Todav¨ªa hay tiempo para la verdad
El campo para la investigaci¨®n inicial del fiscal independiente era estrecho. Ken Starr fue contratado para investigar peores abusos que la ocultaci¨®n de un esc¨¢ndalo sexual.La defensa del presidente Clinton es, sin embargo, decepcionantemente d¨¦bil: admitir el pecado, pero negar el delito, e implorar perd¨®n por mentir mientras se sigue mintiendo.
El hecho importante que convierte en una burla su lloroso arrepentimiento es este: se niega a admitir, incluso ahora, que ¨¦l y Monica Lewinsky tuvieran una relaci¨®n sexual.
Eso fue precisamente definido por un juez federal con la inclusi¨®n del sexo oral y tocamientos ¨ªntimos. ?l lo neg¨® falsamente en su deposici¨®n sobre Paula Jones; repiti¨® la falsa negativa ante un gran jurado federal; e incluso hoy quiere que la naci¨®n crea que nunca toc¨® la delantera ofrecida por Lewinsky en sus diez misiones en el Despacho Oval.
Nadie le cree porque su afirmaci¨®n de mira-mam¨¢-sin-manos desaf¨ªa al sentido com¨²n. ?Por qu¨¦ sigue mintiendo? Dos razones:
1. Si admite que minti¨® en su deposici¨®n de enero sobre Paula Jones, el 8? Tribunal de Apelaci¨®n volver¨ªa a reabrir el caso Jones. Ahora, un jurado la creer¨ªa a ella, lo que le costar¨ªa Clinton un mill¨®n de d¨®lares.
2. Si admite que repiti¨® en agosto ante el gran jurado su falso y enga?oso testimonio, el presidente estar¨ªa confesando haber cometido perjurio. Eso constituir¨ªa una indiscutible base para un impeachment y cuando dejara su cargo podr¨ªa resultar en su detenci¨®n y condena.
As¨ª pues, su constante mentir no es irracional. Corre grandes riesgos financieros y legales si dice toda la verdad. Por eso asistimos a sus contorsiones legales y evasiones sem¨¢nticas que dejan la verdad patas arriba. La t¨¢ctica de Clinton es limitar da?os potenciales. Pero este continuo mentir dejar¨¢ en evidencia su falsa contrici¨®n, erosionar¨¢ su apoyo popular y acelerar¨¢ su final pol¨ªtico.
La estrategia de su defensa es excesivamente cauta. Deber¨ªa hacer frente a la verdadera posibilidad de un impeachment en la C¨¢mara y, si quiere ganar la absoluci¨®n del Senado, arriesgarlo todo. Eso supone decir ahora la verdad y tener lo que hace falta para hacer frente a las consecuencias luego, lo que dar¨ªa credibilidad a sus argumento de que la ocultaci¨®n de adulterio no es un delito "grave" que justifica su destituci¨®n.
Puede que haya sorpresas. "Todas las fases de la investigaci¨®n est¨¢n a punto de concluir", promete Starr en su informe. ?Muestran una constante de enga?o y dilaci¨®n, de obstruccionismo y confusi¨®n, de perjurio y abuso de poder en cuestiones pol¨ªtica graves... la costumbre de Clinton tan espectacularmente puesta de manifiesto en su ocultamiento de un esc¨¢ndalo sexual?
Muchos ver¨¢n justicia divina en que Clinton escape de delitos graves, pero pague por delitos menores. Pero la justicia divina, o la justicia sumaria, no es verdadera justicia. Confesado francamente, el perjurio por un ligue en el trabajo no deber¨ªa bastar para echar a un presidente.
? The New York Times.
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