De guindilla a se?or agente
"Amigos del Pueblo,/ enemigos del mal,/ as¨ª es como ¨¦ramos/ la Guardia Municipal". Esta cuarteta caligrafiada por el guardia Rodes -que posa con gesto severo en un peque?o retrato situado junto a sus rimas- da la bienvenida al visitante de una ins¨®lita exposici¨®n sobre la historia de la Polic¨ªa Local de Granada montada, gracias al empe?o de dos agentes, Carmelo Garc¨ªa y Roberto G¨¢lvez, en los soportales del patio del Ayuntamiento. Una abigarrada colecci¨®n de gorras, esposas, uniformes, libretas de multas, pitos, cascos, correajes, insignias y sillas de montar muestran las transformaciones de diverso orden -incluido el ideol¨®gico- que ha experimentado el cuerpo en el tiempo. El poema fotocopiado del guardia Rodes, que da fe las distintas fases por las que ha pasado la polic¨ªa municipal, tiene un vecino ilustre: una reproducci¨®n de la orden de los Reyes Cat¨®licos, ocho a?os despu¨¦s de la Toma de Granada, por la que crearon el cuerpo de Los Fieles, el antecedente m¨¢s remoto de los agentes de los Ayuntamientos. Los Fieles ten¨ªan unas atribuciones sobre el orden p¨²blico en la Granada renacentista parecidas a las que hoy corresponden a los agentes municipales, que ayer celebraron el D¨ªa del Polic¨ªa. Un maniqu¨ª vestido con traje de gala y casco emplumado parece guardar los manuscritos reales. La asociaci¨®n Alcazaba, a la que pertenecen los dos polic¨ªas que han acopiado el material, ha logrado reunir una variedad de objetos que concitan en el visitante una rara simpat¨ªa por la autoridad. All¨ª est¨¢n las insignias de brazo, aqu¨ª los uniformes, m¨¢s all¨¢ las sillas de montar. En su poema, el agente Rodes describe as¨ª el aspecto de los municipales antiguos: "Con traje de pa?o,/ el capote de borra,/ la gorra o el casco,/ el cinto y la porra". Y el bloc de las denuncias, del que la exposici¨®n muestra varios dise?os. De aquel tiempo, los a?os cincuenta y sesenta, cuando los polic¨ªas a¨²n eran guindillas, hay un amplio surtido fotogr¨¢fico del que destacan las im¨¢genes del D¨ªa del Guardia, que se celebraba el primero de enero de cada a?o. Durante esa jornada, los automovilistas iban proveyendo de regalos los puestos de los agentes: botellas de sidra, jamones, tripas de chorizo, mazapanes, turrones e incluso, en el colmo de la generosidad, pavos vivos que el guardia ataba al m¨¢stil de la sombrilla a pesar del riesgo de que los animales murieran de fr¨ªo. "Acomplejados siempre,/ viv¨ªamos d¨ªa a d¨ªa/ sufriendo en silencio/ nuestra mala econom¨ªa", lamenta el guardia Rodes con su particular sentido de la ¨¦pica. Era la ¨¦poca en que los guardias municipales rajaban los balones de los ni?os que jug¨¢bamos en la v¨ªa p¨²blica. Entonces, tambi¨¦n se llamaban guris. Sin embargo, la democracia transform¨® literalmente el cuerpo, es decir, a las tradicionales formas masculinas a?adi¨® las femeninas. La exposici¨®n da fe de las primeras mujeres guardias, que impusieron gran respeto entre los automovilistas, y de la apertura de las academias de formaci¨®n de agentes y de las primeras competiciones deportivas que, los organizadores de la exposici¨®n, en un rasgo de ingenio, han bautizado como "poli-deportivas". El alcalde de Granada, Gabriel D¨ªaz Berbel, con una nutrida representaci¨®n de concejales de su partido, recorri¨® ayer con detenimiento las galer¨ªas del patio municipal y luego anunci¨® la pr¨®xima aparici¨®n de un libro dedicado a plasmar la historia de los agentes municipales. Los cambios en el cuerpo, la exigencia de una mayor profesionalidad, tambi¨¦n los recoge en verso el guardia Rodes: "Es obligado decir/ que las cosas han cambiado./ Hoy por hoy la plantilla/ ya se ha multiplicado./ Amigos del Pueblo,/ enemigos del mal,/ as¨ª es como somos/la Polic¨ªa Local".
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