"No existen s¨¢tiras sobre la realidad pol¨ªtica vasca y ser¨ªa muy sano que las hubiera"
"No estoy en contra del teatro de pura distracci¨®n, pero se ha descuidado el de cr¨ªtica""Las dictaduras, si no terminan con la mitad del personal, son un buen proceso de formaci¨®n"
La compa?¨ªa Els Joglars y su director, Albert Boadella, presentan desde ayer en Bilbao su ¨²ltimo montaje, La incre¨ªble historia del Dr. Floit & Mr. Pla. Tras 36 a?os con la compa?¨ªa, Boadella sigue fiel a los principios del teatro como forma de cr¨ªtica y provocaci¨®n, pero afianz¨¢ndose en unos m¨¦todos de trabajo cada vez m¨¢s rigurosos. Pregunta. Esta obra se basa en la figura y escritos de Josep Pla. ?Qu¨¦ le atrae de ¨¦l? Respuesta. Es un hombre que te reconcilia con tu entorno inmediato, con las cosas sencillas y cotidianas. Hoy lo llamar¨ªamos "fil¨®sofo de buen rollo". Coincidimos en varios aspectos: fue un librepensador, no estaba inscrito a ninguna corriente de moda. Adem¨¢s hac¨ªa una literatura que, aunque po¨¦tica, era realista, poco dada a la fantas¨ªa. Nosotros tambi¨¦n pensamos que la realidad supera a la fantas¨ªa. P. ?Si los escritos de Pla siguen siendo v¨¢lidos hoy en d¨ªa, significa eso que la sociedad no ha evolucionado? R. S¨ª, porque su pensamiento est¨¢ arraigado en un momento hist¨®rico y sujeto por lo tanto a la an¨¦cdota, pero en un sentido profundo, v¨¢lido, de una forma universal. Fue un conservador, pero en el sentido m¨¢s positivo, ya que trata de conservar cosas que tienen tendencia a desaparecer. Me siento identificado porque soy un conservador de izquierdas. Frente a esto, el conservadurismo tal y como se entiende es destrucci¨®n m¨¢s que construcci¨®n. P. ?Y ustedes qu¨¦ conservan de Els Joglars de hace 36 a?os? R. Lo fundamental, los principios. Ahora somos m¨¢s sint¨¦ticos, expresamos m¨¢s f¨¢cilmente lo que queremos decir. Pero, en conjunto, nuestra evoluci¨®n no es contradictoria. Seguimos haciendo arte colectivo y, por otra parte, un teatro funcional para la sociedad. ?ste es un arte que va muriendo seg¨²n se va representando y nosotros estamos por un teatro catalizador de las neuras p¨²blicas, en vez de las nuestras. P. En 1978, tras el estremo de La torna y su exilio en Francia, renov¨® por ¨²ltima vez su equipo. ?C¨®mo han logrado mantenerse juntos tanto tiempo? R. Tenemos una relaci¨®n muy civilizada, basada en los buenos modales y que a veces coincide con una gran amistad. Pero, sobre todo, somos muy individualistas y no nos avasallamos; tratamos de tener cada uno nuestra propia vida y de respetar nuestras man¨ªas. Pero trabajamos en muy buenas condiciones. Es, en cierto modo, una utop¨ªa: un grupo de gente que trabaja y se divierte. P. ?Hasta qu¨¦ punto pretenden cambiar la realidad? R. Todo aquel que trabaja para un p¨²blico tiene un punto moralizador. Nosotros hemos hecho de forma visual y sonora cosas que el p¨²blico ten¨ªa latentes. Consecuencia de esto es que nuestro trabajo se ha confrontado con los poderes f¨¢cticos y tenga una audiencia muy librepensadora y poco dogm¨¢tica. No estoy en contra del teatro de pura distracci¨®n, pero se ha descuidado el de cr¨ªtica, transgresi¨®n o denuncia. P. Se permiten rechazar premios millonarios, como el Nacional de Teatro. ?Tan bien les va? R. En principio no ten¨ªamos estas intenciones, pero el haber estado controlados y oprimidos nos ha llevado a vincular est¨¦tica y ¨¦tica. Y para ser consecuentes, ¨¦ste debe ser un planteamiento vital que aplicamos fuera del escenario. P. Usted ha parodiado a casi todas las instituciones. ?Existe alguna que merezca su respeto? R. No, no, ninguna. Podr¨ªa tenerlo por algunas de las que me he choteado, pero ante cualquier instituci¨®n se tiene que tener derecho a expresarse con libertad. Otra cosa es que esto se haga con m¨¢s o menos gusto. Pero nada debe ser sagrado, y no por desmontarlas, sino para dar una distancia al ciudadano, alguien que piense justo lo contrario. P. ?El arte debe provocar? R. Si un arte no provoca, no es nada. P. ?Su forma de hacer teatro hubiese sido distinta de no haber nacido en una dictadura? R. Las dictaduras, siempre que no terminen con la mitad del personal, son un buen proceso de formaci¨®n. El problema es que duren demasiado. Lo positivo es que tuve que agudizar el ingenio, apa?¨¢rmelas para que la censura no se cargara mis obras, trabajar matices del lenguaje,... Lo negativo es para los ciudadanos, que la tienen que aguantar. Por eso pido que me encarguen obras, para trabajar con la libertad limitada. P. ?C¨®mo ve el teatro vasco? R. En general, no soy buen espectador de teatro, no voy demasiado. Pero me gustan los montajes de Ur, de Elena Pimenta. Lo que s¨ª me parec¨ªa, cuando trabaj¨¦ con gente de aqu¨ª, es que faltaba sentido del humor como juego de especulaci¨®n inteligente de la vida. Creo que no existen s¨¢tiras sobre la realidad pol¨ªtica vasca; y hubiese sido sano, porque se podr¨ªan haber dicho cosas muy serias con humor. P. ?No le interesa parodiar el nacionalismo vasco? R. Creo que es una labor para la gente de aqu¨ª; en parte por herencia, pero sobre todo por conocimiento. No tengo informaci¨®n suficiente. Adem¨¢s, he tenido suficiente con Ub¨² president, bastante me han puteado. P. ?Permanecer¨ªa en Catalu?a si se independizase? R. Posiblemente no, pero porque lo llevar¨ªa gente que ya conozco. Para el nacionalismo, hay buenos y malos y yo estar¨ªa entre los malos. Hasta ahora me han tolerado, pero no creo que lo hiciesen en ese caso; ser¨ªa mi muerte c¨ªvica. Aunque creo haber contribuido much¨ªsimo en la cultura, para determinada gente soy anticatal¨¢n. Prefiero una Catalu?a en que todo el mundo tenga su voz, multirracial y multicultural.
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