El pasado es suyo
Todo fue entrar y rejuvenecer m¨¢s de 30 a?os. En esta sala, como recuerdan los m¨¢s veteranos camareros del Alfonso XIII, estaba el bar del hotel. "Todo buen periodista sabe d¨®nde est¨¢ el bar del hotel". Larry Collins evoc¨® veladas nocturnas en ese bar durante la Feria de 1965. Hab¨ªa venido con su alma gemela Dominique Lapierre, compadre de cinco libros, en su af¨¢n por recoger material para la obra O llevar¨¢s luto por m¨ª, biograf¨ªa novelada de Manuel Ben¨ªtez El Cordob¨¦s. "Todas las noches nos reun¨ªamos con Orson Welles, gran aficionado a los toros". No siguieron el consejo del cineasta: olvidarse de El Cordob¨¦s y hacer una novela sobre Curro Romero. La amistad sigui¨®. Orson Welles hizo un papel de actor en la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de ?Arde Par¨ªs?, la primera novela que escribieron al alim¨®n Collins y Lapierre. No se conocieron como corresponsales sino como soldados de la OTAN. El pasado es suyo. Ahora Collins recorre Espa?a presentando El futuro es nuestro, novela de cabezas nucleares y traficantes de hero¨ªna. Collins sin Lapierre se sent¨ªa ayer Mauri sin Maguregui, Dao¨ªz sin Velarde, Bioy Casares sin Borges. "Voy a llamar por tel¨¦fono a Dominique para decirle que han cambiado de sitio el bar del hotel". Por su amistad literaria con Lapierre, Larry Collins renunci¨® al estrellato period¨ªstico de la corresponsal¨ªa de Newskeek en Vietnam. Aquella posible abstinencia b¨¦lica la ha compensado con una novela en la que ha recorrido medio mundo para reconstruir la ruta de la hero¨ªna desde Afganist¨¢n hasta los mercados occidentales. La doble moral respecto a la droga no es exclusiva de los Estados Unidos. Los talibanes, opio del pueblo, se llevan un 15% del comercio del opio mientras que los guardianes de la revoluci¨®n iran¨ª protegen la mercanc¨ªa hasta los laboratorios de Turqu¨ªa -"Es a la hero¨ªna lo que Jap¨®n a los coches"- al tiempo que "vigilan a sus compatriotas por si tienen whisky en sus casas o ven a Pamela Anderson en televisi¨®n". El futuro es nuestro reproduce una sentencia del credo islamista. Es la respuesta narrativa a temas de los 90: ya no se enfrentan Smiley y Karla, el doctor No y James Bond, sino un ex agente de la CIA llamado James Duffy y un ingeniero iran¨ª que comparti¨® con Jomeini el exilio parisino y es el cerebro de la operaci¨®n Jalid que quiere poner occidente patas arriba. Visit¨® casi todos los lugares descritos, a excepci¨®n de Ir¨¢n. En este pa¨ªs se gan¨® la antipat¨ªa de algunos mullah por unas investigaciones period¨ªsticas sobre una red iran¨ª de falsificaci¨®n de d¨®lares. No cree que la reparaci¨®n de la imagen internacional de Ir¨¢n tras el levantamiento de la condena a Salman Rushdie merme el efecto de su novela. "En Versos Sat¨¢nicos, Rushdie ridiculiz¨® el Islam y ¨¦l es mahometano. Yo me he cuidado mucho de no insultar ni ridiculizar al Islam. Incluso me consta que algunos extremistas iran¨ªes se han quedado muy contentos con mi libro". Junto a los paisajes y al paisanaje, el gran protagonista de su novela es el Krytr¨®n, una part¨ªcula diab¨®lica que har¨¢ las delicias de los estudiantes de F¨ªsica Nuclear. No ha visto torear a Manuel D¨ªaz, el supuesto hijo de El Cordob¨¦s. "El Juli s¨ª es un buen torero". Llamar¨¢ a Dominique Lapierre. Dos soldados, uno menos que la novela de John dos Passos. Le contar¨¢ que ayer estaba comiendo a su lado la infanta do?a Mar¨ªa de las Mercedes, nuera del rey que le dio el nombre al hotel Alfonso XIII. A Collins no le asombran los honores. Es yerno del pach¨¢ de El Cairo.
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