Agur y suerte
Uno de los aspectos que caracterizaban los balances econ¨®micos del franquismo, en el que hab¨ªa desarrollo sostenido, es que ocultaba que pod¨ªan ser infinitamente mejores, adem¨¢s del problemilla de la falta de libertades. Ya s¨¦ que alguien dir¨¢ que ser¨¢ mi subjetividad o el prejuicio antinacionalista, o lo que sea, pero la parte final de la muy extensa despedida del lehendakari Ardanza me lo ha recordado. En alguna ocasi¨®n he dicho que era el lehendakari el que romp¨ªa la inherente relaci¨®n de respeto entre representante y representado. Lo hac¨ªa cuando no acud¨ªa la Senado, al que como ciudadano he votado, y supongo que ¨¦l tambi¨¦n. Lo hac¨ªa cuando era el ¨²nico representante del Estado que no cumpl¨ªa el protocolo de s¨ªmbolos oficiales (hasta Fraga le dio en esto una lecci¨®n de respeto, por encima del gusto o el sentimiento personal). Lo hac¨ªa cuando desnaturalizaba su papel con discursos impropios de su cargo, especialmente en sus periplos por el extranjero. Aun as¨ª, no ha tenido mala suerte. Tanto comentarios editoriales como encuestas han sido demasiado benignos, a mi juicio, con su gesti¨®n pol¨ªtica. Tal vez por efecto inducido de otras cualidades personales que no dejo de estimar. De hecho, un amigo me dijo, con la expresi¨®n de afectuoso augurio, que bueno le har¨¢n. Y me hizo part¨ªcipe de la muy estimable opini¨®n que ten¨ªa sobre su persona, por haber vivido un acontecimiento en el que le mostr¨® un especial talante de humanidad. No ser¨¦ yo quien niegue al ciudadano Jos¨¦ Antonio Ardanza, al que como persona le deseo lo mejor, m¨¦ritos de humanidad y sensibilidad. Es m¨¢s, tengo la presunci¨®n que humanamente no est¨¢ falto de ellos. Simplemente digo que, como lehendakari, ha asumido muy incorrectamente su papel, y que el hecho del Gobierno de coalici¨®n le ha supuesto una ayuda estimable de cobertura, aunque haya sido a costa de una pol¨ªtica propia m¨¢s que hipotecada por parte del PSE y una perdida de posici¨®n estrat¨¦gica hasta la inevitable, m¨¢s que inoportuna, ruptura. ?Qu¨¦ se omite en el balance? En un plano general, la pol¨ªtica antiterrorista y policial ha sido un desastre, como lo muestran los paup¨¦rrimos resultados en la defensa de la libertad, de los derechos y seguridad ciudadanos, frente a la coacci¨®n y a la violencia, y por las propias quejas internas, que hablan con una voz profesional. El acuerdo de uni¨®n de los dem¨®cratas, el Pacto de Ajuria Enea, se ha ido echando por la borda en la misma proporci¨®n que se ha oxigenado al soporte pol¨ªtico de la violencia, HB, incumpliendo los acuerdos adoptados tras los sucesos de Ermua. Se le puede reprochar a Ardanza apostar por la cadena de consecuencias del frentismo nacional y estimular la crispaci¨®n social al eco de la irresponsabilidad pol¨ªtica y el aventurerismo de su jauntxo, manifestada en la incre¨ªble preferencia por el acuerdo de Stormont sobre la superior capacidad de autogobierno del Estatuto de Autonom¨ªa plebiscitado. Y querer asumir con su documento de pacificaci¨®n transacciones pol¨ªticas al margen de la oferta electoral, por la antidemocr¨¢tica v¨ªa de la negociaci¨®n sobre el chantaje del terrorismo, cuando la sociedad vasca necesita y demanda m¨¢s tolerancia y democracia, m¨¢s sensatez para estructurar la plural realidad vasca; no m¨¢s nacionalismo, del que hay una atosigante inflaci¨®n que crece al albur de tonos m¨¢s de imposici¨®n que de aspiraci¨®n. Y adem¨¢s, no le han dolido prendas en despreciar el marco constitucional y estatutario, que le ha posibilitado ser el presidente de su comunidad aut¨®noma. Lo que es el colmo de la desnaturalizaci¨®n de su papel. Como lo rebelde no quita lo cort¨¦s, me sumar¨¦ al brindis del homenaje de sus ex consejeros.Le deseo un largo y placentero retiro, pero si no se jubila y le nombran responsable de una hipot¨¦tica fusi¨®n de cajas de ahorros le ruego que, como cuentapart¨ªcipe, a falta de accionariado que reclame, retornen al objeto fundacional y no las usen para las car¨ªsimas veleidades que salen de Sabin Etxea y que encuentran dificultad de ser soportadas con los presupuestos p¨²blicos.
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