La parroquia de San Andr¨¦s volver¨¢ a unirse a la capilla tras cuatro siglos
La capilla del Obispo apenas se distingue desde la cercana plaza de la Paja. El templo permanece semioculto entre el abigarrado conjunto de edificios formado alrededor de la parroquia de San Andr¨¦s. Su planta, m¨¢s peque?a, se cruza con la de la parroquia. Por litigios entre capellanes y p¨¢rrocos, la comunicaci¨®n entre ambas se mantuvo sellada cuatro siglos. Ahora, mediante una restauraci¨®n de gran complejidad, la conexi¨®n entre ambos templos quedar¨¢ restablecida.Javier Vell¨¦s, vasco de 54 a?os, arquitecto restaurador del conjunto, explica que el recinto alberg¨® tres iglesias diferentes: de un lado, la capilla, y del otro, San Isidro, sepultura del patr¨®n madrile?o, y San Andr¨¦s. ?sta cambi¨® de orientaci¨®n en cuatro ocasiones: levante, occidente, norte y oriente. Otras tantas troc¨® consecutivamente de estilo: g¨®tico tard¨ªo, renacentista, plateresco y barroco. "Ya lo dice el refr¨¢n, San Andr¨¦s, iglesia al rev¨¦s", bromea su p¨¢rroco, Lorenzo Rodr¨ªguez.
De lo que ahora se trata es de abrir la fachada en piedra que da a la plaza de la Paja; restaurar el peque?o claustro y el deambulatorio al que van a dar la capilla del Obispo y los pies del crucero, la parte posterior de la iglesia de San Andr¨¦s; abrir su techo al aire, con un jardincillo, y unir esa entrada con la parroquia. Las obras avanzan a buen ritmo.
La oxidada puerta de hierro que da acceso al peque?o claustro permite ver un cartel que pende sobre una columna lisa de yeso blanco: "Una limosna, por amor de Dios, para la reconstrucci¨®n de este hist¨®rico templo, incendiado el d¨ªa 19 de julio de 1936". Al comenzar la guerra civil espa?ola, el a?ejo lugar sagrado pertenec¨ªa a los duques de Alba. A?os antes, los duques la cedieron provisionalmente al C¨ªrculo de Obreros Cat¨®licos "para el desarrollo de actividades sociales". As¨ª lo cuenta el p¨¢rrroco de San Andr¨¦s. "Tambi¨¦n aqu¨ª imparti¨® por entonces su primera charla religiosa el beato Escriv¨¢ de Balaguer, precisamente a obreros", apunta.
Fuego y disparos
Desde siempre, el conjunto eclesial fue sufragado con un impuesto sobre el carb¨®n y el vino consumidos por los madrile?os. No se sabe con certeza si, como se cuenta, fue una tal Carmen la Gallega la que dirigi¨® al gent¨ªo que apil¨® para quemarlos sobre el suelo del ¨¢bside de San Andr¨¦s cuadros, t¨²nicas y libros sacros que har¨ªan a¨²n m¨¢s ardiente aquel d¨ªa de julio. La fogata permaneci¨® encendida dos d¨ªas. "Curiosamente, la mujer muri¨® no hace mucho aqu¨ª en el barrio, quemada por el fuego de un brasero", se?ala el p¨¢rroco. Otras versiones sobre aquellos sucesos, casi olvidados, hablan de la presencia en b¨®vedas de templos cercanos de algunos francotiradores que desencadenaron la ira del pueblo de Madrid, sorprendido por el alzamiento militar contra la Rep¨²blica. San Andr¨¦s ardi¨®. Pero la rec¨®ndita capilla del Obispo se salv¨® de las llamas.
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