?Paso al Juli!
El Juli pide paso. Y se lo van a tener que dar pues llega a este espeso mundillo de la fiesta arrollando cuanto se le ponga por delante. Con pundonor y con valent¨ªa se hace eso. Y el chaval tiene 15 a?os.Con 15 a?itos nada m¨¢s se presentaba ante la afici¨®n de Madrid asumiendo el compromiso de lidiar seis novillos. Y la afici¨®n de Madrid correspondi¨® como un solo hombre: la plaza hasta la bandera; cerradas ovaciones al torero por su gesto cuando termin¨® el pase¨ªllo.
A partir de ah¨ª, los aplausos, las aclamaciones, el triunfo apote¨®sico se los gan¨® El Juli sin ayuda de nadie. Dio lidia a los seis novillos con impresionante entereza, se los pas¨® cerqu¨ªsima, sufri¨® revolcones y volteretas que no le arredraron, despleg¨® un repertorio de capa asombroso, con la espada estuvo fulminante.
Varias / Juli
Novillos de varias ganader¨ªas, bien presentados: 1?, El Torre¨®n, inv¨¢lido; de El Pilar, 2? inv¨¢lido, 6? manejable; 3?, Victorino Mart¨ªn, fuerte, manso; 4?, Daniel Ruiz, inv¨¢lido, aborregado, y 5?, Alcurruc¨¦n, pastue?o, premiado con vuelta. El Juli, de Madrid, nuevo en esta plaza, ¨²nico espada: estocada (aplausos y saludos); estocada (ovaci¨®n y salida al tercio); estocada corta ca¨ªda, rueda insistente de peones que ahonda la espada y descabello (silencio); estocada (ovaci¨®n y salida al tercio); estocada trasera perdiendo la muleta en la suerte de recibir (dos orejas); estocada ca¨ªda (aplausos). Sali¨® a hombros por la puerta grande. El banderillero El Formidable sufri¨® una cornada grave.Plaza de Las Ventas, 13 de septiembre. Lleno.
A estocada por toro sali¨® El Juli; se dice pronto. Algunas de ellas, marcando a ley los tiempos del volapi¨¦. E incluso se permiti¨® el lujo de matar recibiendo, que es la aut¨¦ntica suerte suprema.
Al toro de la estocada recibiendo -quinto de la tarde- le cort¨® las dos orejas, que le valieron para salir a hombros por la puerta grande. Mucha historia y mucho comentario tuvo lo ocurrido con ese toro, al que tore¨® de maravilla con el capote mientras con la muleta la interpretaci¨®n de las suertes ya tuvo distinto tono.
Las ver¨®nicas de recibo, los dos quites que instrument¨®, resultaron deslumbrantes y provocaron en los tendidos un delirio de gritos y de ovaciones, a los que hubo de corresponder montera en mano.
Era rizar el rizo porque desde el primer novillo hasta entonces El Juli hab¨ªa estado entrando a quites, variados todos, algunos nunca vistos por estos pagos; y los ejecutaba con un t¨¦cnica acabada, un arte inspirad¨ªsimo, una valent¨ªa escalofriante. Dejaba llegar, ce?¨ªa las embestidas con una quietud pasmosa y los vuelos del capote iban al ritmo que requer¨ªa cada movimiento, con precisi¨®n milim¨¦trica. Hubo quites de un acentuado barroquismo que desarroll¨® con m¨¢gica suavidad. El toreo de capa, en manos de El Juli, recuperaba toda su grandeza.
Banderille¨® El Juli al novillo con eficacia y le cuaj¨® una faena completa basada en los naturales, lo que constitu¨ªa tambi¨¦n gran novedad. El natural -se ha dicho tantas veces- es la suerte fundamental y emblem¨¢tica del toreo bueno.
La reserva es que esos naturales no sal¨ªan con el gusto interpretativo que cab¨ªa esperar del torero ni con la perfecci¨®n que reclamaba la boyant¨ªa excepcional del novillo. La hondura no se produc¨ªa; el aroma del toreo caro, tampoco.
Los derechazos postreros le salieron m¨¢s reunidos aunque tampoco demasiado. Mejor estuvo en los pases con que remataba las tandas, en los de pecho, en las trincherillas, en un emocionante cambio por la espalda. Y en la inesperada decisi¨®n de citar a recibir.
Por supuesto que la faena fue aclamada de principio a fin, y que las dos orejas premiaron, seguramente con justeza, la globalidad de sus intervenciones en los sucesivos tercios, principalmente aquella exuberante exhibici¨®n de lances.
No lo tuvo f¨¢cil El Juli. El fuerte viento entorpec¨ªa su labor, varios de los novillos plantearon problemas, ¨¦l mismo tropezaba o le desequilibraba el roce violento con las reses y sufri¨® numerosos achuchones. El novillo de Daniel Ruiz, pese a su borreguez, le peg¨® un tremendo volteret¨®n en los ¨²ltimos compases de la faena. No pudo con la mansedumbre del serio ejemplar de V¨ªctorino Mart¨ªn, que hab¨ªa corneado de gravedad a El Formidable al reunir un par de banderillas.
La faena que pretend¨ªa hacerle al de El Torre¨®n, que abri¨® plaza, ni ten¨ªa m¨¦rito ni pod¨ªa aceptarse pues el animalito padec¨ªa una invalidez total.Al noble novillo de El Pilar, lidiado segundo, le instrument¨® excelentes pases, si bien le menudearon los achuchones y se llev¨® otra voltereta de abrigo, fruto del viento reinante y tambi¨¦n de su inexperiencia. El sexto admit¨ªa asimismo m¨¢s toreo del que El Juli acert¨® a ejecutar.
No es que tenga excesiva importancia: cuando coja oficio seguramente todo ser¨¢ distinto. Estamos hablando de un novillero de 15 a?os -una criatura- que tuvo el gesto de lidiar seis novillos sin un desmayo, sin hacer ni una sola concesi¨®n a la galer¨ªa, sin rehuir el riesgo, sin que le amilanaran las volteretas... Un novillero a la antigua; de los que piden paso con la verdad por delante.
Babelia
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