Escasa objetividad
El editorial publicado en el d¨ªa de ayer sobre la ampliaci¨®n de la lista negativa de medicamentos peca en ocasiones, a nuestro juicio, de escasa objetividad. Si bien podemos entender que se quieran resaltar los esfuerzos de gobiernos anteriores para controlar el crecimiento del gasto farmac¨¦utico, ello no debe hacerse a costa de minimizar o descalificar abiertamente la labor que se ha hecho en los dos ¨²ltimos a?os.El crecimiento acelerado en esta partida del gasto sanitario ha sido y sigue siendo un problema en todos los pa¨ªses con sistemas p¨²blicos de asistencia sanitaria. De hecho, en Espa?a, las tasas de crecimiento interanual entre 1987 y 1992 se mantuvieron entre el 15% y el 20%. Como resultado fundamentalmente de la introducci¨®n por primera vez en nuestro pa¨ªs de una lista negativa de medicamentos en 1993, de un pacto con la industria farmac¨¦utica y de un acuerdo -limitado en el tiempo- de descuento con la Corporaci¨®n Farmac¨¦utica, el crecimiento se redujo al 7,85% y al 6,49% en 1993 y 1994, respectivamente. Por desgracia, las medidas resultaron insuficientes y en 1995 se produjo una fuerte y r¨¢pida subida de hasta el 12,45% que se mantuvo en 1996.
Por todo ello, el actual Ministerio de Sanidad y Consumo consider¨® oportuno introducir nuevas medidas que anteriormente no se hab¨ªan contemplado y reforzar o consolidar aquellas otras que ya se hab¨ªan iniciado. En relaci¨®n con las primeras, a finales de 1996 y en 1997 se introdujeron las iniciativas legislativas pertinentes para que pudiera desarrollarse en nuestro pa¨ªs un mercado de gen¨¦ricos con precios de referencia a pesar de las limitaciones que exist¨ªan -y siguen existiendo- en materia de patentes. Se podr¨¢ argumentar lo que se quiera, se podr¨¢ dar voz a los grupos pol¨ªticos que reclaman una pol¨ªtica activa de gen¨¦ricos, pero no se debe obviar el hecho incontestable de que hasta este momento nadie hab¨ªa hecho nada al respecto. Y no conviene olvidar tampoco que, por razones por lo dem¨¢s bastante evidentes, no son ¨¦stas precisamente el tipo de medidas que agradan a la industria. Al mismo tiempo, se modific¨® la Ley del Medicamento para que la decisi¨®n de financiar un producto determinado no implique necesariamente la financiaci¨®n de todas sus indicaciones y se puso en marcha la creaci¨®n de la Agencia Espa?ola del Medicamento para, entre otras cosas, separar n¨ªtidamente el registro de un f¨¢rmaco de su eventual financiaci¨®n, circunstancias ¨¦stas, registro y financiaci¨®n, que hasta la fecha concurr¨ªan de manera cuasi-autom¨¢tica en la pr¨¢ctica generalidad de los casos. Entre las medidas que se consider¨® adecuado continuar y reforzar est¨¢n los acuerdos con la industria y la actuaci¨®n sobre la distribuci¨®n y dispensaci¨®n de medicamentos. Si en el primer acuerdo -firmado por el Gobierno anterior- la aportaci¨®n devengada fue de 9.800 millones en un a?o, en el segundo -suscrito por el actual equipo- lo fue de 15.800 millones mientras que el actualmente vigente para 1998 y 1999 supone las cantidades de 39.145 y 26.000 millones respectivamente. En lo que se refiere a las oficinas de farmacia, la anterior Administraci¨®n estim¨® conveniente limitarse a la firma de un acuerdo coyuntural de descuento del 2% sin atreverse, por las razones que fuera, a ir m¨¢s lejos. El claro repunte en el crecimiento a partir de 1995 nos llev¨® a establecer una pol¨ªtica m¨¢s agresiva y de car¨¢cter m¨¢s estructural en este punto a trav¨¦s de las reducciones de m¨¢rgenes de oficinas y empresas distribuidoras. En el editorial al que hace referencia este art¨ªculo se tacha la medida de modesta, que sin duda lo es (probablemente el sector no piense lo mismo), aunque, por razones evidentes, no tan modesta como el descuento planteado con anterioridad. El inter¨¦s que ese medio pudiera tener en resaltar las dificultades del Gobierno anterior por enfrentarse -con ¨¦xito- a s¨®lidos intereses corporativos no debe, en nuestra opini¨®n, escatimar al actual Gobierno el reconocimiento de la independencia de criterio y resistencia a las presiones que supone haber tomado medidas que superan en alcance a las anteriores.
Por ¨²ltimo, son precisos algunos comentarios en relaci¨®n con la propia lista negativa de medicamentos en la medida en que tambi¨¦n forma parte de la continuaci¨®n de una pol¨ªtica que se inici¨® -con alg¨²n ¨¦xito como reconoce el editorial- con la Administraci¨®n anterior. Todos somos conscientes de que esta medida, aislada, tiene un impacto muy limitado en el tiempo y hay pruebas de ello. Sin embargo, se trata de una iniciativa que no puede faltar cuando se aborda un paquete de medidas en distintos niveles de la cadena del medicamento como el que hemos planteado. Y no puede faltar sobre todo en un pa¨ªs como el nuestro, donde se financia p¨²blicamente el 80% de las especialidades, en contraste con un 72%, 48% o 49% de pa¨ªses muy cercanos como Francia, Italia y Portugal, respectivamente.
Que la medida es razonable lo confirma el hecho de que ha recibido el informe favorable de la mayor¨ªa de las organizaciones consultadas en el tr¨¢mite de audiencia del real decreto, que fue asimismo mayoritariamente aprobada por el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera y un¨¢nimemente por las comunidades con competencias en gesti¨®n de la asistencia sanitaria. Tambi¨¦n reconoce el propio editorial que entonces, en 1993, fue efectiva. ?Por qu¨¦ ahora se esfuerzan en argumentar tan enrevesada como contradictoriamente para sugerir que lo que entonces val¨ªa ya no sirve? Si la evidencia del crecimiento actual es el argumento en contra, cabe decir que mucho mayor fue el crecimiento en 1992. Por otra parte, que existan a la hora de la verdad comportamientos contradictorios y haya quien se proponga financiar productos cuya prescripci¨®n lleva tiempo desaconsejando tiene una explicaci¨®n tan sencilla de hacer que no merece la pena ni siquiera comentar.
Posdata: En relaci¨®n con la venta de pa?ales de incontinencia a la que tambi¨¦n se refiere su editorial, puedo decirle que, cuando asumimos las responsabilidades de gobierno, todos los pa?ales, excepto en las islas Baleares, se adquir¨ªan a trav¨¦s de las oficinas de farmacia. Fue el actual equipo directivo del Insalud el que lleg¨® a acuerdos con la Corporaci¨®n Farmac¨¦utica, en virtud de los cuales, las residencias de la tercera edad adquieren los pa?ales directamente de los fabricantes por concurso y los dem¨¢s se adquieren a trav¨¦s de las oficinas de farmacia, con las m¨¢ximas facilidades para los pacientes, siendo el acuerdo que produce mayor ahorro para el sector p¨²blico (1.800 millones de pesetas anuales), muy por encima el de Andaluc¨ªa, en cuyo territorio se sigue dispensando los pa?ales en las oficinas de farmacia.- Subsecretario del Ministerio de Sanidad y Consumo.
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