Poeta en la Huerta de San Vicente

Un tren a toda m¨¢quina pas¨® la noche del viernes por la Huerta de San Vicente, en Granada, la ¨²ltima residencia de Federico Garc¨ªa Lorca. Y pas¨® con tanta fuerza que hasta los ¨¢rboles cambiaron de color. Era un tren llamado Lou Reed que, ante poco m¨¢s de 300 personas, ofreci¨® un concierto apabullante ametrallando con guitarras ac¨²sticas. Fue una actuaci¨®n tan redonda que hasta el propio cantante neoyorquino, conocido por su rostro de piedra, se permiti¨® el lujo de sonre¨ªr varias veces. Si Lorca fue un poeta en Nueva York, Reed fue poeta en la casa de Lorca. La actuaci¨®n del autor de Take a walk on the wild side estuvo precedida en Granada por una agria pol¨¦mica ciudadana sobre el hecho de que Reed ofreciera un solo concierto en un lugar con tan poco aforo como el patio anterior de la Huerta de San Vicente y con un contrato tan alto, pr¨®ximo a los seis millones. Las entradas a 3.000 pesetas hab¨ªan despertado las protestas de los granadinos, que consideraron el concierto como un acto para privilegiados, muy lejos del aire popular de Lorca. Nada m¨¢s hacer sonar el primer acorde, Lou Reed se encarg¨® de poner las cosas en su sitio. El cantante, que lleg¨® la noche del jueves, fue puesto al tanto de la pol¨¦mica por Laura Garc¨ªa-Lorca, la directora de la Huerta de San Vicente y organizadora del concierto. ?l mismo propuso como soluci¨®n ofrecer el mismo viernes dos conciertos, uno gratuito, en mitad de la calle, y otro, el oficial. La imposibilidad t¨¦cnica de mover el sofisticado equipo ech¨® por tierra la idea. Por ¨²ltimo, Reed cedi¨® todos los derechos para que el concierto fuese retransmitido, ¨ªntegro y en directo, por Canal Sur Radio. As¨ª, en un ambiente ¨ªntimo y relajado, en el que los espectadores pod¨ªan verlo y o¨ªrlo como si lo tuvieran en el sal¨®n de su casa, Reed desgran¨® con su grupo lo m¨¢s hist¨®rico de su repertorio, desde el obsesivo Vicious hasta Street Hassel, pasando por Romeo and Juliet, Dirty Boulevard, Perfect day o incluso un tema de la legendaria banda Velvet Underground, I"ll be your mirror. Arropado por una nueva t¨¦cnica sonora, el feedbucker, que hace que las guitarras ac¨²sticas suenen cristalinas como el agua, rodeado de ¨¢rboles luminosos que parec¨ªan sacados de alg¨²n cuadro del expresionismo alem¨¢n, como si estuviera tocando en un claro de luna en un bosque, Lou Reed admiti¨® que se sent¨ªa emocionado por estar tocando delante de la casa de Garc¨ªa Lorca. Pero no toc¨® ninguno de los nuevos temas en los que est¨¢ trabajando sobre la obra del poeta granadino. "Creo que no se atrevi¨®", confes¨® ayer Laura Garc¨ªa-Lorca, "porque en su propia m¨²sica va ya impl¨ªcita la voz del poeta". Al autor de Sweet Jane se le ve¨ªa emocionado y feliz. Sonre¨ªa a los m¨²sicos, sonre¨ªa al p¨²blico. Unas horas antes estuvo tocando la guitarra original de Garc¨ªa Lorca y, con la voz algo quebrada, dijo: "Quiero una guitarra exactamente igual que ¨¦sta para el resto de mis d¨ªas". Encarg¨® una r¨¦plica inmediatamente. Dentro de poco, Reed aparecer¨¢ en directo con la hermana gemela de la guitarra de su poeta favorito. El concierto fue hist¨®rico. "Tan poderoso como el de los Rolling Stones en M¨¢laga", comentaban entre el p¨²blico. Lo cierto es que pocos grupos crean atm¨®sferas y matices con tanta hondura y tanta intensidad como el de Lou Reed. La banda demostr¨® ser en directo incluso mejor que el ¨²ltimo disco en directo publicado el pasado a?o, Perfect night. El p¨²blico estaba entusiasmado y los m¨²sicos, m¨¢s a¨²n. Fueron ellos quienes, tras un segundo bis, se pusieron a tararearle al l¨ªder el estribillo de Take a walk on the wild side, igual que hac¨ªan los asistentes. "?Vosotros quer¨¦is tocar esa canci¨®n?", pregunt¨® al guitarrista Mike Rathke. "Por supuesto". Y entonces fue el delirio. Lorca se fue a Nueva York en busca de su poes¨ªa y Reed vino de Nueva York a Granada para encontrarla.