Un fen¨®meno negro, pobre y superventas
Los escritores brasile?os del medio siglo lamentan profundamente su falta de proyecci¨®n en el exterior. A todos les gustar¨ªa que los lectores espa?oles "se interesaran por los autores de m¨¢s de 50 a?os con una carrera literaria consolidada", resumi¨® el poeta Armando Freita Filho. Ven con asombro c¨®mo se ha "exportado" Paulo Coelho, al que, seg¨²n Autran Dourado (premio de la Paz de la Asociaci¨®n de Editores y Libreros de Alemania en 1994), "el Brasil literario no reconoce, aunque aprecia". De El alquimista se han vendido 13 millones de ejemplares en todo el mundo, y En Espa?a Planeta reedita 5.000 ejemplares cada mes. Tampoco comprenden muy bien c¨®mo una autora joven, Patricia Melo (1962) ha logrado que su novela Killer (Ediciones B) sea traducida en Espa?a al a?o de haber sido publicada en su pa¨ªs.
La promesa y el ¨¦xito
Los cr¨ªticos explican que hay una generaci¨®n emergente, aunque sin tendencias definidas. Casi todos opinan que una gran promesa es Bernardo Carvalho (R¨ªo de Janeiro, 1960), un periodista que ha publicado ya tres novelas (Aberra?ao, Onze y Os bebados e os son¨¢mbulo) en las que, dicen, muestra una interesante mezcla de ficci¨®n y memoria.Las tiradas rondan en Brasil los 3.000 ejemplares, y se considera un ¨¦xito de ventas llegar a los 8.000. En este sentido, A Cidade de Deus, la primera novela de Paulo Lins (40 a?os) se ha convertido en un aut¨¦ntico fen¨®meno: se han vendido 20.000 ejemplares en un tiempo r¨¦cord y los derechos de traducci¨®n han sido adquiridos ya por editoriales de EEUU, Francia, Italia y Reino Unido, entre otros pa¨ªses, y le han pagado a Lins 55.000 d¨®lares por llevarla al cine. Cr¨ªticos brasile?os que se han ocupado de ella afirman que se aborda un tema de siempre de una manera diferente: 20 a?os de la vida de una favela, Cidade de Deus (R¨ªo de Janiero), de forma diferente: desde dentro.
"Soy brasile?o, negro, pobre y favelado", afirma Lins, que durante ocho a?os realiz¨® trabajo de campo en el barrio de chabolas para un estudio antropol¨®gico. "Me hice amigo de todos los delincuentes. Para dar autenticidad a los personajes de la novela procur¨¦ un lenguaje coloquial". El libro est¨¢ dividido en tres partes: "La primera, en los a?os sesenta, representa a los chabolistas como p¨ªcaros a la antigua, mujeriegos, no violentos. En la segunda, en los setenta, aparecen los sambistas rockeros que se organizan en bandas para el tr¨¢fico de marihuana. Y en la tercera, la coca¨ªna lo invade todo y se llega al crimen organizado".
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