M¨¢s j¨®venes, m¨¢s viejos
SOMOS M?S en el mundo. Pero ya no tantos como se pensaba que ¨ªbamos a ser a estas alturas: 6.000 millones para junio pr¨®ximo. El crecimiento se est¨¢ frenando, la bomba demogr¨¢fica parece, por vez primera, haber perdido potencia. Pero la gran novedad del ¨²ltimo informe del Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas es que aumentan a la vez los m¨¢s j¨®venes y los m¨¢s viejos. Tal tendencia hace inevitable una reflexi¨®n en profundidad.El estado de la poblaci¨®n mundial 1998 calcula que los j¨®venes de 15 a 24 a?os de edad son ya una sexta parte del total, y siguen aumentando. Pero tambi¨¦n, por vez primera, se est¨¢ produciendo un marcado crecimiento de poblaci¨®n envejecida, mayor de 65 a?os, en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Estos mayores crecen en 9 millones por a?o en la actualidad, y llegar¨¢n a 14,5 millones anuales entre el 2010 y el 2015. De aqu¨ª a mediados del siglo pr¨®ximo, un 95% del crecimiento de las personas de edad ocurrir¨¢ en esos pa¨ªses, y ya no s¨®lo en la vieja Europa o en el maduro Jap¨®n.
Aunque en pol¨ªtica suelen predominar las consideraciones a corto plazo, estos cambios de tendencias deben llevar a pensar en el destino de los gastos sociales, pues habr¨¢ que reforzar y dar absoluta prioridad a los destinados a educaci¨®n, sanidad -especialmente para los mayores-, adem¨¢s de sopesar un retraso en la edad de jubilaci¨®n. La cuesti¨®n es c¨®mo van a organizarse algunos pa¨ªses -concretamente del sureste asi¨¢tico- que han disfrutado de un dividendo de juventud y que tendr¨¢n que hacer frente con menos j¨®venes en edad de trabajar a un mayor n¨²mero de ancianos.
El informe, sugestivamente titulado Las nuevas generaciones, no aporta soluciones, pero s¨ª se?ala caminos. Reforzar la solidaridad entre generaciones resulta inexcusable, aunque haya varias formas de hacerlo. Tambi¨¦n hay que fortalecer la solidaridad entre las regiones del mundo, pues las que m¨¢s juventud producen hoy y ma?ana m¨¢s ancianos son tambi¨¦n las m¨¢s pobres: en concreto, ?frica, que no ha podido cobrar ese dividendo. Y lejos de llevar a un choque de civilizaciones, la situaci¨®n dibuja no s¨®lo que unos mayores flujos migratorios resultan inevitables, sino incluso deseables, no s¨®lo en inter¨¦s de los pa¨ªses m¨¢s pobres, sino tambi¨¦n de los m¨¢s ricos. En el caso de Espa?a, pa¨ªs cuya poblaci¨®n se renueva por debajo del ¨ªndice de reposici¨®n, llega oportunamente un informe del Servicio de Estudios del Banco de Espa?a que sugiere la necesidad de que se triplique ya el cupo de los inmigrantes que acuden a trabajar legalmente en nuestro pa¨ªs, hasta los 90.000, frente a los 28.000 actuales, pues de otro la poblaci¨®n activa empezar¨¢ a descender a partir del 2010 y el n¨²mero de dependientes totales pasar¨¢ de algo m¨¢s de cuatro a seis de cada diez habitantes. Con estos datos en la mano hay que ver la inmigraci¨®n, protegida por la legalidad, como algo positivo. ?Optimismo? La bomba demogr¨¢fica parece m¨¢s controlada. Pero 6.000 millones, y la previsi¨®n de 9.000 para el 2050, es un elemento cuantitativo -¨¦ramos 2.500 millones en 1950- que obliga a un cambio cualitativo de las mentalidades. Resulta positivo el uso de anticonceptivos por un 60% de las parejas. Y es un dato esperanzador que el tren de la poblaci¨®n mundial, lanzado hace varias d¨¦cadas por la pendiente del crecimiento desbocado, est¨¦ empezando a frenarse.
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