CiU se opone a regular legalmente el problema

Contra la opini¨®n del consejero de Ense?anza de la Generalitat, Xavier Hern¨¢ndez -"no seremos una repartidora", dijo-, la oposici¨®n socialista, los sindicatos y el colectivo educativo han insistido repetidamente en que se articule una respuesta al problema para que se reparta a los alumnos. Incluso se han presentado proposiciones en el Parlamento regional, pero han sido siempre rechazadas por CiU.

El curso pasado se escolarizaron en Catalu?a 18.371 alumnos hijos de extranjeros.Pero en los centros concertados la presencia de este tipo de alumnado es excepcional. En el caso de los hijos de familias de origen marroqu¨ª, no llega ni al 5% de los matriculados en la escuela p¨²blica en el tramo obligatorio. En Girona, los padres del 75% de los alumnos extranjeros provienen de ?frica: aproximadamente la mitad, de Marruecos, y la otra mitad, de Senegal y Gambia.

En el Parlamento catal¨¢n, el PSC ha intentado forzar un voto a favor de un reparto equitativo. "Se tratar¨ªa de fijar un m¨¢ximo de alumnos con necesidades especiales por aula. En el caso de los hijos de inmigrantes podr¨ªa hacerse en funci¨®n de la proporci¨®n de poblaci¨®n extranjera en la localidad. En ciudades como Barcelona, por barrios o distritos. Todo ello, por supuesto, con delicadeza y prudencia", explica el diputado Mag¨¬ Cadevall.

Para Marina Geli F¨¤brega, diputada socialista por Girona, el problema es econ¨®mico.

Problema econ¨®mico

"No estamos hablando de un problema educativo, sino del problema social de la inmigraci¨®n, y especialmente de un problema econ¨®mico", asegura Geli. "Los gitanos espa?oles no son inmigrantes y, sin embargo, son los m¨¢s marginados. Pero no pasa nada con los inmigrantes de la UE ni con los que tienen dinero. Algunas escuelas incluso consideran positiva esta diversidad", a?ade.El concepto de alumnos con necesidades educativas especiales, seg¨²n Geli, "es un concepto temporal, no es una etiqueta, ya que se prev¨¦ que estos alumnos se incorporen a la normalidad con una buena educaci¨®n. En el caso de los inmigrantes de poca edad es sencill¨ªsimo. Al poco tiempo ya se han integrado".

Quienes plantean m¨¢s problemas son los alumnos de incorporaci¨®n tard¨ªa, cuya presencia en el sistema escolar aumenta cada vez m¨¢s desde que en 1994 se empez¨® a aplicar la normativa de reagrupaciones familiares. "Llegan a mitad de curso, son hijos de temporeros, son m¨¢s mayores y no hablan el idioma. Las ¨²nicas plazas libres que hay para ellos est¨¢n en las escuelas que ha ido abandonando la poblaci¨®n aut¨®ctona. Es el pez que se muerde la cola", dice Geli.