M¨¢s incertidumbre, menos liderazgo
Este verano, el mundo ha ganado en incertidumbre. Con mayor o menor discreci¨®n se han echado por la borda algunos presupuestos y entrado en un ¨¦poca que, no s¨®lo en materia burs¨¢til, se puede caracterizar por la volatilidad y la falta de rumbo. Primer elemento ha sido Rusia, importante en s¨ª, por la estabilidad que puede aportar a s¨ª misma y a su entorno, incluida Europa del Este, por su inmensidad geogr¨¢fica pero no trabada, por sus materias primas, por la poblaci¨®n, por las armas nucleares, y porque es un miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, aunque, como se?alara The New York Times, lo que perdi¨® la Bolsa de Tokio en una semana, a finales de agosto, fuera equivalente a toda la producci¨®n anual de la econom¨ªa rusa.A la larga, Rusia tiene muchas bazas a su favor, pero debemos hacernos a la idea, se?alada desde hace tiempo, de que la crisis rusa puede durar tiempo: probablemente para una o dos d¨¦cadas m¨¢s. A corto, sin embargo, tambi¨¦n ha quedado en evidencia que el apoyo a la cleptocracia, a los que se han repartido con descaro las riquezas de Rusia bajo el principio de la privatizaci¨®n (antes lo hac¨ªan bajo el manto de la Nomenklatura) no sirve para estabilizar ese pa¨ªs, ni para generar un liderazgo fuerte. Y que la experiencia de la econom¨ªa de mercado puede fracasar. La devaluaci¨®n del rublo en una econom¨ªa dolarizada, en la que los que tienen sacan dinero del pa¨ªs con una mano mientras piden pr¨¦stamos internacionales con otra, se ha llevado por delante los ahorros de la incipiente clase media, y los ciudadanos rusos pueden estar llegando al l¨ªmite de su proverbial aguante .
Lo que nos lleva a la incapacidad japonesa para salir de su marasmo econ¨®mico, al estar la pol¨ªtica, la administraci¨®n y los intereses demasiado enmara?ados. Pero la debilidad de Jap¨®n est¨¢ arrastrando la escasa fuerza que queda en otros pa¨ªses de la zona, a empezar por China, que ha maniobrado con escasa habilidad en el mercado de Hong Kong y no logra conducir una econom¨ªa que necesita de la exportaci¨®n como el hombre del ox¨ªgeno. Jap¨®n no est¨¢ cumpliendo. Y mientras, como ha pasado en Malaisia, se puede empezar a extender la tentaci¨®n de limitar los movimientos de capitales a corto. All¨ª, en Rusia o en otros lugares, puede estar dando marcha atr¨¢s el mercado.
EE UU y Europa parec¨ªan protegidos frente a la crisis asi¨¢tica que ha rebotado en Am¨¦rica Latina y Rusia. Ya no; o, al menos, ya no es seguro. EE UU lleva siete a?os de crecimiento ininterrumpido, y en Europa, el boom actual podr¨ªa frenarse (m¨¢s all¨¢ del Reino Unido, que prepara su aterrizaje suave), aunque la perspectiva del euro, si aguanta los pr¨®ximos meses, puede haber servido de anclaje para la estabilidad de este viejo barco. Pero no cabe apostar ya plenamente por un crecimiento relativamente durable.
Lo que queda de manifiesto es la insuficiencia de las instituciones internacionales para hacer frente a estos fen¨®menos. El mercado ha ganado terreno a los Estados, pero ¨¦stos no han sido capaces de organizar una mejor gesti¨®n de la globalizaci¨®n. La reuni¨®n de oto?o del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial pudiera empezar a aportar respuestas, as¨ª como otros movimientos que ya ha emprendido el Fondo de cara a Am¨¦rica Latina o a Rusia. Pero ¨¦stas son instituciones pensadas para otros tiempos y a las que el Congreso norteamericano sigue negando las dotaciones necesarias. Para renovarse a fondo estas instituciones o crearse unas nuevas har¨ªa falta liderazgo pol¨ªtico. En este momento no se percibe nadie con autoridad y capacidad de liderazgo internacional. Ni en EE UU, con un presidente sumamente tocado, injustamente o no, por el caso Lewinsky, que comete errores de enfoque en la lucha contra el terrorismo y que parece pretender gobernar el mundo con el mando a distancia; ni en Jap¨®n, ni en Rusia, ni en una Uni¨®n Europea pol¨ªticamente ausente, con Kohl metido en su ¨²ltimo intento de supervivencia.
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