Nazis por convicci¨®n, nazis por resentimiento

Mucho se habla del resurgimiento nazi en Alemania. La raz¨®n est¨¢, sin duda, en el pasado mucho m¨¢s que en el presente. Cuando en algunas ciudades de Francia o Italia la extrema derecha consigue resultados electorales espectaculares se explica como un voto de protesta contra los partidos tradicionales. Cuando en Alemania consiguen m¨¢s del 2% se evoca el fantasma de las SA desfilando bajo la Puerta de Brandeburgo y se habla del resurgir de la peste parda en el alma del alem¨¢n medio. Pero no se puede pedir rigor cient¨ªfico al miedo.Los esfuerzos de las generaciones alemanas de la posguerra por educar a sus hijos en la conciencia y memoria del pasado no tienen precedentes en el mundo. Cierto que de ning¨²n otro pa¨ªs parti¨® una oleada de cr¨ªmenes semejantes. Pero tambi¨¦n lo es que la inmensa mayor¨ªa de los Estados, incluidas las democracias, tienden a ocultar o incluso glorificar como gestas patri¨®ticas las matanzas cometidas contra otros pueblos.

En la RFA, los nazis han sido hasta la reunificaci¨®n un grup¨²sculo insignificante de marginados sociales apoyados por algunos ancianos irredentos. Su arraigo social e influencia eran nulas y su ¨²ltima presencia en el Parlamento se remonta a la d¨¦cada de los sesenta. Pero la unificaci¨®n ha trastocado todo.

Los alemanes orientales, educados en un r¨¦gimen autoritario, no recibieron una formaci¨®n de rechazo al nazismo desde un esp¨ªritu liberal. La RDA era antifascista por decreto. Lanzados de repente a la libertad pol¨ªtica individual y despojados de la protecci¨®n y el dictado del r¨¦gimen comunista muchos alemanes orientales, especialmente los j¨®venes en las zonas m¨¢s deprimidas, se sienten desorientados y buscan desesperadamente l¨ªderes y un nuevo esp¨ªritu de comunidad que los acoja. Son nazis por resentimiento