Tarkovski en revisi¨®n "gore"
"En Solaris, lo que menos me interesaba era el elemento fant¨¢stico", confes¨® una vez Andr¨¦i Tarkovski sobre esa extra?a incursi¨®n en la ciencia-ficci¨®n que realiz¨® a finales de los sesenta. En aquel magn¨¦tico e inclasificable filme, el ruso pon¨ªa en im¨¢genes las dudas de un cient¨ªfico, miembro de la tripulaci¨®n de una estaci¨®n orbital, enfrentado a algo tan impensable para un humano como un mar pensante. Figuraciones nacidas en su propia mente, miedos y violentas obsesiones que se materializan en una nave que progresivamente va perdiendo el rumbo ante la agresi¨®n de lo desconocido.Todos estos elementos est¨¢n tambi¨¦n en Horizonte final, al igual que otros; el filme toma pr¨¦stamos de El resplandor, de Alien y de un buen pu?ado de pel¨ªculas sobre naves misteriosas. Y parafraseando a Tarkovski, habr¨ªa que decir que al brit¨¢nico Paul Anderson -ese mismo se?or que perpetr¨® aquello llamado Mortal kombat- tampoco le interesa lo fant¨¢stico, sino sencillamente el tratamiento gore - efectista y macabro- de un tema de gran tradici¨®n.No es l¨ªcito invocar comparaciones, entre otras cosas porque Tarkovski era un artista, y el se?or Anderson, sencillamente, es un impresionador de celuloide. S¨®lo sirve traerlo a colaci¨®n para establecer, a modo de diagn¨®stico urgente, la salud del g¨¦nero que mejor parado deber¨ªa salir de la implantaci¨®n masiva de tecnolog¨ªa punta aplicada a los efectos especiales, y que, sin embargo, dormita en manos de indocumentados como Mr. Anderson.
"Horizonte final" (Event horizon)
Direcci¨®n: Paul Anderson. Gui¨®n: Philip Eisner. Fotograf¨ªa: Adrian Biddle. M¨²sica: Michael Kamen. Producci¨®n: EE UU, 1998. Int¨¦rpretes: Lawrence Fishburne, Sam Neill, Joely Richardson, Kathleen Quinlan. Estreno en Madrid: Rex.
O sea, que la ciencia-ficci¨®n parece abocada a construir simples c¨®cteles en los que sin piedad se mezcla todo: de Tarkovski hasta el m¨¢s vulgar subproducto. Se le da un tratamiento de choque para sacudir al espectador -es dif¨ªcil encontrar un filme m¨¢s ruidoso que ¨¦ste- y se convoca a los especialistas en construir cad¨¢veres, empalamientos y frusler¨ªas. Por el camino se pierden las sugerencias que el propio escenario deja entrever, la reflexi¨®n moral sobre el papel de la ciencia y listo: lo que pod¨ªa ser una inquietante propuesta se convierte en una anestesiante colecci¨®n... algo similar a lo que ocurre en tantas pel¨ªculas de hoy que tienen m¨¢s que ver con Viernes 13 que con 2001, una odisea en el espacio.
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