V¨ªctima de las obras

Distrito Centro de Madrid, cualquier calle a cualquier hora: motos de reparto con escape libre, sirenas enloquecedoras de ambulancias (los bravos y escandalosos chicos del Samur), bocinazos, rugidos de autobuses municipales y no municipales a los que incre¨ªblemente se permite acceder al meollo del centro hist¨®rico, como es el caso de la plaza de Isabel II, que parece una estaci¨®n de autobuses. Bares y tiendas con altavoces a la calle, discotecas retumbando en los bajos, alarmas de coches que se disparan, camiones de la basura a medianoche y de buena ma?ana la maquinaria b¨¦lica municipal poniendose manos a la obra de destripar calles y plazas sin descanso. Sue?o que del cielo baja un ¨¢ngel del Se?or para decirle bajito al o¨ªdo al alcalde: "Dales descanso, pon sordina a tus autobuses y ambulancias, silencia a las motos, regula los decibelios de bares y discotecas... porque de otra manera no podremos atender a tus plegarias -como as¨ª lo hicimos la otra vez- cuando llegue el momento de las elecciones". ?Paz al ciudadano! ?Viva la utop¨ªa de un Madrid europeo! Y si esta guerra contin¨²a, organic¨¦monos. Sea nuestra proclama fundacional el art¨ªculo de Javier Mar¨ªas publicado hace poco en EL PA?S. Nunca se lo agradeceremos bastante. Gracias tambi¨¦n a Forges, a F¨¦lix de Az¨²a, a Vicente Verd¨² y a todos los ciudadanos an¨®nimos que hemos empezado a escribir cartas a los peri¨®dicos.- . .