Bailaores de poder a poder
La sole¨¢ por buler¨ªas fue una culminaci¨®n de arte suntuoso. Baile de hombre de poder a poder, que dos art¨ªfices del talento de Jos¨¦ Antonio y Javier Bar¨®n hicieron sin respiro, como iluminados por una fuerza interior que les moviera con riguroso acuerdo. Fue un baile complejo, de enorme dificultad, hecho sin embargo con una perfecci¨®n que no dej¨® ning¨²n resquicio a la duda. En ning¨²n momento pensamos que fuera un duelo entre estos dos hombres, sino todo lo contrario, allegar sabidur¨ªa y genialidad para crear baile flamenco de extraordinaria entidad. Una lecci¨®n de dos maestros sobrados de ideas para convertir un estilo bastante frecuentado en algo nuevo y ciertamente distinto.Jos¨¦ Antonio y Bar¨®n bailaron por s¨ª y para s¨ª, conscientes -y felices por ello- de que estaban creando belleza y ofreciendo gozo a manos llenas. El primero, siendo m¨¢s bailar¨ªn que bailaor, lo hace con la autoridad de quien lleva mucho camino andado y se halla en plenitud, aunque se trate de una disciplina que no es propiamente la suya pero que tambi¨¦n es capaz de dominar; Bar¨®n con la profesionalidad de un gran virtuoso del baile flamenco actual. Cuando se estrecharon la mano al final, sin haber terminado el baile, fue una aut¨¦ntica explosi¨®n de emoci¨®n y entusiasmo con todo el teatro en pie. En esta Bienal tan pr¨®diga en baile, este ser¨¢ sin duda uno de los momentos a no olvidar.
S¨®lo por Arte
Baile: Javier Bar¨®n, Jos¨¦ Antonio, Isabel Bay¨®n. Grupo Los Activos. Toque: Javier Patino, El Juani. Cante: Antonio Carrasco, Crist¨®bal Carrasco, Jos¨¦ M¨¦ndez. Teatro Lope de Vega, 14 de setiembre.
El espect¨¢culo, de hora y diez minutos de duraci¨®n, fue medido y justo. Hubo buen cante y una m¨²sica abundante en percusiones de Los Activos, interesante en su l¨ªnea habitual de creaci¨®n pero quiz¨¢s excesiva para algo dirigido por un hombre tan poco amigo de las estridencias como Javier Bar¨®n. Por descontado que fue la gran noche de ¨¦ste, quien tuvo oportunidad de firmar con su baile p¨¢ginas de gran atractivo. Las siguiriyas, por ejemplo, en solitario, sin la brillantez del d¨²o con Jos¨¦ Antonio pero jondas, radicalmente austeras y desnudas de cualquier elemento accesorio.
El baile femenino corri¨® a cargo de Isabel Bay¨®n, fundamentalmente unos tangos que hizo d¨¢ndoles aire muy vivo, con gracia, garbo y una cierta picaresca que se agradece en un estilo hoy inmerso por lo general en lamentable monoton¨ªa.
El espect¨¢culo tuvo alg¨²n pecado, sin embargo. El principal -y fue comentario un¨¢nime de casi toda la audiencia que una noche m¨¢s abarrot¨® la intratable sauna de calor en que estos d¨ªas est¨¢ convertido el Lope de Vega- fue un ambiente lum¨ªnico a todas luces -y perd¨®neseme el juego f¨¢cil de palabras- insuficiente. Hab¨ªa que esforzar la vista para ver con cierta claridad lo que hab¨ªa en el escenario, y a veces ni a¨²n as¨ª. Parece que fue intenci¨®n de los responsables crear ese distanciamiento, esa asepsia escenogr¨¢fica, pero el baile tiene que verse bien necesariamente si no queremos que llegue incompleto al patio de butacas; y a saber lo que ver¨ªan desde las plantas altas.
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