"El mundo necesita el liderazgo de Bill Clinton", asegura Matutes
Abel Matutes, ministro de Exteriores, preguntado por la prensa, expres¨® su simpat¨ªa personal por el presidente estadounidense y a?adi¨®:"el mundo necesita del liderazgo de Clinton y, en estos momentos, todo debate que debilite ese liderazgo me parece est¨¦ril e inconveniente".Si de los gatos se dice que tienen siete vidas por su capacidad para caer de pie en las situaciones m¨¢s adversas, Bill Clinton es el rey de los felinos. Nadie en la delegaci¨®n diplom¨¢tica espa?ola que asiste en Nueva York a la Asamblea General de la ONU, y que pudo contemplar la difusi¨®n en los medios de comunicci¨®n de la declaraci¨®n judicial del presidente en el caso Lewinsky, est¨¢ dispuesto a apostar por el inminente fin de su carrera pol¨ªtica.
El criterio mayoritario de los diplom¨¢ticos es de una prudente espera a ver como evoluciona una opini¨®n p¨²blica que parece apiadarse de Clinton al verle sometido a preguntas humillantes sobre su vida sexual. La difusi¨®n de la cinta de v¨ªdeo ha resultado un grave error para los adversarios del presidente, al colocarle en la posici¨®n de v¨ªctima cuya habilidad para responder a los fiscales produce cierta verg¨¹enza ajena, pero tambi¨¦n simpat¨ªa.
Todo a su favor
La resistencia de Clinton en las encuestas de opini¨®n -sube en vez de bajar como esperaban sus enemigos-, tiene poco que ver con el apoyo de los grandes medios de comunicaci¨®n, que se muestran cr¨ªticos con el presidente. Un dato revelador es la prudencia de algunos de sus m¨¢s encarnizados enemigos, miembros del partido republicano de la C¨¢mara de Representantes, antes de pedir frontalmente la destituci¨®n del presidente. Las elecciones de noviembre est¨¢n demasiado cerca y un error de c¨¢lculo puede ser fatal para renovar su esca?o.La tenacidad de la mayor¨ªa republicana por bloquear la presidencia de Clinton y conquistar la Casa Blanca en las elecciones de noviembre del 2000 es palpable. La inc¨®gnita, que manejan algunos diplom¨¢ticos espa?oles, es hasta qu¨¦ punto la batalla interna puede maniatar la pol¨ªtica exterior estadounidense que est¨¢ en manos del presidente. Algunas perspectivas son poco halag¨¹e?as. As¨ª, por ejemplo, la mayor¨ªa republicana se resiste a aprobar fondos especiales para financiar la continuidad de la presencia de las tropas norteamericanas en Bosnia, lo que supone una piedrecita m¨¢s en el camino del presidente. A su favor cuenta la secretaria de Estado, Madelaine Albrigth, que puede ser acusada de cualquier cosa menos de pusil¨¢nime. Es el rostro decidido y firme de una pol¨ªtica exterior cuya principal debilidad est¨¢ en la retaguardia.
El esc¨¢ndalo Lewinsky tampoco parece que vaya a detener un eventual ataque de la OTAN contra las posiciones serbias en Kosovo, ni ha impedido que Clinton mantenga su agenda internacional tanto en Jap¨®n , como en su homenaje a Nelson Mandela, huesped de honor de la Casa Blanca.
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