"Hollywood trat¨® mal a los hispanos"
Se r¨ªe a carcajadas Antonio Banderas cuando se le comenta que ya era hora de que en una superproducci¨®n americana el bueno fuera un tipo moreno y de ojos negros, mientras el malo responde a un autoritario joven de melena rubia y pupilas claras. "Lo cierto", afirma el actor malague?o -cuya pel¨ªcula La m¨¢scara de El Zorro se proyecta esta ma?ana fuera de concurso en la secci¨®n oficial y por la noche en el vel¨®dromo de Anoeta- "es que el cine de Hollywood siempre trat¨® mal a los personajes hispanos. El p¨²blico hispano se ha resentido por esta imagen y se ha sentido a veces desplazado en un pa¨ªs como Estados Unidos donde han trabajado como aut¨¦nticos esclavos". Antonio Banderas (Benalm¨¢dena, M¨¢laga, 1961) sabe perfectamente que muchos hispanos se identifican con su personaje de El Zorro que por primera vez interpreta un espa?ol en la pantalla grande."El Zorro", a?ade el protagonista, "representa a una figura con ra¨ªces muy populares, justiciero, cercano a la gente oprimida, a los d¨¦biles. Al fin y al cabo esta historia gira en torno a un personaje que se enfrenta al poder establecido. Es una actitud que no resulta habitual en los h¨¦roes del cine de Estados Unidos. De alg¨²n modo esta pel¨ªcula supone una alternativa formal a ese cine de alta tecnolog¨ªa y efectos especiales".
Con un inequ¨ªvoco acento andaluz, vestido con una camiseta negra, un pantal¨®n marr¨®n y unas botas camperas gastadas, sometido a medio centenar de entrevistas en una jornada, Banderas parafrasea a Anthony Hopkins, su compa?ero de reparto en La m¨¢scara de El Zorro, cuando define la pel¨ªcula como "dos horas de palomitas de ma¨ªz". Es decir, el cine de aventuras eterno, el que simbolizaron actores de la talla de Errol Flynn, Burt Lancaster o Douglas Fairbanks, que dio r¨¦plica al primer Zorro de la pantalla en una versi¨®n muda rodada en 1921. La otra estrella de primera magnitud que se puso la famosa m¨¢scara fue ni m¨¢s ni menos que Tyrone Power. Y ahora Banderas, claro.
Con multitud de periodistas a la espera de unos contados minutos con la estrella, con grupos de jovencitas que lo aguardan durante horas para conseguir una sonrisa o un aut¨®grafo, con un s¨¦quito de asesores y de guardaespaldas a su alrededor, Antonio Banderas declara sin titubeos: "Yo nunca olvido mis or¨ªgenes. Estar¨ªa perdido sin M¨¢laga, sin mi familia, sin mis amigos de toda la vida, sin mis ideas progresistas. Todav¨ªa dir¨ªa m¨¢s. Mis or¨ªgenes son el fundamento de mi ¨¦xito". Las declaraciones y el talante de este Antonio Banderas, que en apenas seis a?os -desde que rodara Los reyes del mambo- se ha convertido en estrella del cine de Hollywood, indican que la fama no se le ha subido al actor a la cabeza. Casado con la actriz Melanie Griffith y padre de una ni?a peque?a, Antonio Banderas pasa por ser hoy un s¨ªmbolo sexual en todo el mundo y uno de los espa?oles m¨¢s internacionales.
Pero aquel joven que comenzara a recorrer Andaluc¨ªa con una compa?¨ªa de teatro a finales de los setenta y que encarnara muchos papeles en las exitosas pel¨ªculas de Pedro Almod¨®var en los ochenta, tiene muy claro que el modelo al que aspira no es el del atractivo guaperas, del prototipo del amante latino. "Si creyera", se?ala el actor, "que soy un latin lover, me volver¨ªa un est¨²pido y al final terminar¨ªa siendo una caricatura de m¨ª mismo. Me fijo en gente como Anthony Hopkins, que hoy recibir¨¢ un Premio Donostia en el Festival de San Sebasti¨¢n. La clave del ¨¦xito de Hopkins radica en su mesura, en su sacrificio y en su profesionalidad. Cuando miras su cara y sus ojos, comprendes su talla de excelente actor".
Proyectos de riesgo
La consagraci¨®n como estrella tampoco ha privado a Banderas de un gusto por el riesgo, por los proyectos personales, que le han permitido alcanzar la cumbre del cine a este hijo de polic¨ªa y de profesora que a los 14 a?os anunci¨® en M¨¢laga que quer¨ªa ser actor. "Me niego a convertirme en un actor de estudio y por eso he participado y seguir¨¦ participando en pel¨ªculas de cine independiente. Esa inquietud me ha llevado tambi¨¦n a ponerme detr¨¢s de la c¨¢mara para dirigir Crazy en Alabama, un filme donde abordo muchos tab¨²es de la sociedad de Estados Unidos. Despu¨¦s de 53 pel¨ªculas como actor me apetec¨ªa saltar al otro lado y contar mis propias historias. Me interesan las corrientes del cine independiente y adem¨¢s considero que esa actitud resulta buena para mantener mi salud mental".Pero no se acaban aqu¨ª los planes creativos de un Banderas que prepara con el director teatral Llu¨ªs Pasqual una adaptaci¨®n del Don Juan para el cine. Los ojos de este Zorro contempor¨¢neo se iluminan cuando apostilla: "Tengo la misma ilusi¨®n que cuando iba de pueblo en pueblo en Andaluc¨ªa, en un cami¨®n viejo, para hacer teatro".
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