El precio de no inventar
Espa?a gasta 150.000 millones al a?o en patentes extranjeras, y s¨®lo ingresa 32.000 millones
Erno Rubik, el inventor de aquel cubo de Rubik que quebr¨® la cabeza de medio mundo en los a?os setenta, olvid¨® patentar su invento fuera de Hungr¨ªa, en lo que posiblemente constituye uno de los descuidos m¨¢s caros de la historia universal de la incuria. A Ray Tomlinson, inventor estadounidense del correo electr¨®nico, tampoco se le ocurri¨® patentar la idea que hoy utilizan 70 millones de internautas de todo el mundo.La Oficina Europea de Patentes, que viene celebrando su 20? aniversario por varias capitales de la UE, abre ma?ana en Madrid una exposici¨®n que, entre otras cosas, pretende reducir el n¨²mero de descuidos como los anteriores y estimular, si no la imaginaci¨®n, al menos s¨ª el sentido cremat¨ªstico de los inventores.
No se trata de pura poes¨ªa: Espa?a gasta cada a?o m¨¢s de 150.000 millones de pesetas en derechos de patentes extranjeras, y s¨®lo ingresa por el mismo concepto 32.000 millones, seg¨²n datos del Bundesbank. El balance tambi¨¦n es negativo en el conjunto de la Europa comunitaria, que sufre un saldo negativo equivalente a 70.000 millones de pesetas. El gran beneficiario en la guerra de las patentes es Estados Unidos, cuyo balance resulta positivo en 2,4 billones de pesetas.
La exposici¨®n que se abre ma?ana en la Oficina Espa?ola de Patentes y Marcas (calle de Panam¨¢, 1, lunes a s¨¢bados hasta el 3 de octubre) no ser¨¢ espectacular -que nadie espere un autogiro de La Cierva a tama?o natural-, pero permite un instructivo recorrido por la historia europea de las patentes, o de c¨®mo meterse la imaginaci¨®n en el bolsillo del pantal¨®n. Erno Rubik, desde luego, hubiera agradecido darse una vuelta por all¨ª hace 20 a?os.
La primera patente de la historia tuvo resonancias eclesi¨¢sticas: se concedi¨® en 1449 por un nuevo m¨¦todo de fabricaci¨®n de vidrio tintado ideado por el artesano ingl¨¦s John de Utynam, que disfrut¨® durante 20 a?os de la exclusiva para utilizarlo en las vidrieras de las iglesias.
En la historia de los inventos, la rueda se lleva la fama, pero el sacacorchos se lleva el gato al agua: este artilugio helicoidal, inspirado en un sistema para extraer las balas fallidas de las armas de fuego, ha dado lugar a m¨¢s de 350 patentes a lo largo de 300 a?os. ?Qui¨¦n dijo que el vino no serv¨ªa como fuente de inspiraci¨®n?
Entre los hitos recientes, la muestra destaca los bloques de hormig¨®n prefabricado (Portugal), las cerraduras de Abloy Oy (Finlandia), una pintura que simula las vetas de la madera (Reino Unido), el caf¨¦ soluble (Suiza), el cierre de vac¨ªo para botellas de vino (un complemento ideal para el antedicho sacacorchos, de Holanda), el descapotable de capota r¨ªgida (Alemania), las modernas fijaciones para los esqu¨ªes (Austria), el cortac¨¦spedes alimentado por energ¨ªa solar (B¨¦lgica), el omnipresente tubo flexible para meter cables (Grecia) y el cochecito de ni?o plegable (Espa?a).
Algunas fechas: el Concorde se patent¨® en 1976. El ordenador Apple, en 1978. El walkman, en 1979. Y el aparato port¨¢til de videojuegos, en 1989. Y algunas cifras: hace s¨®lo tres a?os que se concedi¨® la patente europea n¨²mero 300.000. En Espa?a, se vienen registrando alrededor de 2.600 nuevas patentes anuales. En este momento, hay cerca de cuatro millones de patentes en vigor en todo el mundo.
La invenci¨®n espa?ola atesora un cl¨¢sico indiscutible y prol¨ªfico: el ingeniero Leonardo Torres Quevedo, que patent¨® en 1887 un nuevo sistema de camino funicular (un telef¨¦rico) que todav¨ªa est¨¢ en uso en las cataratas del Ni¨¢gara, donde se le conoce como Spanish Niagara Aerocar; en 1903, registr¨® el telekino, el primer aparato de radiodirecci¨®n a distancia; y en 1906, patent¨® un globo dirigible semirr¨ªgido que compiti¨® en aquella ¨¦poca con los incipientes zeppelin alemanes.
El primer submarino espa?ol tripulado fue registrado en 1858 por el maquinista logro?¨¦s Cosme Garc¨ªa S¨¢ez. Y el primer motor de gas¨®geno aspirado del mundo, que se us¨® mucho en la industria textil catalana de fines del siglo pasado, fue patentado en 1861 por el catedr¨¢tico barcelon¨¦s Jaime Arbos y Tor.
La exposici¨®n pasa por alto las que muy probablemente constituyen las dos patentes espa?olas m¨¢s exitosas de todos los tiempos: la fregona y el chupa-chups. Puede que estos dos inventos no destilen grandes dosis de alta tecnolog¨ªa, pero las mejores ideas se adaptan a menudo a la m¨¢xima de Oscar Wilde sobre las condiciones que debe cumplir el placer ideal: ser breve y dejar insatisfecho.
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