La oferta del domingo
Como era de esperar, el impacto producido en los lectores por la nueva oferta dominical de EL PA?S no pod¨ªa dejar de reflejarse en esta secci¨®n. Ha sido abundante el correo llegado con observaciones, puntos de vista y sugerencias cr¨ªticas sobre la introducci¨®n del color en la primera y ¨²ltima p¨¢ginas de la edici¨®n dominical, as¨ª como sobre el aumento y redistribuci¨®n de la variada oferta de suplementos (nuevos y antiguos) durante el fin de semana.Hay que decir que el Defensor del Lector ha dudado mucho si deb¨ªa atender p¨²blicamente en esta ocasi¨®n las misivas de los lectores. Sus funciones, como es l¨®gico,se circunscriben al ¨¢mbito redaccional, a los contenidos informativos; es decir, a indagar si el tratamiento de las informaciones es acorde con las reglas ¨¦ticas y profesionales del periodismo. Es evidente que cuestiones de estrategia comercial, de lanzamiento de nuevos productos, de precios, de distribuci¨®n, etc¨¦tera, quedan fuera de su competencia. Por ejemplo, ?qu¨¦ puede hacer el Defensor del Lector ante la frustraci¨®n que sinti¨® el lector residente en Boeblingen (Alemania) Ponciano Fern¨¢ndez Arnaiz al abrir EL PA?S del pasado domingo y no hallar en su interior los anunciados suplementos El Espectador y El Viajero? "A mi gran expectaci¨®n le sucede la gran desilusi¨®n", comenta este lector. Y a?ade: "El Pa¨ªs Semanal ha venido solo, sin los anunciados compa?eros, y yo, desconsolado, me pregunto: ?llegar¨¢ las sucesivas semanas acompa?ado?". Bueno, en esta ocasi¨®n puede al menos ofrecer una explicaci¨®n. Primero: se produjo un error en la transmisi¨®n de la plancha de la primera p¨¢gina de la edici¨®n europea del s¨¢bado 26 de septiembre, a la que se confundi¨® con la de la edici¨®n nacional, en la que se anunciaban los nuevos suplementos, provocando as¨ª unas expectativas que no se cumplieron. El lector y, en general, los de la edici¨®n europea se merecen todas las disculpas. Segundo: no se cumplieron tales expectativas, pero tampoco pod¨ªan cumplirse.Y ello porque la edici¨®n dominical de EL PA?S en Europa no incluye los suplementos El Espectador y El Viajero, porque, a diferencia de El Pa¨ªs Semanal, se editan sin margen de tiempo suficiente para su transporte y distribuci¨®n en los puntos de venta europeos.
Como ¨¦sta, muchas de las quejas llegadas a esta secci¨®n, quiz¨¢ porque es el conducto m¨¢s a mano del lector, se relacionan con ¨¢mbitos no informativos del peri¨®dico. Desde aqu¨ª se procura atenderlas lo mejor posible, aunque s¨®lo sea dirigi¨¦ndolas lo m¨¢s r¨¢pidamente posible al departamento correspondiente. Pero ser¨ªa desnaturalizar las funciones del Defensor del Lector endosarle de hecho cuestiones que no est¨¢ en sus manos resolver y cuya responsabilidad recae sobre otras instancias del peri¨®dico.
Pero en las misivas de los lectores sobre la nueva oferta dominical de EL PA?S hay aspectos que tienen que ver con el contenido informativo del peri¨®dico. Tiene que ver con ese contenido, y mucho, en cuanto afecta a la imagen gr¨¢fica del peri¨®dico, la introducci¨®n del color, que los lectores juzgan un acierto. Y desde luego tienen que ver las materias de los nuevos suplementos, que los lectores consideran, en general, interesantes y bien tratadas. "Con referencia a la estructuraci¨®n de EL PA?S fin de semana, me parece excelente", afirma el lector arriba citado, Enrique Tortosa.
Pero no s¨®lo de excelencias hablan los lectores; tambi¨¦n de deficiencias. Una de las m¨¢s destacadas es el criterio seguido en el nuevo suplemento El Espectador para elegir "lo mejor" de la oferta televisiva de la semana. Un lector de Barcelona, Vicente Blasco, opina con raz¨®n que no puede ser acertado un criterio claramente escorado hacia la oferta de las televisiones de pago y que excluye a las televisiones generalistas.
Al Defensor del Lector, como es l¨®gico, le ha preocupado el asunto y ha indagado al respecto. Soledad Gallego-D¨ªaz, directora adjunta encargada de la edici¨®n dominical, le ha explicado que se utiliz¨® el m¨¦todo de hacer entrar en competici¨®n directa a las televisiones de pago y a las generalistas. Tal criterio, a su juicio, es inadecuado y va ser cambiado, aunque en los pr¨®ximos n¨²meros seguir¨¢ existiendo un cierto desajuste, por el que pide disculpas. Efectivamente, es un criterio que prima a las televisiones de pago respecto de las generalistas por la sencilla raz¨®n de que su oferta en cine, m¨²sica, deportes, etc¨¦tera, es m¨¢s abundante. Habr¨¢ que partir de un criterio de "lo mejor" que no confronte directamente a las televisiones de pago y a las generalistas, estableciendo para estas ¨²ltimas, si fuera necesario, alguna cuota de participaci¨®n fijada de antemano. Un peri¨®dico de informaci¨®n general debe tener como objetivo seleccionar "lo mejor" para sus lectores. Pero teniendo la informaci¨®n televisiva una indiscutible dimensi¨®n de servicio hay que procurar que los criterios de selecci¨®n se adapten a la plural oferta televisiva existente en el mercado para que ning¨²n grupo o estrato de lectores quede marginado y todos tengan la oportunidad de elegir.
Tambi¨¦n entre los lectores se deja entrever una cierta preocupaci¨®n, expresada en forma de aviso o de advertencia, ante el riesgo de que la reestructuraci¨®n del fin de semana rebaje el nivel de calidad informativa del peri¨®dico. Es lo que expresivamente se?ala Jorge Aldeguer con esta palabras: "Espero que los ¨¢rboles (mucho papel, color, distracci¨®n...) no impidan ver el bosque (informaci¨®n, opini¨®n y un gran peri¨®dico...)". La prueba de que este temor es infundado est¨¢ en la propia edici¨®n de EL PA?S que inaugur¨® la nueva oferta del fin de semana. Los lectores habr¨¢n podido apreciar el tratamiento informativo, si no m¨¢s riguroso que lo habitual , s¨ª m¨¢s exhaustivo y en profundidad que se ha dado a las historias m¨¢s importantes. Y otra prueba de que la calidad informativa, adem¨¢s de la cantidad de productos, es un objetivo especialmente perseguido por la nueva edici¨®n dominical es el reforzamiento de su redacci¨®n, precisamente para que ese "gran peri¨®dico" del que habla el lector no deje de serlo ning¨²n d¨ªa de la semana.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o telefonearle al n¨²mero 91 337 78 36.
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