Negociar
Vivimos la esperanza en la pol¨ªtica. Cuando, tras largu¨ªsimos a?os de sufrimiento provocado por la fe en el crimen, ETA habla de tregua, nos agarramos a la esperanza y, por esperar, esperamos lo m¨¢s necesario, lo que realmente puede llevarnos al final feliz de tanto dolor: la negociaci¨®n. Es decir, la pol¨ªtica. Que los pol¨ªticos y no los terroristas sepan negociar, hablar, entenderse y desentenderse, y volver a entenderse hasta llegar a la soluci¨®n final que no puede ser nunca la que sue?en los terroristas, sino la que sea razonable y l¨®gica para que quepa en todas las cabezas de los ciudadanos, tambi¨¦n dispuestos a entender que cuando los procesos pol¨ªticos comienzan en serio, pueden llevar a soluciones que la visceralidad y la falta de pol¨ªtica pueden no querer, pero que la racionalidad y el triunfo de la pol¨ªtica pueden llegar a imponer, por las v¨ªas democr¨¢ticas a nuestro alcance, que son muchas y con tantas posibilidades como capacidad y sabidur¨ªa demuestren tener nuestros pol¨ªticos. Por esa suprema esperanza de la paz, est¨¢ estos d¨ªas de moda la negociaci¨®n. Tambi¨¦n en Andaluc¨ªa parece que corren vientos favorables a la negociaci¨®n. Hubo reuni¨®n en Madrid del presidente Chaves con el ministro de Administraciones P¨²blicas y almuerzo de ambos con el ministro de Trabajo, y para nosotros m¨¢s que eso, presidente del PP andaluz. Javier Arenas parece haber dejado traslucir su poca felicidad por el hecho de que antes de comer con ¨¦l el presidente andaluz se reuniera con el ministro Rajoy, seguramente porque ¨¦ste se ha mostrado m¨¢s abierto al deshielo que el propio Arenas, tan valorado como ministro dialogante en Madrid y tan poco dado al di¨¢logo con el Gobierno andaluz. Lo cierto es que, por fin, parece que Andaluc¨ªa y Madrid intentan acabar con una estrategia que mantiene enteros y sin resolver todos los problemas pendientes. Es la hora de la negociaci¨®n, tambi¨¦n aqu¨ª, o lo parece. Si es cierta ser¨¢ un acierto. Y puede que lo sea, porque el todopoderoso y superinformado consejero de Presidencia, Gaspar Zarr¨ªas, ya ha dicho que la cosa va bien y que, despu¨¦s de las primeras reuniones, se puede llegar a acuerdos positivos. Negociaci¨®n es pol¨ªtica. Pol¨ªtica, y no gresca, es lo que necesitamos.
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