Rebeli¨®n en la Complutense por el inminente "despido" de 90 profesores

La vuelta de vacaciones ha sido a cara de perro en la Universidad Complutense de Madrid. El rector de la instituci¨®n, Rafael Puyol, y su vicerrector de ordenaci¨®n acad¨¦mica, Francisco Jos¨¦ Portela, mantuvieron ayer una tensa (y extensa) reuni¨®n con los profesores asociados de la Facultad de Ciencias de la Informaci¨®n a los que pretenden no renovar sus contratos. Los afectados -unos 90 en total, de los que las dos terceras partes pertenecen a la citada facultad- no est¨¢n dispuestos a aceptar esta defenestraci¨®n y ayer amenazaron con no corregir los ejercicios de septiembre, en los que se hallan actualmente inmersos. De concretarse esta protesta, cientos de alumnos de periodismo, publicidad o relaciones p¨²blicas se quedar¨¢n sin calificaci¨®n en la presente convocatoria de ex¨¢menes.Puyol y su responsable de ordenaci¨®n acad¨¦mica presentaron ayer a los profesores un documento que desarrollaba un dec¨¢logo de razones para justificar el recorte en la plantilla de la Complutense, que cuenta en la actualidad con unos 5.900 profesores (de los que 2.000 son asociados). Los responsables acad¨¦micos fundamentan su decisi¨®n en la racionalizaci¨®n de los recursos presupuestarios de la universidad y, de paso, se comprometen a intensificar la dedicaci¨®n de los profesores titulares, que no pueden ser despedidos.

En el sal¨®n de Grados de Ciencias de la Informaci¨®n escuchaban con gesto contrito estos argumentos unos sesenta docentes que ven peligrar su futuro laboral en el centro. El decano de la facultad, Javier Davara, tambi¨¦n estaba presente en la reuni¨®n, sin perder detalle.

Cuando estall¨® este conflicto, a finales del pasado mes de julio, Davara se aline¨® con los afectados por este tijeretazo en la plantilla y lament¨® que el vicerrectorado hubiera desvelado sus planes por sorpresa, mediante carta personalizada y en pleno par¨¦ntesis estival.

Los profesores asociados son profesionales que ejercen su trabajo lejos de la universidad y acuden a ella como especialistas en una materia, a la que suelen dedicar unas cinco o seis horas semanales. Sus contratos rondan el mill¨®n y medio de pesetas al a?o y se renuevan curso a curso. Todo ello es en pura teor¨ªa, porque la realidad indica que las universidades utilizan a tiempo completo a no pocos de estos contratados eventuales. Algunos de los asistentes a la reuni¨®n de ayer se lamentaban: "Hay gente con diez a?os de experiencia en la casa y que este curso se hicieron cargo de hasta cuatro grupos. No hay derecho".