El d¨ªa m¨¢s negro del f¨²tbol espa?ol
En el cap¨ªtulo m¨¢s deshonroso en la historia de nuestro f¨²tbol, Espa?a sucumbi¨® frente a Chipre, tradicional saco de los golpes en el concierto europeo. La derrota supone un descalabro imponente en el prestigio de la selecci¨®n y el definitivo descr¨¦dito de Clemente, cuya posici¨®n es insostenible. En un ambiente de infinita desidia, con todos los pretorianos del seleccionador en el campo, Espa?a pag¨® las consecuencias de las lamentables decisiones que se han tomado despu¨¦s del Mundial de Francia. Lejos de producirse un cambio estimulante, se prosigui¨® en la terquedad, en una l¨ªnea agotada que s¨®lo genera depresi¨®n.No s¨®lo se puede interpretar el encuentro desde lo psicol¨®gico. En lo futbol¨ªstico se produjo un desastre que entronca con todos los defectos que se apreciaron en el Mundial de Francia. De nuevo se observ¨® una profusi¨®n de delanteros fuera de su sitio natural, como si el entrenador tuviera la necesidad de hacer una alineaci¨®n pol¨ªtica para ganar adeptos a su causa. Clemente perdi¨® la onda definitivamente en la Copa del Mundo y no ha encontrado respuestas a los problemas que se han generado en el equipo. Existe una contestaci¨®n a la figura del entrenador, pero tambi¨¦n hay incoherencias de car¨¢cter futbol¨ªstico que no se han subsanado despu¨¦s del papel¨®n en Mundial. Espa?a no puede llegar a ning¨²n buen puerto con un equipo mal definido, mal trabajado y mal dibujado. La l¨ªnea defensiva est¨¢ integrada mayoritariamente por jugadores que han visto pasar sus mejores d¨ªas. En el centro del campo, Hierro, que no es centrocampista, naufraga en solitario, en parte por sus carencias y en parte por la ausencia absoluta de juego a su alrededor, quiz¨¢ porque est¨¢ rodeado de gente fuera de su h¨¢bitat. Etxeberria, Ra¨²l, Alfonso, Luis Enrique y Morientes son delanteros obligados a realizar funciones para los que no est¨¢n llamados. No tienen f¨²tbol para colaborar en la creaci¨®n de juego y en Chipre tampoco tuvieron inter¨¦s en cumplir con las m¨ªnimas funciones defensivas. El equipo qued¨® fracturado por la mitad y ninguna de las l¨ªneas fue capaz de sobrevivir con dignidad. Por supuesto que falt¨® f¨²tbol, pero tambi¨¦n falt¨® actitud. La indolencia fue general entre los jugadores, que deshicieron la sup¨´esta comuni¨®n que mantienen con el seleccionador. Si el encuentro supon¨ªa un problema de Clemente en su reingreso tras el Mundial, los futbolistas no hicieron causa com¨²n con el t¨¦cnico. Si Clemente est¨¢ noqueado, si su alineaci¨®n es inconveniente, si los jugadores no se animan a resolver un momento delicado, no hay horizonte posible. En estas condiciones, la derrota frente a Chipre tiene una lectura moral. Espa?a puso todas las condiciones para flagelarse frente a uno de los equipos m¨¢s irrelevantes de Europa.
CHIPRE 3
ESPA?A 2Chipre: Panayiotou; Engomitis, Costa, Ioannou (Ioakim m. 88), Pitas; Charalambous, Spoljaric, Melanarkitis, Cristodoulou; Malekkos (Pounas m. 55) y Gogic (Agathocleous m. 61). Espa?a: Ca?izares; Michel Salgado, Alkorta, Nadal, Sergi; Hierro, Etxeberria (Ezquerro, m. 60), Luis Enrique, Ra¨²l; Alfonso (Kiko m. 40) y Morientes. Goles: 1-0. M. 45. Engomitis se interna por la banda derecha y marca. 2-0. M. 47. Gogic recibe un pase en el ¨¢rea grande y coloca el bal¨®n en la escuadra derecha de Ca?izares. 2-1. M. 72. Ra¨²l aprovecha un bal¨®n adelantado y sorprende al portero con una vaselina. 3-1. M. 77. Spoljaric peina una falta lanzada y supera a Ca?izares. 3-2. M. 85. Ra¨²l hace un recorte en el ¨¢rea, remata y el bal¨®n pasa por debajo del cuerpo del portero chipriota. ?rbitro: Khussainov (Rusia). Amonest¨® a Sergi, Agathocleous. 5.000 espectadores en el Papadopoulos.
La ¨²nica particularidad de Chipre fue su contundencia para aprovechar las incontables concesiones de la selecci¨®n espa?ola. Result¨® extra?o que un equipo tan limitado accediera al ¨¢rea de Ca?izares con tanta facilidad y casi siempre con tanta punter¨ªa. Los centrocampistas y los delanteros llegaban sin oposici¨®n, ante la indiferencia de los jugadores espa?oles. Y de la misma manera que alcanzaban el ¨¢rea, consegu¨ªan los goles. Buenos goles, por otra parte: una vaselina, un tiro raso y un cabezazo espectacular. Pero todos ellos llegaron con el placet general del equipo espa?ol. La desidia se hizo intolerable. Nadie encabez¨® una reacci¨®n, nadie decidi¨® rebelarse ante la humillaci¨®n. El viejo hilo entre Clemente y sus muchachos qued¨® roto en Chipre. Se acab¨® el mito del seleccionador y sus pretorianos, termin¨® una ¨¦poca que debi¨® alcanzar su final hace tres meses en el Mundial.
La reacci¨®n tras la derrota confirma el preocupante estado de Clemente, incapaz de asumir una derrota hiriente como ninguna otra en la historia de la selecci¨®n espa?ola. No se puede salir del partido con un "si lo hubiera sabido, habr¨ªa jugado con ocho defensas". Este tipo de declaraciones nos hablan de un hombre que est¨¢ fuera de ¨®rbita, en el algodonoso limbo de la gente que est¨¢ fuera de combate y no se atreve a aceptarlo. O lo que es peor, quiz¨¢ Clemente no sabe las devastadoras consecuencias de la cat¨¢strofe en Chipre: devastadoras para el prestigio de nuestro f¨²tbol, para la posici¨®n de Clemente como seleccionador, para el cr¨¦dito de Villar y los actuales dirigentes de la Federaci¨®n y tambi¨¦n para unos jugadores que dificilmente podr¨¢n quitarse el estigma de una derrota bochornosa. Para siempre ser¨¢n los futbolistas que sucumbieron en Chipre, en el d¨ªa m¨¢s negro en la historia del f¨²tbol espa?ol.
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