"Si me hacen pagar, tendr¨¦ que cerrar"
La cruzada municipal contra la venta de alcohol a menores amenaza el futuro comercial de algunos tenderos madrile?os. Los propietarios de varios comercios de frutos secos de la calle de San Joaqu¨ªn, en la zona de Malasa?a, se enfrentan a multas millonarias por vender alcohol a menores de edad.Es el caso de Lin y Guo Chong Long, dos emigrantes chinos que hace ocho a?os aterrizaron en Barajas con la esperanza de dar un giro radical a sus vidas. Pero ¨¦stas viraron en una direcci¨®n que ellos no esperaban.
El pasado 3 de octubre de 1997, una patrulla de la Polic¨ªa Municipal observ¨® que cuatro j¨®venes sal¨ªan del comercio de Chong Long provistos de varios cartones de vino, botellas de refrescos y litronas de cerveza. Al interesarse por la edad de los muchachos, los gendarmes descubrieron que ninguno ten¨ªa cumplidos los 16 a?os. Ese mismo d¨ªa, unas horas m¨¢s tarde, otros dos menores eran sorprendidos saliendo del mismo establecimiento con bebidas alcoh¨®licas.
A partir de ah¨ª, los problemas se sucedieron para Chong Long, que apenas habla castellano y que se siente acosado por la Polic¨ªa Municipal.
La multa fijada por el Ayuntamiento de Madrid, que asciende a cinco millones de pesetas, es excesiva, en opini¨®n de Chong Long. "Yo no soy culpable de vender alcohol a menores. Siempre pido los carn¨¦s de identidad para comprobar la edad. Adem¨¢s, si me hacen pagar ese dinero tendr¨¦ que cerrar mi local", dice.
Su abogado, Ram¨®n Hern¨¢ndez, advierte que recurrir¨¢ la multa, "ya que cuando se curs¨® la denuncia los j¨®venes no la firmaron". Y contin¨²a con su argumento jur¨ªdico: "As¨ª que si no encuentran a ¨¦stos y no la ratifican, mi cliente no tiene que pagar". "Adem¨¢s", afirma Hern¨¢ndez, "no est¨¢ muy claro que fueran ellos los que compraron las bebidas o si fue alg¨²n adulto el que lo hizo".
Sorprendidos
El caso de Lin es muy parecido al de su compatriota. El a?o pasado, varios j¨®venes de edades comprendidas entre 14 y 16 a?os fueron sorprendidos cuando consum¨ªan alcohol comprado, seg¨²n la polic¨ªa, en el establecimiento de Lin.Esta infracci¨®n, junto al hecho de que la propietaria del local carec¨ªa de licencia municipal de apertura y funcionamiento, hizo que, tras la denuncia pertinente, el Ayuntamiento de Madrid, bas¨¢ndose en la Ley de Defensa de los Derechos de la Infancia, aprobada en la Asamblea de Madrid en marzo de 1995, multase a Lin con 2,5 millones de pesetas.
Su marido, Feicheng, niega lo declarado por la polic¨ªa y, pese a reconocer que ya ha pagado otra multa de 60.000 pesetas por una infracci¨®n similar, no ha vuelto a vender bebidas a menores. "Siempre pedimos los documentos de identidad, no queremos problemas. Ya conocemos las normas", asegura el marido de Lin.
Los due?os de muchos de los locales de la zona de Malasa?a son emigrantes chinos que, en la mayor¨ªa de las ocasiones, desconocen las normas legales aprobada por la Comunidad de Madrid y aplicadas por el Ayuntamiento. O simplemente, no controlan el manejo de nuestro idioma.
"Este escaso dominio del idioma", seg¨²n el abogado Hern¨¢ndez, "hace que los propietarios de los locales cometan alguna infracci¨®n por desconocimiento, pero pocas veces por mala fe". Lin y Chong Long se aferran a los argumentos de su abogado para mantener la esperanza de continuar con su negocio, que explotan, preferentemente, los viernes y s¨¢bados.
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