Paz sin imposiciones
AUNQUE UN mitin de partido no era el marco adecuado para definir la actitud del Gobierno ante la nueva situaci¨®n creada por la tregua de ETA, el discurso pronunciado ayer por Aznar en San Sebasti¨¢n sirvi¨® para exponer las posiciones de principio del Ejecutivo tras los primeros contactos con dirigentes de otros partidos: actuaci¨®n desde el consenso democr¨¢tico; separaci¨®n del problema de la paz del eventual debate sobre el autogobierno; generosidad para los que abandonen las armas; validez del estatuto y la Constituci¨®n como marco pol¨ªtico del pluralismo vasco. Unos principios que coinciden con los expresados por el primer partido de la oposici¨®n.Hace ahora 16 a?os, en un escenario muy pr¨®ximo, el vel¨®dromo de Anoeta, el entonces candidato socialista Felipe Gonz¨¢lez se comprometi¨® a asumir lo que los propios vascos decidieran -el "m¨ªnimo com¨²n m¨²ltiplo", dijo- sin otros l¨ªmites que los marcados por la Constituci¨®n y el estatuto. Lo que entonces se ve¨ªa como marco para un proceso de integraci¨®n de la minor¨ªa antisistema que apoyaba la violencia no tuvo siquiera ocasi¨®n de ser ensayado. ETA asesin¨® a un general apenas cerradas las urnas. Ahora, la situaci¨®n es diferente porque se cuenta de entrada con el alto el fuego de la banda.
Se ignoran, sin embargo, las intenciones de ETA al acordar esa medida. Ojal¨¢ exprese, como asegura Ardanza, una voluntad inequ¨ªvoca de abandonar definitivamente las armas. Hasta ahora hay indicios que el tiempo debe convertir en pruebas. Para que la tregua sea definitiva, el escrito de ETA exige a los partidos nacionalistas -los ¨²nicos a los que se dirige- que renuncien al estatuto y rompan todo pacto con formaciones espa?olas para defender un proyecto soberanista que incluya a Navarra y el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s. En sustancia, pues, ETA hace depender la paz de que los dem¨¢s partidos nacionalistas asuman como propio su programa e incluye una menci¨®n a la "persecuci¨®n social" de quienes se opongan a ese proyecto. Algunos ya han seguido sus indicaciones. Ayer incendiaron una sede socialista en un barrio de San Sebasti¨¢n.
Con o sin atentados, ese planteamiento no es democr¨¢tico. No lo es hacer depender la paz de que los dem¨¢s asuman el proyecto del que amenaza, y obtener concesiones pol¨ªticas por dejar de matar equivale a alcanzarlas por haber matado. Separar la cuesti¨®n de la paz de la eventual discusi¨®n sobre el marco pol¨ªtico vasco es, por tanto, una exigencia democr¨¢tica. Sobre eso est¨¢n de acuerdo el PP y el PSOE, y tambi¨¦n Pujol, seg¨²n declar¨® tras su entrevista con Aznar. Anguita seguramente tambi¨¦n est¨¢ de acuerdo sobre el fondo, aunque hay cierta incoherencia en su simult¨¢nea presencia en el Pacto de Ajuria Enea, que rechaza la posibilidad de obtener ventajas pol¨ªticas de la violencia, y en el de Lizarra, que m¨¢s bien pretende lo contrario. La palabra corresponde ahora a los nacionalistas democr¨¢ticos. Es cierto que, sin su apertura hacia HB -soberanismo, relativizaci¨®n del estatuto, conversaciones blindadas-, ETA hubiera carecido del pretexto que necesitaba para la tregua. Pero tambi¨¦n que su reconocimiento del pluralismo vasco es incompatible con los planteamientos impositivos de HB y ETA. Quien proponga abandonar el Estatuto de Gernika deber¨¢ demostrar que existe una f¨®rmula que suscite un consenso al menos equivalente. Ardanza ha propuesto congelar el debate sobre esa cuesti¨®n durante un par de a?os, para dar tiempo a que se asiente la paz y madure el mundo radical. Pero ese mensaje implica tambi¨¦n no aplazar el proceso de pacificaci¨®n.
Durante a?os se ha dicho que sin una tregua indefinida no se pod¨ªa abrir ninguna discusi¨®n sobre las medidas de pacificaci¨®n contempladas en el Pacto de Ajuria Enea. Un alto el fuego no significa exactamente lo mismo que voluntad inequ¨ªvoca de abandonar la violencia, como reclama el pacto, pero s¨ª constituye un punto de partida. La prudencia necesaria no puede ser incompatible con alg¨²n paso en esa direcci¨®n.
Es cierto que uno de los motivos del fracaso de Argel fue que ETA contaba de antemano con la liberaci¨®n de sus 500 presos, lo que dej¨® sin margen de maniobra al Gobierno. Pero lo imprudente ser¨ªa ahora no hacer nada, dar la impresi¨®n de par¨¢lisis. La referencia de Aznar a la generosidad de los dem¨®cratas y las del portavoz del Gobierno a la modificaci¨®n de la pol¨ªtica penitenciaria si existe consenso parecen indicar una actitud abierta sobre la cuesti¨®n de los presos. Lo importante es comenzar a andar sin necesidad de esperar a las elecciones. Dicho de otra manera, sin temor a que un gesto del Gobierno en esa direcci¨®n pueda perjudicar las expectativas electorales del PP en Euskadi.
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