?os. Por eso, muchos marineros trabajan en barcos que no son espa?oles, donde se puede ganar m¨¢s, ya que todos cobran un porcentaje (el 1%) de lo pescado. A la hora de los apresamientos, sin embargo, depende del pa¨ªs que tiene soberan¨ªa sobre las aguas. En Irlanda o el Reino Unido los barcos nunca son retenidos m¨¢s de una semana. El barco de Manel, el See Venture, estuvo retenido tres d¨ªas y medio el a?o pasado en Castleton despu¨¦s de que se encontrara pescado de tama?o peque?o mezclado con el resto en las bodegas del barco. "La medida legal es de 25 cent¨ªmetros y llev¨¢bamos algunos peces de 23 y 24". As¨ª, el barco fue retenido bajo fianza de ocho millones de pesetas. "El tiempo var¨ªa seg¨²n lo que tarde el armador en reunir el dinero", explica Manel. En su caso, no tuvieron que esperar a que se celebrase el juicio. Nada m¨¢s recibir la fianza fueron liberados. "Y enseguida salimos a faenar".
No ocurre igual en la mayor¨ªa de los pa¨ªses africanos. Muchos marineros gallegos trabajan en el banco de la costa subsahariana, de la que dicen que es la zona m¨¢s dura. Los lances, es decir las maniobras, son cada dos horas. Por eso se descansa muy poco: "Cuando empiezas a reposar es cuando suenan los tres timbrazos que avisan de que hay que volver a empezar". En esta zona, las patrullas marroqu¨ªes son las m¨¢s temidas. "Cuando se acerca la lancha", cuenta Carba?o, "hay que empezar a sacarse los relojes, los anillos... porque los patrulleros se lo llevan todo: el tabaco o lo que tengas". Adem¨¢s, son las m¨¢s arbitrarias en la aplicaci¨®n de la ley. Los marineros se quejan: "Te apresan cuando quieren".
Francisco Gir¨¢ldez, de 53 a?os, a¨²n no se explica por qu¨¦ pas¨® siete meses retenido en Marruecos entre 1979 y 1980. Su barco, de bandera libanesa, fue apresado cuando se dirig¨ªan a Mauritania. "No hab¨ªamos ni empezado a pescar. Ni siquiera llev¨¢bamos pescado a bordo". Pero eso no impidi¨® que les llevaran a tierra y les encerraran en unas casetas, donde vivieron hacinados 17 marineros. Constantemente les interrogaban sobre posibles escondites de armas. "Te dec¨ªan: 'si tienes mujer e hijos y quieres volver, lo mejor es que digas d¨®nde las llev¨¢is".
Por su liberaci¨®n, Marruecos exig¨ªa una multa de unos 10 millones de pesetas. "Pero el armador no quer¨ªa pagar, porque no exist¨ªa una raz¨®n para que nos retuvieran". Mientras, la familia intent¨® su liberaci¨®n por todos los medios: "Les dec¨ªan que como andaba en un barco extranjero no se pod¨ªa hacer nada". Al cuarto mes, "liberaron a todos y me qued¨¦ solo", porque era el patr¨®n de pesca. As¨ª estuvo tres meses m¨¢s. Cuando se cumpli¨® el s¨¦ptimo fue liberado. "Seg¨²n la ley, si en este tiempo no se paga la multa, el Gobierno decomisa el barco y echa a los marineros".
Otro barco que acab¨® subastado fue el Capit¨¢n Jorge II, con el que Luis Cai?o lleg¨® a Sur¨¢frica. El tiempo que estuvo all¨ª retenido fue debido la imposibilidad de pagar el billete de vuelta. No se sabe si por desidia o por desgana del armador. Simplemente "se desentendi¨®", dice Cai?o. "Durante un tiempo vivimos del jurel congelado que llev¨¢bamos como carnada. Una parte la tuvimos que vender y la otra nos la comimos". Adem¨¢s, consiguieron v¨ªveres que les mandaba el c¨®nsul, y cuando pod¨ªan pescaban. Lo peor, los problemas que dejaban atr¨¢s. "El dinero no llegaba a la familia".
Pero como muchos otros pescadores, Cai?o no deja entrever el agobio que pudo pasar durante su retenci¨®n. "La vida del marinero es as¨ª". De hecho, hoy vive cada d¨ªa con la amenaza de verse de vuelta en la misma situaci¨®n. Trabaja en un barco italiano que faena entre Kenia y Somalia. El conflicto b¨¦lico de este ¨²ltimo pa¨ªs hace que cada d¨ªa el barco pueda ser apresado por uno u otro bando y se les detenga por llevar licencias ilegales, ya que un bando no acepta los permisos del otro. Pero como dice Cai?o, mientras se encoge de hombros, de una manera u otra hay que seguir adelante. O, como se dice por estas tierras: "Te vas zafando".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Pol¨ªtica sectorial
- Infraestructura pesquera
- Cangas Do Morrazo
- Apresamiento pesqueros
- Espa?oles extranjero
- Caladeros
- Gambia
- Zonas pesca
- Asilo pol¨ªtico
- Acuicultura
- Provincia Pontevedra
- Conflictos diplom¨¢ticos
- Pesqueros
- Incidentes
- Pesca
- Galicia
- Relaciones internacionales
- Secuestros
- Barcos
- Transporte mar¨ªtimo
- Conflictos pol¨ªticos
- Migraci¨®n
- Ayuntamientos
- Partidos pol¨ªticos
- Comunidades aut¨®nomas