El presidente de la compa?¨ªa Virgin denuncia presiones de los "tories" para que donara fondos a ese partido
![Isabel Ferrer](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F8b95639c-d8ad-4697-89e7-0a8b128cb4e1.png?auth=2ab4e65ae234b6368ea105ef1c40df093c1068ef274989c980910cd81cb9140c&width=100&height=100&smart=true)
Richard Branson, de 47 a?os, el empresario m¨¢s popular del Reino Unido y due?o de la cadena Virgin, ha vuelto a poner en aprietos a los conservadores brit¨¢nicos. En una entrevista exclusiva concedida al rotativo The Independent asegura que perdi¨® el contrato para gestionar la loter¨ªa nacional -un negocio redondo, ahora en manos del consorcio denominado Camelot- porque no quiso hacer donaciones econ¨®micas al partido tory. "Dejaron entrever que si contribu¨ªa sabr¨ªan agradec¨¦rmelo", ha dicho. La oposici¨®n lo ha desmentido, pero las declaraciones del hombre al que la mayor¨ªa de los ciudadanos desear¨ªa ver convertido en primer ministro han reavivado la pol¨¦mica sobre la financiaci¨®n de los partidos pol¨ªticos.El aspecto de Branson -rubio, de ojos azules y trato franco- le ha granjeado numerosos seguidores en su pa¨ªs. Con el contrato de la loter¨ªa, a la que opt¨® con una propuesta m¨¢s cercana a la beneficencia que al lucro personal, sufri¨® un serio e inesperado rev¨¦s. Camelot, un grupo brit¨¢nico con participaci¨®n de la compa?¨ªa estadounidense GTech, especializada en dicho juego p¨²blico, obtuvo en 1994 la concesi¨®n. El arrojado empresario consider¨® el hecho una venganza y trata desde entonces de demostrarlo.
"Recib¨ª una extra?a invitaci¨®n para cenar con el entonces primer ministro John Major. La decisi¨®n a¨²n no hab¨ªa sido tomada y me pareci¨® mal aceptar la invitaci¨®n", sostiene en la entrevista. La loter¨ªa cuenta con un organismo supervisor y, en una llamada telef¨®nica, el intermediario dej¨® entrever que conoc¨ªa bien a su director general. "Le contest¨¦ por escrito que no, gracias", contin¨²a Branson. "De todos modos, no creo que Major supiera nada. Aprecio a John y sospecho que se aprovecharon de su nombre".
Intento de soborno
Una vez hubo cedido a la sorpresa inicial por la p¨¦rdida del contrato, Branson hizo una revelaci¨®n que iba a cambiar el rumbo de la gran rifa nacional brit¨¢nica. Asegur¨® que Guy Snowden, presidente de GTech, hab¨ªa intentado sobornarle para que retirara su propia oferta. Branson tom¨® varias notas sobre el particular en su agenda instantes despu¨¦s de hablar con ¨¦l. Cuando Snowden interpuso una demanda por difamaci¨®n, las mostr¨® al tribunal. Presentado una vez m¨¢s por la prensa como un honrado y valiente Robin Hood, venci¨® con facilidad a un desconocido que padec¨ªa evidentes problemas de credibilidad. Las 100.000 libras (25 millones de pesetas) ganadas en concepto de da?os y perjuicios fueron a parar a varias asociaciones caritativas.Las ¨²ltimas declaraciones de Branson coinciden con la pr¨®xima aparici¨®n de su autobiograf¨ªa. Despu¨¦s de lamentar que pueda pedirse dinero en t¨¦rminos similares ha hecho votos por la reforma del conservadurismo. "Espero que el nuevo partido conservador demuestre estar por encima de estos trances. Cuando llega al poder, ning¨²n partido que ha recibido estas sumas quiere cambiar el sistema, pero debe hacerse". Los portavoces tories han subrayado que nunca aceptan cheques a cambio de favores, "y nunca lo hemos hecho". Su reputaci¨®n hasta las pasadas elecciones result¨®, sin embargo, lastrada por sospechas de esta ¨ªndole.
Los laboristas, patronos durante la misma campa?a de una honradez recaudatoria suma, han tenido que dar ya explicaciones similares a las exigidas a John Major hace un a?o escaso. Y ello porque algunos de los t¨ªtulos honor¨ªficos otorgados por Tony Blair pueden parecer devoluciones de favores m¨¢s que otra cosa. Dicha pr¨¢ctica ha estado tambi¨¦n muy en boga en las filas conservadoras.
El caso de David Sainsbury, ahora lord, es uno de los m¨¢s significativos. Heredero de una de las cadenas de supermercados m¨¢s famosas del pa¨ªs, ha sido nombrado asimismo secretario de Estado de Comercio e Industria. El elegido ha abandonado, eso s¨ª, sus lazos empresariales antes de abrazar la pol¨ªtica. "Lo mejor ser¨ªa abolir los t¨ªtulos para evitar malentendidos. O bien remitir las d¨¢divas al Ministerio de Hacienda. Hasta podr¨ªa pagarse la deuda p¨²blica con ello", ironizaba ayer en su editorial el propio The Independent.
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